La monarquía británica siempre ha estado envuelta en un halo de misterio y fascinación, con sus siglos de historia, tradiciones inquebrantables y secretos guardados bajo llave. Sin embargo, en el año 2021, una revelación inesperada añadió una nueva capa de intriga a la ya compleja trama de la Casa Real Británica.
Jack Brooksbank, empresario británico y esposo de la princesa Eugenia —una de las nietas de la reina Isabel II—, durante una celebración patrocinada por la marca de tequila Casamigos, compartió accidentalmente uno de los secretos mejor guardados de la realeza: la existencia de un pasadizo secreto que conecta el Palacio de Buckingham con uno de los establecimientos más emblemáticos de Londres, el Dukes Bar.
El Dukes Bar, situado en el distrito de Mayfair, no es un bar cualquiera. Es un lugar legendario, conocido mundialmente por sus exquisitos Martini, que incluso se dice inspiraron la famosa frase de James Bond: «Agitado, no revuelto». Este establecimiento, que ha sido elogiado por publicaciones tan prestigiosas como el New York Times, se encuentra inesperadamente vinculado al corazón de la monarquía británica mediante un túnel que, hasta hace poco, había permanecido como una leyenda urbana o una ficción reservada para novelas de espías.
Este descubrimiento lleva a preguntarse: ¿qué historias no contadas y qué secretos aún no revelados se esconden tras las paredes de uno de los palacios más famosos del mundo? El Palacio de Buckingham, con sus 775 habitaciones, es en sí mismo un laberinto de historias y misterios. Sin embargo, la existencia de este pasadizo secreto añade una dimensión adicional al carácter ya enigmático de la residencia real.
El interés público y mediático en este tipo de revelaciones es inmenso, ya que la gente busca entender no solo la funcionalidad práctica de estos pasajes, sino también el simbolismo que representan: una conexión física entre el mundo de la realeza y la vida pública de la ciudad de Londres. El conocimiento de este corredor subterráneo suscitó un renovado interés en los aspectos menos visibles y más personales de la vida de la Casa Real Británica.
La historia del pasaje de la Casa Real Británica hacia Dukes Bar
El inicio de esta peculiar anécdota se remonta a una revelación hecha por Jack Brooksbank, quien, en un desliz durante un evento patrocinado, sacó a la luz un secreto largamente custodiado por la Casa Real Británica: la existencia de un túnel subterráneo que une el imponente Palacio de Buckingham con el Dukes Bar, un renombrado establecimiento en el distrito de Mayfair, Londres. Esta noticia ha fascinado y sorprendido tanto a ciudadanos como a seguidores de la nobleza de todo el mundo.
Para que quede claro, el Dukes Bar es más que un simple establecimiento. Se trata de todo un símbolo de la elegancia y la sofisticación londinenses. Conocido mundialmente por ser el posible inspirador de la célebre frase de James Bond, el bar es famoso por sus excepcionales Martini y por poseer una atmósfera que rememora el glamour y el encanto de épocas pasadas.
La conexión entre el emblemático Dukes Bar y el Palacio de Buckingham, residencia oficial de la monarquía británica, añade un nuevo capítulo en la larga historia de secretos y tradiciones de la familia real. A pesar de que Brooksbank aseguró que nunca había utilizado el túnel, su existencia plantea preguntas fascinantes sobre su finalidad y su uso a lo largo de los años. La prensa británica, especialmente el editor del Daily Mail, Richard Eden, se hizo eco de esta revelación, provocando un torbellino de especulaciones y debates sobre las posibles razones de la existencia de dicho pasadizo y su utilización por parte de miembros de la realeza.
La historia del túnel del Palacio de Buckingham nos lleva inevitablemente a indagar en la vida privada de los miembros de la familia real; en particular, de la fallecida reina Isabel II. Margaret Rhodes, prima y amiga cercana de la reina, sostenía que Isabel II disfrutaba de un Martini todas las noches. ¿Es posible que la monarca, conocida por su apego a la tradición y la discreción, haya utilizado este camino secreto para hacer escapadas privadas y visitar el Dukes Bar? Evidentemente, no hay pruebas concretas. Pero la mera posibilidad convierte el conocimiento de este pasadizo en una divertida anécdota.
¿Por qué había tantos pasadizos en los antiguos palacios?
Los pasadizos secretos en palacios, una característica recurrente en la arquitectura de los antiguos edificios reales, cumplían funciones que iban más allá de la mera fantasía o el capricho arquitectónico. Estos corredores ocultos, concebidos con diversos fines, formaban parte integral de la historia y la estructura de las grandes residencias reales y nobiliarias. Su existencia respondía a necesidades prácticas, sociales y de seguridad.
Desde una perspectiva práctica, los pasadizos reales permitían a los habitantes del palacio moverse de manera rápida y discreta de una zona a otra, eludiendo los espacios públicos y manteniendo una separación entre las áreas privadas y las destinadas a funciones oficiales o ceremoniales. Esta distinción era crucial en un tiempo en que la vida de la nobleza estaba constantemente bajo la mirada del público y su seguridad podía estar en riesgo debido a conspiraciones o amenazas externas.
Históricamente, estos corredores secretos también servían como vías de escape en caso de emergencia o ataque. En un periodo marcado por revueltas, invasiones y conflictos dinásticos, la capacidad de abandonar rápidamente y de manera segura una residencia podía ser la diferencia entre la vida y la muerte para la realeza y la nobleza. Los pasadizos secretos, a menudo conectados con salidas discretas o con otros edificios seguros, eran elementos de diseño esenciales para garantizar esta vía de escape.
Además, los pasadizos secretos también tenían una función social y ceremonial. Permitían a los sirvientes desplazarse por el palacio sin ser vistos, manteniendo la ilusión de un servicio impecable y una vida cortesana que parecía funcionar como por arte de magia, sin interrupciones ni desorden. Esta red de corredores también facilitaba la organización de eventos y ceremonias, permitiendo la preparación y el movimiento discreto del personal y los bienes.
En el Palacio de Buckingham, la revelación de pasadizos secretos —como el descubierto detrás de un gran espejo en la White Drawing Room— destaca la ingeniosidad y la funcionalidad de estas estructuras. Estos corredores son retratos de la vida cotidiana y las rutinas de sus ilustres habitantes. La existencia de tales pasajes demuestra la intersección de la privacidad, la seguridad y la eficiencia en la gestión de uno de los hogares más famosos y escrutados del mundo como es el gran palacio de Reino Unido.