Este lunes los el Rey Felipe VI y Doña Letizia, junto a una veintena de jefes de Estado, visitarán el campo de exterminio de Auschwitz en el 80 aniversario de su liberación. Un acto que el presidente Pedro Sánchez ha incluido en su programa “50 años de libertad“ con motivo del aniversario de la muerte de Franco.
Se trata así del segundo acto dentro del programa, ya que el primero tuvo lugar hace dos semanas en el Museo Reina Sofía de Madrid. El Rey tenía la entrega de las cartas credenciales a los nuevos embajadores en agenda, y mantuvo el programa inicial. Porque la Casa y el Gobierno han escogido en consonancia los actos en los que el Jefe del Estado considera que debe estar: el del aniversario de Auschwitz y aquellos organizados con el legado de su padre, el Rey Juan Carlos, durante la Transición.
“El Rey se ha sumado a los actos que ha creído conveniente dentro la operación delirante del Gobierno”, asegura una fuente que mantiene contacto directo con la Casa. “Don Felipe es un hombre templado, moderado y prudente, y en lugar de sumarse al primer acto que ellos querían se suma a uno al que hubiera ido de todas formas“. Porque los Reyes ya estuvieron en el 75 aniversario de la liberación del campo de exterminio, ya que en realidad se trata de un acto internacional al que acuden los mandatarios de alrededor de 50 países. Entre ellos, asistirá el presidente de Francia, Emmanuel Macron; el de Alemania, Frank Walter Steinmer, o el Rey de Reino Unido, Carlos III.
Uno de los pilares para el reinado de Felipe VI es cumplir la Constitución, y por tanto es muy consciente de que sus movimientos y agenda están supeditados al Ejecutivo. Sin embargo, en ese sutil equilibrio de relaciones, las cosas han cambiado, informa esta persona. “Don Felipe tiene un juego más amplio del que tenía hace cinco años, porque Sánchez se encuentra en una situación de mayor debilidad que antes“. Según sus análisis, al presidente del Gobierno se le está “ampliando” la oposición con la pinza que PP, Vox y Junts están haciendo en algunos temas, como la propuesta de ayudas por la Dana tumbadas recientemente por ambas formaciones políticas. Sánchez sabe que no tiene mayoría en el parlamento, algo que desde el partido de Carles Puigdemont no paran de recordarle, mientras el presidente del Ejecutivo trata de salvar la legislatura a toda costa.
Los Reyes realizan una ofrenda floral por el aniversario de la liberación del campo de Auschwitz en el 75 aniversario
Así, la situación de poder del Gobierno respecto a la Corona ha mermado, y los “cebos” que se han tratado de poner al Monarca ahora no surten efecto. “Él tiene claro que ha habido una etapa de ataques a Don Juan Carlos para que saliese a defenderlo y así meter al Rey en el debate político nacional, lo que habría sido un desastre en la Corona. Y él ha sabido mantenerse neutral”. Si el Rey hubiera entrado en estas provocaciones, habría dado alas a las aspiraciones de los independistas vascos y catalanes que miran a una España confederal -convertir a las autonomías en Estados- y derribar la Monarquía. Algo que parte del sanchismo defiende.
La visita de los Reyes a Paiporta ha sido la mayor escenificación de la relación actual entre Corona y Gobierno. Tal y como el propio Sánchez informó, el Ejecutivo aconsejó al Rey que no fuera a la zona cero, dado que el ambiente estaba muy caldeado, pero el Monarca insistió en ir y estar junto al pueblo damnificado. Unido a este caso, a lo largo del año se han producido una serie de desplantes entre el Ejecutivo y la Casa, que han servido para que Zarzuela marque su propio camino dentro de los límites constitucionales.
Ni al Gobierno ni a Zarzuela les interesa escenificar una relación tirante, y cada vez menos a Sánchez, con sus principales socios enfrentados a él. Así las cosas, a comienzos de este año para zanjar el asunto, Zarzuela y Gobierno acordaron de mutuo acuerdo transmitir públicamente una “Sintonía total” entre Jefe de Estado y presidente del Gobierno en los despachos semanales.
Los Reyes, junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el president de la Generalitat, Carlos Mazón, durante la reunión en el Centro de Emergencias de la Generalitat Valenciana
“Don Felipe es un Rey constitucional que tiene que hacer lo que le diga el Gobierno. Salvo en alguna circunstancia absolutamente excepcional”, afirma esta fuente muy cercana al Monarca. Así, el Rey tiene que defender situaciones antagónicas en distintos momentos. Por un lado, cuando se dirigió a los españoles el 3 de octubre de 2017, en el que tildó de “deslealtad inadmisible” el referéndum convocado por Puigdemont y sus aliados, contaba con el respaldo del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Y, en cambio, en 2024 tuvo que rubricar la ley de amnistía aprobada por el Ejecutivo de Sánchez. “La Monarquía parlamentaria tiene la ventaja de que se mantiene más la neutralidad que en una República. Con Felipe González el Jefe del Estado hubiera sido Narcís Serra, y con José María, Federico Trillo. No hubieran podido ejercer el arbitraje con la neutralidad de un Rey”.
Don Felipe y Doña Letizia, con la mirada en la Princesa
La Princesa Leonor, a sus 19 años de edad, se convertiría inmediatamente en Reina de España en caso de que a Don Felipe le sucediera algo o se inhabilitara del cargo. Los Reyes suceden a los presidentes de Gobierno, y sólo en caso de que se abriera el melón de la reforma de la Constitución un partido político republicano podría convocar un referéndum que cuestionara a la Corona. Los Reyes han dado un vuelco en cuanto a cercanía con la gente desde que el nuevo Jefe de la Casa, Camilo Villarino, relevara a Jaime Alfonsín, conscientes de que la conexión con la sociedad es fundamental para que reine la heredera.