la mujer en la corona

Leonor no quiere (ni puede) ser una ‘celebrity’

Los 'flashes' de los 'paparazzi' en los últimos atraques de Elcano empañan las largas jornadas de estudio, maniobras y guardias de la Princesa. "Es un 75% del tiempo en la mar y un 25% en tierra", señalan en la Armada

La Princesa Leonor, foco de las redes sociales Kiloycuarto

Don Felipe y Doña Letizia contaban con ello desde que aquel bebé llegara al mundo un 31 de octubre de 2005. La exposición mediática que tendría su vida. Una realidad que el entonces Príncipe de Asturias conocía muy bien y sabía, sabe, va intrínseco a la Monarquía: el glamour y misterio que le rodea. Un acompañamiento, el de los flashes, que en ocasiones puede ser agradecido y amable, en otros, odioso y pesado. Y aquel nuevo miembro de la Familia Real española que sostenían en brazos estaba llamada a ser la futura Reina del país.

La ventaja de los miembros de la Corona es que crecen de la mano del análisis público sin que éste que venga de sopetón, ya que nacen con ello. Los Reyes acordaron, para sus hijas, exponerlas al público lo mínimo posible para que crecieran dentro de la mayor normalidad y que la notoriedad pública llegara de manera dosificada, para vivirla en la madurez de la mayoría de edad.

No obstante, la heredera cuenta con un factor añadido que su padre no vivió: una foto que se puede hacer viral en cuestión de un par de horas en las redes sociales, sin filtros, o sin una contextualización certera, lo que comúnmente se conoce como posverdad.

Hasta que la primogénita de los Reyes se embarcara en el buque Juan Sebastián El Cano el 8 de enero de este año, lo que conocíamos de la Princesa era la imagen que la Corona quería ofrecer. Cursar sus estudios en el UWC Atlantic College de Gales fue una vía para que la Princesa continuara el desarrollo de su personalidad en un entorno completamente privado, incluso alejada de su familia. La formación castrense que inició después dentro del “parapeto” de las Academias militares también estableció marcó límites.

La Princesa Leonor y los guardiamarinas se despiden de Punta Arenas para dirigirse a Valdeparaíso

Sin embargo, el viraje de la Princesa en su periplo a bordo de las Américas ha dado un viraje de 180º. Principalmente, desde que el buque en el que años atrás se embarcaran tanto Don Juan Carlos como Don Felipe, partiera desde Las Palmas de Gran Canaria para cruzar el Atlántico y hacer las Américas. En Brasil (Salvador de Bahía), trascendieron unas imágenes de la Princesa en una fiesta de carnaval, incluso se corrió la información, que no la imagen, de que un paparazzi tendría la captura del beso entre la Princesa y uno de los guardiamarinas con los que viaja en el barco. De su posterior parada, Uruguay, algunos medios han informado acerca de la existencia de unas fotos de la heredera en la playa, y en Punta Arenas (Chile), miembros de un centro comercial facilitaron las imágenes de la Princesa a un medio de comunicación chileno, lo que es ilegal tanto en el país sudamericano como en España, por lo que la embajada de España interpuso una denuncia ante las autoridades chilenas. En la actualidad, la Fiscalía del país se encuentra inmersa en las investigaciones para conocer la autoría de la filtración.

75% del tiempo en la mar, 25% en tierra

El punto de conflicto de esta situación para la Corona es que lo que trasciende públicamente son momentos puntuales de cuando el barco llega al puerto, que significa el 25% del crucero de instrucción, pero durante el 75% del tiempo restante, los 76 guardiamarinas cumplen con un programa intenso, que comprende entre 5 y 8 horas de clase todos los días.

A las 7:00, informan desde la Armada, suena la diana. Las clases son de 8:00 a 12:30, tras lo que tiene lugar un paréntesis para comer. Después, los aspirantes tienen otras dos horas académicas hasta las 18:00. Las materias son variadas, entre ellas:  Maniobra, Navegación, Meteorología, Ciberseguridad, Logística, Liderazgo, Inglés, Educación Física, con sus respectivos exámenes, trabajos y prácticas asociadas).

Asimismo, los estudiantes hacen turnos de guardia (puente de Gobierno, Derrota, Meteo, Máquinas, Radio, etc) de dos horas o de cuatro, para que las 24 horas del día estén cubiertas. Para ello, se dividen en siete grupos de 10/11 guardiamarinas (destacan las guardias nocturnas, cada noche montan guardia de 20:00 a 24:00, de 00:00 a 4:00 y de 4:00 a 8:00). Esto supone una guardia casi cada dos noches. Además, participan en las maniobras y preparación general del buque, como las viradas.

La Princesa Leonor realiza los ejercicios que los guardiamarinas realizan durante la travesía.

Cuando el barco atraca en el puerto, se convierte en una embajada flotante, y la heredera hace sus “prácticas” como la primera diplomática del país que será en el futuro. “Los guardiamarinas participan en actos sociales, culturales o militares en la ciudad, representando al buque, a la Armada y a España, en apoyo de la Acción Exterior del Estado”, explican desde la Armada. También participan en la jura de bandera, y recepción a bordo del buque, y montan guardias de puerto. Lo que significa que tienen actividad oficial 2 ó 3 días en cada puerto, en escalas de 4 y 5 días.

Las largas travesías en el mar provoca ganas de tierra y relajación, por lo que la tripulación aprovecha para  descansar la vista del inmenso océano. Sólo que La Princesa desearía que el esfuerzo de tantos días por completar la formación castrense que le acompañará toda su vida no puede quedar empañada por una jarra de cerveza. Lo que, además, no sería real, ya que la labor principal que deberá asumir la heredera para ganarse el respeto y la confianza de los españoles es la de servir a España, tal y como aseguró en la jura de la Constitución al alcanzar la mayoría de edad.  “Me debo desde hoy a todos los españoles, a quienes serviré en todo momento con respeto y lealtad. No hay mayor orgullo”.

 

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