20 años de la Boda Real

Letizistas

El compromiso de Doña Letizia con el Rey no estuvo exento de polémica. Felipe VI había elegido a una periodista sin sangre real. Dos décadas después se ha ganado el reconocimiento, incluso de sus detractores. La Corona tiene su impronta

Desde que Doña Letizia contrajera matrimonio con Don Felipe un 22 de mayo de 2004, su vida dio un giro de 180º. La suya, y la de la Corona.

Tras la muerte de María de las Mercedes, hermana mayor de Alfonso XIII, España no había tenido la figura de la Princesa de Asturias. Hasta que una periodista, trabajadora y de clase media, quien se cruzó en la vida del Príncipe para recuperar ese papel.

20 años después, Reina de España y con una opinión pública nacional e internacional asentada en cuanto a un criterio favorable hacia ella, Doña Letizia atraviesa un momento de serenidad institucional.

No lo ha tenido fácil. Pese a un noviazgo con tintes de cuento de hadas, la rosa siempre tiene espinas. Para la sociedad española fue complicado encajar que una mujer sin tener grabado en su destino ser Reina, como así Doña Sofía por nacimiento, estuviera preparada para representar a la Institución. Sin embargo, valga el tópico, la vida da muchas vueltas y nadie podía pensar que el sistema bipardisita anclado en España entre dos partidos constitucionalistas, PP y PSOE, diera a su fin con la irrupción de partidos de extrema izquierda, manifiestamente republicanos, e incluso de calado independentista, que no sólo han tenido representación parlamentaria nacional, sino que han entrado en el gobierno del país.

Y aquí, en este escenario político y  clima social, Doña Letizia ha sido un activo para la Monarquía. El objetivo de las fuerzas políticas anticonstitucionalistas ha sido claro: romper la unidad de España y, por tanto, apuntar contra la Corona, ya que es la cúspide de la pirámide que representa al país.

Uno de los argumentos para dinamitar la Institución es traer a la palestra la sangre azul de los miembros de la Familia Real y la llegada por nacimiento al Trono, para presentar a la Corona como un sistema anacrónico en contra de un sistema democrático. Los orígenes y la visión de Doña Letizia ha ayudado a conectar la Corona con la sociedad, en un país que no comulga en su mayoría con un estilo tipo la  Pompa británica. Es decir, necesita que la Corona tenga una mezcla de Familia Real con una impronta útil, ejecutiva, como sería una Jefatura de Estado republicana.

“La Reina ha contribuido de una manera decisiva a modernizar la Casa Real, básicamente porque ella entiende los códigos de comunicación del siglo XXI: la importancia de las fotografías, y de hacer determinadas acciones, como por ejemplo la idea que tuvo de rapear en uno de sus actos”, considera la politóloga Verónica Fumanal.

Doña Letizia ha acercado la Corona a distintos ámbitos de la sociedad, un ejemplo de ello es su pasión por el cine y la literatura, así como su gusto por planes en zonas menos tradicionales, en los que ha introducido al Rey. Una imagen de versátil de una Reina que baja al mundo corriente y acude con su marido al cine a ver películas en versión original, y a la vez luce un vestido de gala con la imponente Tiara Rusa.

Los Reyes, unidos en las crisis institucionales

El legado del que más ha hecho gala la Monarquía durante sus años de asentamiento ha sido la Transición. Don Juan Carlos supo que debía convencer a la sociedad de que la Corona era beneficiosa para el país, una sociedad de la que parte de ella miraba con desconfianza a una Institución que había quedado atrás en el franquismo y que, con el fin de éste, debía encajar e en una democracia. El olfato del Rey Emérito le empujó a crear una Monarquía parlamentaria, y se despojó de sus plenos poderes devolviendo al pueblo la soberanía nacional. Para consolidar el auge de partidos totalitarios era necesario manchar ese legado y renegar de la concordia entre partidos y ciudadanos, agitando el enfrentamiento y la crispación.

Los últimos años turbios de reinado de Don Juan Carlos, sumado al Caso Nóos provocó un gran desgaste en la Corona que terminó con la abdicación del padre de Felipe VI y su marcha del país. Don Felipe y Doña Letizia, como Reyes, tuvieron que reeditar la imagen de la Corona y afianzar a la Princesa Leonor en el Trono. “Constitución, Constitución y Constitución”, repetían desde Zarzuela de forma permanente en los primeros años, para reforzar el estilo de la nueva era de reinado, en la que el Jefe del Estado se ceñiría escrupulosamente a su papel institucional. Doña Letizia, Reina, ha sentido más libertad para poder ejercer su papel de consorte con su sello propio, y pese a que no está regulado en la Carta Magna sí ha sabido cumplir con una agenda propia que conecte con la sociedad, enfocada a la salud física tanto mental, infancia, mujer y compromiso con los sectores más desfavorecidos.

No sólo voces del mundo de la Cultura la han defendido, recientemente algunas ministras del Gobierno socialista la han ensalzado públicamente, como hizo la titular de Defensa, Margarita Robles el día de la Pascua Militar, cuando realzó “la diaria entrega y voluntad de servicio” de la Reina. Recientemente, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se calzó unas zapatillas en solidaridad con la Monarca, debido a que necesita usarlas por una fractura en el pie.

La educación de la Princesa

Uno de los argumentos a los que los partidarios de la Monarquía da mayor peso es la estabilidad que proporciona al país, porque no tiene color político y porque el candidato no necesita unas elecciones para ser electo. Por este motivo, la educación que reciba el heredero, o la heredera en este caso, es crucial. Es indudable que  La Princesa Leonor genera una corriente de simpatía y valoración tanto en monárquicos como en republicanos y, lo que es más importante, entre la gente joven, con los que tendrá que conectar en el futuro. Tanto Don Felipe como Doña Letizia han tenido lógicamente en este aspecto una importante labor, otro de los reconocimientos por los que puede decirse que, al menos en la actualidad, Doña Letizia se ha afianzado en el Trono.