Desde Zarzuela se repetía la frase: se volverá en “el momento adecuado”. Ese momento, que respondía a la pregunta de cuándo volverían los Reyes a la “zona cero” de la DANA tras su visita a Paiporta, ya se ha encontrado.
Felipe VI anunció este miércoles, en su encuentro con las unidades militares desplegadas en Valencia, que volverá con la Reina a las zonas afectadas por la Dana la semana próxima. Será una fotografía distinta a la vivida en Paiporta: con toda probabilidad, la indignación de los vecinos será menos visceral y, además, faltará un protagonista. Estarán Don Felipe; Doña Letizia; y el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón; mientras que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se encontrará a miles de kilómetros de distancia, en Sao Paulo (Brasil), con motivo de la Cumbre del G-20.
Los altercados producidos en el municipio valenciano el pasado domingo 3 de noviembre, dejaron un mensaje que puso en un brete a Sánchez. Tanto los Reyes como el presidente del Gobierno acostumbran a viajar de una manera muy protocolaria y organizada en la que tiene poca cabida la improvisación. Lógicamente, no se esperaban encontrar un recibimiento jolgorioso por parte de los vecinos valencianos, después de haber perdido seres queridos, negocios, casas, todo. Pero que el barro, botellas de plásticos y piedras se convirtieran en armas de guerra contra ellos tampoco figuraba en su imaginación. Y en esos momentos cada uno se retrató. Pedro Sánchez se fue con su equipo de seguridad, y Don Felipe y Doña Letizia -ella tras recibir una bola de barro en la cara- se quedaron para escuchar, consolar y abrazar a unas personas desconsoladas.
Unas imágenes que se volvieron virales. Para muchos, esa fecha fue el día de la verdadera proclamación de Felipe VI. En cambio, Sánchez no salió tan bien evaluado entre la opinión pública general. Hay una foto muy evidente en el CECOPI después de los altercados. Los Reyes, tienen las botas manchadas de barro, y Sánchez completamente limpias.
Moncloa se centró en dos vías de ataque contra la campaña de desprestigio: el comodín de que grupos de extrema derecha se encontraban detrás de los ataques violentos, y filtrar a los medios el mensaje de que Sánchez había advertido al Rey sobre lo inoportuno que era visitar la zona en esos momentos de tensión. “La visita no debía haberse producido”, afirmaban. Otra forma de “ataque” más sutil fue utilizar medios afines para transmitir que las protestas habían sido únicamente dirigidas a los Reyes.
La primera vía ha sido rápidamente atajada, ya que estos “grupos marginales”, o “ultras perfectamente organizados“, resulta que, según informó la propia Guardia Civil tras sus investigaciones, eran vecinos de las zonas damnificadas por la gota fría. En cuanto al segundo intento de desprestigiar el deseo del Jefe del Estado de arropar a las víctimas de la riada, la Casa del Rey anunció el jueves, dos días después de que se conociera el alcance de la riada, que el Monarca visitaría junto a Doña Letizia las zonas afectadas en coordinación con las autoridades autonómicas. Un día después, mantuvo un despacho extraordinario con el presidente del Gobierno, y en este momento fue cuando le desaconsejó ir. El Rey insistió, y Sánchez decidió sumarse. En su lugar, podría haber ido un ministro en funciones, ya que por ley los actos oficiales del Monarca los refrenda el Gobierno, pero Sánchez se sumó a la comitiva.
En este escenario, un regreso nuevamente conjunto: Monarquía, Gobierno y Gobierno de la Comunidad Valenciana no tenía sentido, por lo que el G-20 ha sido el motivo perfecto para que Sánchez no formara parte, esta vez, de la comitiva, sin generar especulaciones al tener el capítulo de Paiporta aún reciente.
En la nueva visita de los Reyes que tendrá lugar la próxima semana, será un ministro en funciones quien acompañe a los Reyes. La titular de Defensa, Margarita Robles, hizo los honores en la visita de Don Felipe a la base militar Jaime I de Bétera, el buque anfibio “Galicia” y a la base logística principal del Ejército de Tierra, en la Feria de Muestras. Allí, el Jefe del Estado anunció que las visitas junto a la Reina serán “un continuo”, “teniendo en cuenta las circunstancias que se están viviendo aquí y el lugar que ocupamos cada uno”. Don Felipe apeló asimismo al espíritu de trabajar “hombro con hombro, codo con codo pero con el mismo corazón”, como Capitán de los Tres Ejércitos, y como Rey.
Una máxima que ha seguido desde que esta catástrofe asoló nuestro país, en el papel de garante de la unidad de España que le otorga la Constitución. Un papel difícil, dado que tanto el Gobierno central como el autonómico parecen priorizar el rédito político frente a una conjunta y solidaria actuación conjunta.
Un papel que se ha puesto en valor en momentos difíciles como en el capítulo del órdago secesionista catalán, pero que también adquiere relevancia en esta situación. Desde el CECOPI, tras la visita a Paiporta, Felipe VI puntualizó sus líneas de actuación: «Hay que entender el enfado y la frustración de muchas personas por lo mal que lo han pasado, por la dificultad de comprender cómo funcionan los mecanismos», y señaló la importancia de que los afectados vieran que «los mecanismos del Estado en los distintos niveles están funcionando».