X aniversario

“Reinar para vivir”

Felipe VI ha tenido una gran influencia de su madre y ahora muestra una conexión especial con Doña Leonor. Su carácter se ha forjado entre mujeres fuertes

Don Felipe cumple el 19 de junio 10 años de Rey de España, y toda una vida dedicada a serlo. Desde su nacimiento, sus padres, los entonces Reyes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía, coincidieron en que inculcarían al heredero que lo prioritario en su vida sería la Corona y el servicio al país.

Fuentes cercanas a los padres de Felipe VI, que tuvieron relación con ellos desde incluso antes de su matrimonio, cuentan cómo para Don Juan Carlos siempre fue crucial que Don Felipe estuviera a su lado y aprendiera en sus carnes lo que era ser el Jefe del Estado. Así, a los 15 años de edad, quiso que su hijo estuviera a su lado en todo momento durante el 23-F, al igual que durante los agónicos momentos previos al asesinato de Miguel Ángel Blanco, para que entendiera la dureza del cargo. Y así en numerosas ocasiones.

Paralelamente a esta enseñanza más evidente, más empírica, directamente relacionada con la Jefatura del Estado, hay una profunda, de asentamiento de valores y conducta, que según afirman, corrió a cuenta de Doña Sofía. “Ella le inculcó los valores”. Un aspecto nada desdeñable, ya que el estilo de reinado que quiere transmitir, basado en la ejemplaridad y en el cumplimiento pulcro de la Constitución, es fruto de un poso educacional que ha asumido con el ejemplo.

“Don Felipe no podría vivir sin reinar. Por eso se aferra a sus obligaciones, y por eso es un Rey absolutamente impecable”, cuenta una persona que trabajó muchos años en Zarzuela. “Ella le enseñó a conciliar la vocación con el destino. Y está dispuesto a pasar por lo que haya que pasar, desde el ámbito personal, profesional, tener buenas o malas relaciones con el gobierno… Es igual. Él va seguir ahí. Y es el mismo caso que Doña Sofía”. Para resumir esta argumentación, afirma: “Reina para vivir. Y lo aprendió de ella”.

Las mujeres han estado muy presentes en la vida de Don Felipe. Tanto en la infancia como en la etapa adulta. Desde pequeño vivió muy apegado a su madre y a sus hermanas, las Infantas Elena y Cristina -sobre todo a esta última hasta estallar el “Caso Nóos”-, y al casarse ha tenido dos hijas, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía. La heredera a la Corona va a ser mujer. Esto le ha hecho entender la mirada  femenina, y estar especialmente sensibilizado con las lacras que sufren las mujeres, como la violencia en el ámbito familiar, a la que se ha referido Don Felipe en numerosas ocasiones a través de sus discursos, y también ha puesto en valor aspectos como la promoción de la mujer en el ámbito laboral.

“La humanidad, educación y la capacidad para contener emociones lo aprendió de la Reina Sofía”, aseguran. Quien haya hablado alguna vez con Doña Sofía y Don Felipe, se habrá dado cuenta de que comparten dos cualidades: la educación y saber escuchar. Da igual la importancia en la escala social del interlocutor, éste siempre se irá con la sensación de haber sido su centro de atención el tiempo de la conversación. Otro activo de Doña Sofía para la Corona, que ha heredado el Monarca, es su capacidad de mantener un lenguaje corporal neutral, de tal modo que es difícil penetrar en su mundo interno y saber lo que están pensando realmente. Esta actitud pública es beneficiosa para una Institución que no debe ser partidista. “Si algo le ha molestado, el Rey te llevará aparte y te lo hará saber. Pero nunca te dejará en evidencia en público”.

Afición por la astronomía y el cuidado de medio ambiente

Desde que era joven, la Reina Sofía ha enfocado su vida a ayudar a los más desfavorecidos. Estudió puericultura, y durante unos años trabajó en un orfanato de su país cuidando a bebés abandonados. “Siempre ha tenido una dedicación especial hacia quien ve más vulnerable. Y eso lo ha visto su hijo desde pequeño”. Además de esta humanidad, Doña Sofía ha inculcado en sus hijos el respeto y cuidado del medio ambiente. Influencia que se percibe en sus discursos, en los que suele hacer referencia a la importancia de cuidar el planeta.

En la forma de disfrutar de su tiempo libre también se nota la influencia de la Reina Sofía. A diferencia de su padre, es poco aficionado a la caza, alguna vez ha practicado la menor, pero lo que realmente le gusta es el esquí, el squash y la vela. En sus ratos en soledad, le gusta leer sobre historia, al igual que su madre, y comparte con ella una afición poco común: la astronomía. Don Felipe tiene en Zarzuela un telescopio con el que le gusta mirar el firmamento.

Un padre muy presente

Don Felipe ha querido que sus hijas no vivan algunas situaciones que le han tocado vivir de niño, en cuanto a la relación entre sus padres. Tuvo a una madre muy presente que estuvo muy involucrada en los cuidados y formación de su hijo desde bebé. Hay imágenes de ella bañando al Príncipe de Asturias, llevándole al colegio personalmente, incluso es conocida la anécdota de cuando, en plena rabieta porque no le dejaban coger un juguete, Doña Sofía zanjó el asunto: “Tiene que acostumbrarse a ser el último”. También ella quiso que su hijo se formara en un colegio y saliera al mundo, no dentro de un Palacio como era habitual.

El Rey también ha llevado a sus hijas al colegio cuando eran pequeñas, y la relación con ellas ha sido muy estrecha. En una ocasión, durante un viaje por Iberoamérica, manifestó echar de menos a sus hijas. Esta implicación se percibe en los actos públicos con su hija, de la que siempre está pendiente, incluso cuando en la jura de la Constitución se le enredó la coleta y él mismo le ayudó rápido a colocarse bien el pelo.

Las miradas entre ellos hablan, pero la Princesa en sus discursos suele tener presente a su padre. En los actos conmemorativos de Zaragoza tras su paso por la Academia Militar, la heredera le mencionó en dos ocasiones, al referirse a las “muchas expectativas” que tenía  “por lo que me ha contado mi padre”, así como informó de  “Haber hablado mucho” con el Rey para prepararse los actos. La Casa del Rey ha hecho públicas algunas imágenes del Rey visitando a su hija en la Academia, sentado en el comedor o hablando entre ellos. Enseñándola, como hicieron en su día con él, a “reinar para vivir”.

 

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