Son varios los cambios que aún tiene que acometer Pedro Sánchez en La Moncloa, incluso si la crisis de Gobierno pendiente se circunscribe a la salida de Teresa Ribera. La previsión de su equipo es que la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico no deje su puesto hasta mediados de octubre, cuando se celebrarán los hearings en el Parlamento Europeo, los exámenes por los que deben pasar todos los candidatos a ocupar los sillones de mando en el nuevo Ejecutivo europeo.
Si supera esta prueba -el PP ya ha dejado claro que no tendrá su apoyo-, abandonará el Ministerio para convertirse en vicepresidenta ejecutiva de Transición Limpia, Justa y Competitiva, la cartera con más poder en manos de un dirigente socialista europeo. Al mando de Transición Ecológica desde el aterrizaje de Sánchez en La Moncloa en 2018, fue después reconocida con el rango de vicepresidenta, y a día de hoy no parece claro que este estatus vaya a vincularse incondicionalmente con las llaves del Ministerio.
Podría entregarse a otro integrante del Ejecutivo, o desaparecer (en la pasada legislatura ya se pasó de cuatro a tres vicepresidencias). Por lo pronto, en su equipo recuerdan que Ribera aún se sienta en el Consejo de Ministros, y que tiene tareas que resolver que podría abordar estos días.
Sobre la mesa están también las modificaciones en el Gabinete de la Presidencia, tras la salida de Óscar López para convertirse en ministro, la designación de su sucesor, Diego Rubio, y la retirada de Antonio Hernando, anticipada el 7 de septiembre por Artículo 14, para ser nombrado secretario de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales. El que fuera adjunto al jefe de Gabinete de la Presidencia sigue el camino de López, ministro de Transición Digital y de la Función Pública, replicando el esquema que ambos ejecutaron hace tres años, con su llegada a Moncloa.
En aquella ocasión, en 2021, fue cuestión de meses; si el Consejo de Ministros lo cesa este martes, y López lo nombra inmediatamente después, apenas habrán dejado pasar dos semanas. Entonces el movimiento fue leído como una reconciliación, el cierre de las heridas abiertas tras la ofensiva de los barones, la dimisión de Sánchez como secretario general y la constitución de una gestora, en 2016.
Fue Hernando quien defendió en el Congreso la abstención de los socialistas para permitir que Mariano Rajoy volviera a ser investido presidente, y por tanto quien encarnaba, como pocos, esa división, traumática para el partido. Con su entrada en el engranaje de La Moncloa y su rehabilitación ante los socialistas, los llamados “chicos de Blanco” (Sánchez, López y Hernando), en su día apadrinados políticamente por José Blanco, volvieron a trabajar mano a mano. Seguirán haciéndolo, pero ambos podrán tener más foco, pelear más en la arena política, una vez abandonadas sus posiciones en la sombra.
El futuro secretario de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales tomará el relevo de María González Veracruz en la secretaría de Estado de Telecomunicaciones, y según El País ésta asumirá la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial. Hasta ahora la ostentaba María Teresa Ledo, que a su vez se integrará en el equipo de José Luis Escrivá, nuevo gobernador del Banco de España.
Estos cambios, como el que afecta a Hernando, aún deben plasmarse en el BOE. En el último Consejo de Ministros, el 17 de septiembre, ya se oficializó el nombramiento de la nueva jefa de Gabinete del ministro López, Julia Gracia Mateos, así como el de otra media docena de cargos de distintos Ministerios.
En paralelo a estas modificaciones, aún debe concretarse la composición del equipo del nuevo jefe de Gabinete de Sánchez. Con la salida de López, Rubio fue aupado desde la Secretaría general de Políticas Públicas, Asuntos Europeos y Prospectiva Estratégica. Más allá de sustituir a Hernando, o de designar a quien desempeñará las tareas que él mismo llevaba a cabo, han trascendido pocos detalles de los cambios que prepara el jefe de Gabinete. Pueden empezar a conocerse este martes, tras el Consejo de Ministros, con nuevas salidas y entradas en la sala de máquinas de La Moncloa.
Sánchez, de viaje oficial en Nueva York
El jefe del Ejecutivo no presidirá este martes la reunión del Consejo de Ministros, ya que se encuentra de viaje oficial en Nueva York, para asistir a la Asamblea General anual de la Organización de las Naciones Unidas. En el PSOE, como en el Gobierno, se mantienen en total mutismo sobre la remodelación por concretar, pero no es la primera vez que la consolidación de algunos cambios de calado coge a Sánchez a miles de kilómetros de Madrid.
Como reconoce uno de los ministros, el presidente suele guardar con celo el nombre de los futuros agraciados de sus remodelaciones del Ejecutivo. Si en las filas del socio minoritario se muestran tranquilos y no esperan grandes cambios, en el ala socialista no se descarta que el presidente vaya más allá del relevo de Ribera.
O de la previsible reasignación de su vicepresidencia a un perfil más rodado y con más peso político, si finalmente opta por una figura más técnica para Transición Ecológica, como puede ser el caso de la secretaria de Estado de Energía, Sara Aegesen. Hugo Morán, al frente de la Secretaría de Medio Ambiente, cuenta con un perfil menos técnico y más político, pero nadie se atreve a aventurar si Sánchez los considera como reemplazo a uno de sus puntales en el Ejecutivo.
Teniendo en cuenta el salto de Ribera a Bruselas, el que dio Nadia Calviño al Banco Europeo de Inversiones, y el de José Luis Escrivá al Banco de España, en menos de un año, hay quienes apuntan a que el relevo forzoso de la vicepresidenta tercera puede servir como marco para justificar una remodelación de mayor calado, en un momento en el que Sánchez se esfuerza por marcar un cambio de etapa. A pesar de los reveses de Junts, el Gobierno se dice decidido a seguir, apuesta por retrasar los Presupuestos para pelear los siete votos del partido de Carles Puigdemont, y busca convencer de que agotará la legislatura. Por primera vez, desde junio, sin elecciones en el horizonte inmediato.
Si alguien conoce realmente el alcance de estos cambios, como asumía uno de los integrantes del Consejo de Ministros, “no lo va a admitir”. Medir su calado a semanas vista tampoco parece fácil. En la mente de todos está el relevo del otrora todopoderoso José Luis Ábalos, hoy diputado en el grupo Mixto, como ministro de Transportes. O de la exvicepresidenta primera, Carmen Calvo, ahora al frente del Consejo de Estado. En la gran crisis de gobierno de la anterior legislatura (julio de 2021), Sánchez fue capaz de deshacerse de siete ministros, entre ellos Juan Carlos Campo, que había defendido a capa y espada los indultos a los dirigentes catalanes condenados por el procés.
Fue relevado de Justicia y hoy es magistrado del Tribunal Constitucional. Su salida, como la de Calvo, no estaba entre los escenarios considerados más probables. Nombres como el de Fernando Grande Marlaska (Interior) también aparecen en las quinielas con frecuencia, fundamentalmente por la erosión sufrida estos años. Previsiblemente, en algo más de tres semanas Ribera oficializará su marcha, dando el pistoletazo de salida para el baile de sillas.