“Llegamos con mucha tensión”: las horas más duras en el Consejo de Ministros

Sánchez compareció con siete horas de retraso para anunciar una era de excepcionalidad. Calviño no veía los ERTE. Algunos ministros supieron del estado de alarma escasos días antes de que se aprobase

La Unión Europea vive momentos de total incertidumbre cinco años después de que los 27, pero también el resto del mundo, quedaran paralizados por la llegada del coronavirus. Pedro Sánchez presidió el 14 de marzo de 2020 el Consejo de Ministros más difícil de su carrera política; el que sirvió para declarar el estado de alarma que permitió imponer el confinamiento, que marcó un punto de inflexión para todo el país.

Excolaboradores recuerdan que el presidente del Gobierno, como el entonces ministro de Sanidad, Salvador Illa, tenían miedo a que la ciudadanía española no acatara la orden de permanecer en casa. Illa, como Sánchez, respiraron aliviados el lunes, cuando vieron las calles vacías.

Aún no se sabía cómo se propagaba el virus, no había mascarillas, y las cifras de muertos no dejaban de crecer.  “No sabíamos cómo funcionaba el virus, pero teníamos la responsabilidad de salvar vidas”, recuerdan a Artículo14 fuentes presentes en las deliberaciones cruciales esos días.

Otra de las protagonistas reconoce que la situación económica le producía terror, y un tercero sostiene que sintió pavor por las personas mayores. El Imserso canceló sus viajes y devolvió a sus hogares a los miles de mayores que estaban fuera. Los bancos anticiparon dinero a coste cero para afrontar el pago de los ERTE. La Seguridad Social llegó a asumir seis millones de nóminas, contando con los 4 millones de personas beneficiarias de los ERTE.

Las empresas que fabricaban automóviles se adaptaron para producir batas. Sanidad, uno de los Ministerios que se consideraban menores, dado el reparto de competencias con las comunidades autónomas, se convirtió en pulmón político. El Ejército se desplegó en las residencias. Los profesionales sanitarios se desbordaron, se contagiaron, murieron. Siguieron trabajando.

El Palacio del Hielo de Madrid se convirtió en la gran morgue del país. Se monitorizaron las playas y el CSID llegó a estudiar si el virus se contagiaba a través del agua. Y todo en escasos días o semanas, como recuerdan estos dirigentes.

Antes de eso se produjo el gran choque hasta entonces de la joven historia de la coalición, y la dinámica de pulso por las diferencias en materia económica llegó para quedarse.  Enfrentó al sector de Nadia Calviño, ministra de Economía (PSOE), y María Jesús Montero (Hacienda) con el de Pablo Iglesias (vicepresidente primero y ministro de Asuntos Sociales) y Yolanda Díaz, entonces ministra de Trabajo.

Tres Consejos de Ministros en cinco días

Dirigentes políticos de primer nivel, técnicos con mando en los ministerios y políticos hasta con asiento en ese Consejo de Ministros, recuerdan los miedos y las preocupaciones a los que se enfrentaron en esa jornada. Llegaron a celebrar tres Consejos de Ministros en cinco días (lo normal es uno por semana, dos son muy excepcionales), y algunas figuras de peso no llegaron a enterarse de la intención de aprobar el estado de alarma hasta muy pocos días antes de ese sábado. Cuatro días, afirma uno de ellos.

El Gobierno de coalición estaba en cuadro; se había constituido en enero, y algunos de los ministerios apenas habían visto pasar algunas semanas desde la aprobación de su estructura formal. La mayoría de funcionarios siguieron trabajando desde casa; los grandes complejos de los ministerios se convirtieron en edificios casi fantasma, apenas poblados por un puñado de personas.

Muchos no sabían ni dónde estaba el tóner de la impresora o los folios, y tenían que legislar mientras el número de muertos no dejaba de crecer. ¿Cuándo decidieron encerrar a un país entero? Una figura de primer nivel en esos días reconoce que siguieron muy de cerca el confinamiento de un hotel en Canarias. El Gobierno de las islas no sabía que el H10 Costa Adeje, que ordenaron confinar el 24 de febrero, serviría de inspiración al Ejecutivo central. Apenas se habían contabilizado dos contagios por covid-19 entonces.

“Calviño no veía los ERTE”: el pulso por diseñar el “escudo social”

Años después, el Gobierno sigue reeditando el concepto del “escudo social”, que fue acuñado estos días. Se refería así a los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTES), que lograron frenar la destrucción de puestos de trabajo. Bajo este paraguas se incluyó también la prohibición de desahuciar a los más vulnerables, las ayudas a empresas… “El escudo social vino a salvar empleos y empresas”, presumen desde filas socialistas.

Hay voces que venden que el Consejo de Ministros del estado de alarma fue “muy largo”, marcado por la responsabilidad, pero “sin tensión”. “Cada uno aportábamos desde nuestra visión”, abundan. Y otras que afirman que “Calviño no veía los ERTE”, ni tampoco algunas ayudas a las empresas. La “tensión” con la que llegaron los socios de coalición a aquella cita quedó en segundo plano, pero el pulso existió durante días. Y se reeditó después.

Recuerdan la pugna que tuvo lugar entonces entre las dos almas del Gobierno, y sostienen que en el flanco del socio minoritario apostaron por aprobar los ERTES sin acotar su duración temporal, mientras que Economía planteó que se prolongaran 15 días. Los agentes sociales participaron en las conversaciones, aportaron.

Y las dos partes de Moncloa removieron cifras, repasaron documentos, y finalmente limitaron a un mes su duración, que luego fueron prorrogando. Debatieron intensamente sobre qué actividades podían ser consideradas esenciales. Y cada Ministerio barrió para su tejado, para intentar salvar los sectores que les correspondía vigilar.

Antes del confinamiento, había momentos en los que los ministerios iban a distintas velocidades. El 4 de marzo, Trabajo publicó una guía sobre cómo afrontar los casos de covid en las empresas que enfadó al PSOE, porque consideró que desataba el pánico. Moncloa llegó a forzar su retirada y hasta emitió un comunicado.

El Consejo Territorial de Servicios Sociales, en el que se sentaban las CCAA y el Ministerio de Iglesias para hablar de dependencia, se reunió el 6 de marzo; las actas recogen que abordaron protocolos de actuación. Faltaban 8 días para que el país echara el cierre.

La situación era caótica, cambiante. Todos albergaban distintos miedos: “Temía al parón económico. La actividad se congeló entera” recuerda una de las dirigentes entonces. “Mi principal temor era la inacción, que arrastráramos los pies”, abunda otro.

Cinco años después, el país es otro. Y hay dirigentes que explican que el actual contexto de crispación y polarización tiene mucho que ver con lo que se vivió entonces. “Algunos partidos, en lugar de apoyar, empezaron a boicotear. Vox recurrió al Tribunal Constitucional la aplicación del estado de alarma, el PP fue desmarcándose del sentir mayoritario”.

Hubo éxitos de los que siguen presumiendo, como el comportamiento general ante las restricciones, o ante las campañas de vacunación. Pero algunos sostienen que la situación “de crisis permanente” que aprecian hoy viene de entonces.

TAGS DE ESTA NOTICIA