Tanto tiempo duró el debate de LaSexta anoche, tanto tiempo duraron los reproches. Hubo críticas de todos los tipos y las hubo entre todos los adversarios (seis hombres -los grandes protagonistas- y dos mujeres). Se sucedieron las intervenciones, algunas más acoloradas que otras, y la conclusión fue solo una: a la Cataluña posterior a las elecciones del 12 de marzo le espera el bloqueo político.
ERC y Junts dejaron al descubierto sus heridas y no dudaron en acusarse de haber roto la cohesión del bloque soberanista. “La unidad se practica”, le dijo el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (ERC), a Josep Rull, representante de Junts, la formación que abandonó el gobierno catalán en octubre de 2022 dejando a los republicanos en minoría.
Salvador Illa (PSC) no dudó en recrearse en la gobernanza fallida de Junts y ERC ni en reducir todas las políticas públicas llevadas a cabo durante los últimos diez años a la parálisis, sino al retraso. Dejó el líder de los socialistas catalanes en el aire el gran interrogante sobre sus preferencias de pacto porque no quería ser esclavo de promesas. Así que de su intervención se dedujo aquello de ni contigo ni sin ti.
En paralelo, se sucedieron los navajazos entre unos y otros, fuera por defender el macroproyecto del Hard Rock Café, fuera por la gestión de la sequía. Y, por supuesto, hubo instantes para el procés, la madre de todos los debates en la Cataluña reciente:
—”Ustedes, para lograr la complicidad de la CUP a su proyecto independentista, compraron una cultura antisistema que ha acabado en el no a todo: no a la ampliación del aeropuerto, no al cuarto cinturón… Y viene aquí y nos dice que quiere volver a la noria del procés de 2017. Ya le digo que no vamos a permitir que Puigdemont vuelva a liarla“, le dijo Alejandro Fernández (PP) a Rull, que se revolvió:
—”¿Qué quiere decir de labios de un dirigente del PP que no van a permitir que vuelva Puigdemont a liarla. ¿Es esto la guerra sucia? ¿Van a utilizar todos los mecanismos del Estado para abatir a los adversarios? Lo mismo que hicieron con el alcalde Trias, con el president Mas…
—Mi estilo es debatir, no abatir…
—¿Van a recurrir ustedes a los métodos de Villarejo…?
—Mi estilo es debatir y respetar (…) ¡Me conoce usted desde hace muchísimos años!
Nadie quiso ceder un palmo de su terreno porque se sabe que los debates sirven, sobre todo, para movilizar a las parroquias de cada uno bastante más que para cambiar la opinión de los espectadores.
Un debate sin navajas
Ajenas a esta lógica, seis dirigentes políticas protagonizaron un debate de campaña completamente opuesto al que pudo verse en el plató de LaSexta. Ocurrió solo un par de horas antes en el auditorio del Instituto Catalán de las Mujeres, donde las representantes de PSC, ERC, Junts, Comuns, PP y CUP tomaron la palabra ordenadamente en un acto que acabó con aplausos, cordialidad y foto de familia.
Moderó el formato la vicepresidenta segunda del Consell Nacional de les Dones, Eugenia Bretones, que dividió el debate en grandes bloques como desigualdades económicas, salud y violencias. Y, sí, hubo discrepancias, pero abundaron bastante más los consensos respecto a todo esto: combatir la feminización de la pobreza, apoyar el emprendimiento femenino, fomentar la perspectiva de género en la salud pública, dotar de mayores y mejores recursos la detección y prevención de la violencia machista, y desplegar la ley 2015 de igualdad efectiva entre hombres y mujeres.
A partir de aquí hubo acentos diferentes pero en ningún caso se avistaron diferencias insalvables. Voló un puñal a muy baja altura de la representante de Comuns, Susana Segòvia, a la de Junts, Glòria Freixa, por la querella interpuesta por su partido contra los tres técnicos que hicieron el informe de la diputada Cristina Casol (la primera en denunciar acoso machista en el Parlament).
Freixa hizo oídos sordos y la crítica contra Junts por alentar la llamada violencia de segundo orden (la que se practica contra quienes defienden a las víctimas) se quedó sin réplica y el debate concluyó con buenas palabras y celebrando que se hubieran respetado tanto los tiempos como las formas.