El Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares se viste hoy de celebración. De celebración de la lengua castellana y de las letras de España e Hispanoamérica. El escritor Álvaro Pombo se une a la lista de 48 galardonados -contando con él- en recibir el premio Cervantes. Desde Jorge Guillén -1976-, José Luis Borges, Ana María Matute, o el fallecido Mario Vargas Llosa.
El Rey ha reconocido de Pombo su afán por contar historias que realcen la verdad, la claridad y la bondad. “Son como faros que han de guiarnos en una búsqueda incesante. Vivimos días inciertos que piden claridad; días duros -y para muchos aciagos- que demandan bondad; días de confusión que reclaman verdad”.
Don Felipe y Doña Letizia han llegado a las 12:00 horas al Paraninfo, ataviados de riguroso negro por la muerte del Papa Francisco. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no ha acudido al acto -sólo ha acudido dos veces desde que es presidente-. Sí han asistido la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y la alcaldesa de Alcalá de Henares, Jutith Poqué, que han posado junto a los Reyes en la entrada de la Universidad. El acto ha comenzado con la entonación del Himno Nacional por la Orquesta Ciudad Alcalá de Henares.
Dentro del paraninfo, antes del comienzo del acto, los Reyes se han mostrado muy atentos con el escritor, ya que su salud debilitada le ha impedido pronunciar el discurso, que ha leído el profesor Mario Crespo en su nombre -Pombo no pudo acudir al almuerzo ofrecido a un mundo de las letras en el Palacio Real el martes-.

El Rey ha abierto la sesión y ha tomado la palabra el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, quien ha destacado que Pombo -de homosexualidad reconocida- ha estado donde las mujeres, parafraseando al escritor. “Como heredero orgulloso de una escritura tantas veces invisibilizada, borrada de manuales y academias”. Urtasun le ha definido como “el autor excéntrico, en el sentido literal de la palabra, que regresa al centro, si es que el centro existe más allá de la utopía”.
Tras las palabras de Urtasun ha tomado la palabra María José Gálvez, directora general del Libro, del Cómic y la Lectura del Ministerio de Cultura.
Inmediatamente después, Felipe VI ha entregado a Pombo la medalla y la escultura. El debilitado estado de salud del escritor ha ocasionado que el escritor y profesor Mario Crespo sea quien lea el discurso. El escritor ha titulado su discurso como “Una fenomenología de la fragilidad”, que, como ha destacado, “no tiene por qué ser una narrativa fragilizada o rompible”, sino que puede ser “tan inquebrantable como el propio texto de Don Quijote de la Mancha”.
Los pilares de la obra de Pombo
Felipe VI ha clausurado el acto, en un mensaje que ha buscado concienciar a la sociedad en la búsqueda del bien común. El Jefe del Estado ha destacado de la obra de Pombo “su interés por la verdad y la bondad”. Lo que, a su juicio, “resultan importantes para la sociedad española en su conjunto”.
En cuanto a la bondad, el Monarca ha reconocido que resulta sorprendente el interés poético y literario de Pombo por ella, ya que “diríase que la maldad, y conste que me refiero al ámbito literario, ofrece más posibilidades”. El Rey ha destacado que Pombo, si ha retratado la maldad en sus novelas, siempre la ha presentado “como un fracaso, como una oportunidad perdida, insistiendo en la vulgaridad del mal”, y ha puntualizado: “No hay en él nada grandioso. En cambio la bondad le parece lo inaudito, lo brillante, la creación”.

“¿Por qué buscar la verdad en vez de la emoción, la aventura, la intriga, la ficción o el éxito?”, se ha preguntado el Rey. “Álvaro Pombo lo ha explicado: “Yo tenía en mi juventud la convicción de que la verdad no era una cuestión lógica, una propiedad de los juicios, sino que era el descubrimiento de una realidad que casi siempre estaba escondida”.
Felipe VI ha apelado a la sociedad a encontrar la verdad. “Lo importante es comprender lo que pasa y lo que nos pasa. Y en el ámbito social, comprendernos. Después podemos juzgar, pero tenemos que comprender”.
El pasado 12 de noviembre, el jurado del Premio Cervantes decidió otorgar el premio a Pombo por “su extraordinaria personalidad creadora, su lírica singular y su original narración”. El fallo también ha señalado que, en sus creaciones, se “muestra el mundo a través de un lenguaje en el que las deformaciones de la realidad aparecen reflejadas bajo el disfraz de la ironía y del humor”. El premio, dotado con 125.000 euros, se concede a los escritores cuya obra esté escrita totalmente, o en parte esencial, en castellano.