Por primera vez en la historia de la Monarquía, este lunes dos mujeres de la cúpula de la Casa del Rey han coincidido en un acto público: Mercedes Araújo, secretaria general del Rey, y Carmen Castiella, consejera diplomática. Ambos cargos entraron en vigor el pasado mes de diciembre.
Hasta la fecha no se había producido una aparición pública de Araújo, la número dos en el organigrama de Zarzuela después del Jefe de la Casa, Camilo Villarino, en ningún acto del Monarca. Y su primera imagen, más allá de la fotografía publicada en la web de la Casa del Rey o algunas tomadas en los pasillos del Congreso de los Diputados -su antiguo lugar de trabajo-, ha tenido lugar en la entrega de las Cartas Credenciales de los nuevos embajadores a Felipe VI en el Palacio Real.
Esta ceremonia es una de las más solemnes y con más boato. Se remonta a 1562, bajo reinado de Felipe II, quien instauró en el reino que los nuevos representantes de las naciones presentaran ante el Jefe del Estado las cartas, consideradas documentos oficiales, que los Jefes de Estado de sus países de origen envían. Se da la circunstancia, además, de que en esta ocasión la representación femenina no sólo ha venido a cuenta de la Corona, sino que también de la diplomacia: de los seis embajadores, tres son mujeres, y de tres continentes distintos: Europa, Asia y África.

Felipe VI recibe a la embajadora de Ghana en el Palacio Real
En este orden, el Rey se reunió con la embajadora de Ghana, Regina Appiah-Sam; el embajador de Eslovenia, Tadej Rupel; la de Francia, Kareen Rispal: el de Nepal, Shanil Nepal; el de Ruanda, François Nkulikiyimfura, y la de Mongolia, Nyamkhuu Ulambayar.
Castilla estuvo presente desde el principio, mientras que Araújo sustituyó a Villarino en las dos últimas, después del encuentro del Rey con el embajador de Nepal. Según establece el protocolo, una vez que el representante diplomático salude al Rey y presente a los consejeros que le acompañan, mantienen una reunión a puerta cerrada.
La consejera diplomática que sustituyó a Alfredo Sanz Portolés, tiene una alta experiencia en el mundo diplomático. No sólo porque lo sea de carrera, sino porque la bilbaína ha desarrollado una gran parte de su trayectoria en Iberoamérica. Licenciada en Derecho Económico por la Universidad de Deusto, su último destino ha sido el de embajadora en Paraguay desde 2021, país del que se despidió el pasado mes de noviembre para prepararse en su nuevo reto. La diplomática también en ha prestado servicios en las Embajadas de España en Guatemala y en Francia, así como en la Representación Permanente ante las Naciones Unidas en Nueva York. La semana pasada asistió al almuerzo que se ofreció en el Palacio de Oriente con motivo de la visita oficial del presidente egipcio, Abdel Fattah Al Sisi, con quien el presidente Sánchez ha sellado una Alianza Estratégica de colaboración.
Una buena sintonía
El introductor de embajadores es quien anuncia al embajador que se entrevistará con el Jefe del Estado. Tras este encuentro y la llegada del siguiente, se produce un periodo de espera en la Cámara oficial, donde ambas mujeres han demostrado su buena sintonía, ya que han mantenido una distendida conversación en los dos últimos paréntesis.
Felipe VI ha buscado en sus últimos movimientos regenerar la Institución, para lo que ha priorizado la excelencia, un perfil más técnico en lugar del militar habitual y equilibrar la balanza en cuanto a representación de hombres y mujeres.
Araújo fue secretaria general adjunta para Asuntos Parlamentarios del Congreso de los Diputados, puesto que ocupa desde 2014. El número 2 del ranking de los letrados, por debajo del secretario general de la Cámara Baja, Fernando Galindo. la letrada de las Cortes ingresó en 1995 en el Cuerpo de Letrados de las Cortes Generales, y en su trayectoria profesional destaca haber asesorado a los órganos de gobierno del Congreso de los Diputados de la VI a la XV legislaturas.
Desde su entono más cercano la definen como una persona que, de tan discreta, “llega a resultar hermética”. Aseguran que en la Cámara Baja han sentido la despedida de la letrada, ya que, según cuentan, su consejo era muy demandado por todos. Estas aptitudes, además de su alto conocimiento respecto a la Constitución española y la interpretación de los artículos ha sido determinante para el Monarca a la hora de elegirla. El hecho de que su currículum ha sido el criterio por el que se ha regido Don Felipe se demuestra en el hecho de que la letrada no tenía relación con Don Felipe ni con Doña Letizia antes de su nombramiento.