Un año después de que el Gobierno situara al ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, al frente del llamado ‘mando único’ de la crisis migratoria, que afecta particularmente a las Islas Canarias, la situación está muy lejos de entrar en vías de solución. Reconoce el ejecutivo autonómico que preside Fernando Clavijo (Coalición Canaria) que la interlocución con el Gobierno ha mejorado durante el último año porque ya no hay que perseguir a varios ministros, pero hasta ahí llegan las buenas noticias. Y suspira, en realidad, por hallar una solución similar a la de 2006, cuando la entonces vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega se puso al frente de la crisis de los coyucos.
El Gobierno de Pedro Sánchez tenía el convencimiento de que Torres —expresidente de las Islas Canarias entre 2019 y 2023— era la persona adecuada para coordinar una respuesta institucional para evitar que miles de inmigrantes (más de 45.000 en 2024), la mayoría procedentes de Malí, lleguen a sus costas en condiciones dramáticas. La realidad es que ha mejorado la comunicación, pero no el problema en sí y que la toma de decisiones deja mucho que desear.
Problemas que no cesan
El ejecutivo autonómico no ha querido realizar una valoración formal de este mando único de Torres para no envenenar la relación política con el Gobierno, pero no oculta de manera privada que no se están produciendo resultados concretos. Ni la llegada de migrantes a Canarias desde las costas africanas en la ruta más mortífera del planeta ha cesado, ni tampoco se ha acordado el reparto obligatorio de menores migrantes no acompañados desde las Islas a otras comunidades. Hoy en día, Canarias acoge a más de 4.000.
Es decir, que la llamada Comisión Interministerial sobre Inmigración (CII), nombre formal del mando único para afrontar la crisis migratoria, no está produciendo soluciones, por mucho que integre a siete ministerios (Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación; Interior; Trabajo y Economía Social; Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030; Inclusión, Seguridad Social y Migraciones; y Juventud e Infancia).
A la vista de lo improductivo de esta CII creada por el Gobierno con el ministro Torres al frente tras un año de funcionamiento, es inevitable para el ejecutivo canario preguntarse si la figura que debería estar a los mandos no debería ser otra al estilo de Fernández de la Vega, que tenía la autoridad para coordinar a distintos ministerios y tenía un mando efectivo en el Gobierno.
El operativo de 2006
En aquel año 2006, De la Vega integró a altos cargos de los ministerios del Interior, Trabajo, Exteriores y Defensa, y comenzó a celebrar reuniones todos los viernes a primera hora de la mañana en el Palacio de La Moncloa. Lo hacía con el objetivo de abordar la crisis migratoria desde todos los departamentos citados y también con el propósito de elevar sus conclusiones al Consejo de Ministros, que se celebraba sólo unas horas más tarde.
Aquel mando único con De la Vega al frente se puso en marcha de manera casi secreta después de una llegada masiva de cayucos de Senegal sobre Canarias. En realidad, la vicepresidenta ya lo había activado en alguna otra ocasión a raíz de la llegada de pateras procedentes de Mauritania. Y sirvió, a efectos prácticos, para organizar el viaje de los secretarios de Estado de Interior, Antonio Camacho, y de Asuntos Exteriores, Bernardino León, a Nuakchot y a Nuadibú. Ambos lograron la colaboración del Gobierno mauritano en el control de la inmigración hacia Canarias, que cayó en picado.
Es obvio que las condiciones de hace 17 años son diferentes a las de ahora, aunque también lo es que hay dificultades y errores que tienden a repetirse. En 2006, un total de 31.678 personas alcanzaron las islas a bordo de pateras y cayucos. En 2024 se batieron todos los récords y nada hace pensar en estos momentos que no vuelvan a batirse en 2025.