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“El apoyo del Rey en el regreso de Altamira une las dos Españas”

Felipe VI presidirá la inhumación en Alicante de Rafael Altamira, represaliado por el franquismo. Los restos del humanista y su esposa serán enterrados en un mausoleo en El Campello

Pilar Altamira, entre su abuelo Rafael y el Rey
Pilar Altamira, entre Rafael Altamira y el Rey Kiloycuarto

Dice Javier Altamira que su bisabuelo Rafael era un patriota. Que amaba y defendía España por encima de sus ideas. Pese a ser republicano, tenía una buena relación con Alfonso XIII -le asesoraba en temas de Educación y Justicia-, quien le nombró Caballero de la Gran Cruz de la orden civil de Alfonso XII.

Una de las 13 condecoraciones que recibió a lo largo de su vida, además de aunar nueve doctorados Honoris Causa en Argentina, Chile, Lima, México, Francia, Reino Unido, o EE UU. Fue miembro de las Reales Academias en 12 países y obtuvo seis nominaciones a Premio Nobel de la Paz.

Al llegar la guerra en 1936, Rafael Altamira (Alicante, 1866) tomó la decisión de abandonar su España, su Alicante y su Campello querido donde pasaba felices veranos, y salir del país con su mujer, Pilar Redondo. Trabajó en el Tribunal Internacional de la Haya hasta que estalló la Segunda Guerra Mundial (1939) y de ahí se fue al sur de Francia, hasta la llegada de los alemanes. La Universidad de Columbia lo “rescató” con el ofrecimiento de impartir unos cursos. Pero el destino tenía reservado otro paradero para el matrimonio, y una rotura en la pierna a raíz de una caída le obligó a instalarse en México, donde vivió hasta su muerte en 1951.

Rafael y Pilar tuvieron tres hijos: Rafael, que siempre residió en España, y Pilar y Juana, que residieron junto a sus padres en el exilio. La iniciativa de Pilar por traer de vuelta las exequias de sus padres empezó en 1987, bajo gobierno de Felipe González, en un congreso que se celebró en Alicante sobre la figura de Altamira. Cuenta Javier que las negociaciones no surtieron efecto y fue la nieta de Altamira, Pilar, quien retomó el empeño de su madre. Fue la responsable del legado Altamira, organizó congresos, publicó numerosos artículos y fue la portavoz de la familia en las conversaciones con los organismos públicos.

Lamenta que su madre no haya podido recibir los restos de su padres, que llegaron hace una semana  a El Campello desde México en un avión del Ejército. El resultado de la lucha de Pilar se escenificará este lunes, en un acto al que asistirá el Rey acompañado por el ministro de jornada, Ángel Torres, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, y dos concejales de cada partido de El Campello, además de otros políticos. Pilar Altamira no sabía que sus esfuerzos implicarían también la unión de las dos Españas en un momento en el que la polarización política ha dibujado un mapa fragmentado.

La lucha de Pilar

En el año 2000, el presidente José María Aznar apoyó la figura de Altamira en distintos actos, pero no consiguió el apoyo necesario para enterrar en España a su abuelo. No fue hasta que un amigo de Javier visitara el Panteón español en Ciudad de México -donde descansan otros españoles exiliados y no exiliados-, y alertara del estado de la tumba deteriorada del historiador y académico, partida en varios trozos. Publicó la fotografía en la prensa y el alcalde del Ayuntamiento de El Campello, Juanjo Berenguer (PP), decidió tomar cartas sobre el asunto y mover la maquinaria para que los restos de Rafael Altamira estuvieran con los de sus padres y abuelos en el Mausoleo del cementerio municipal de El Campello.

Los Reyes, en México

Los Reyes, junto al entonces presidente Peña Nieto y su mujer en México, donde Felipe VI agradeció la acogida de los exiliados / Casa de S. M. el Rey

“Un proceso muy largo y complicado, de multitud de papeleos y permisos, primero entre Gobiernos, luego con la funeraria, autoridades eclesiásticas para poder traer los restos… Un labor muy complicada”, afirma Javier, en la que “ha ayudado mucho que el Gobierno, la Generalitat Valenciana y, por supuesto, la Casa Real, hayan contribuido”. Esta unión de las instituciones para remar juntos ha emocionado a la familia. “Claramente es una prueba de que si se busca el bien común se puede convivir pese a las ideas de cada uno”.

Una unión que adquiere una mayor relevancia si se tiene en cuenta el reciente clima de crispación política entre el gobierno de la Generalitat presidido por Carlos Mazón y el del Ejecutivo de Pedro Sánchez a raíz de la gestión por la catástrofe de la Dana. “Rafael Altamira despierta un gran cariño por parte de todo el mundo, independientemente del partido que sea”, afirma Javier. “Ha sido una gran sorpresa y alegría que venga Felipe VI”.

El regreso del cuerpo de Altamira coincide con los actos organizados por el Gobierno de Sánchez por los 50 años de la muerte de Franco, y adquiere un mayor simbolismo. La Casa del Rey ha escogido cuidadosamente los actos relacionados con el franquismo en los que participar, como lo será el que reconocerá el papel del Rey Juan Carlos durante la Transición. En definitiva, actos que ensalcen la concordia.

Fue la familia de Altamira quien sugirió a Berenguer contar con la presencia del Rey, y Berenguer mandó la invitación a Zarzuela, que fue aceptada. “Que venga el Rey es la culminación de todo un proceso”.