El Gobierno cede a Bildu el anuncio de la derogación de la ley de seguridad ciudadana, conocida como ley mordaza. Y lo hace, además, abriéndose a abordar los cuatro puntos más polémicos, sobre los que que en marzo de 2023 no llegaron a un acuerdo, haciendo naufragar la ley.
Se trata de la prohibición de las devoluciones en caliente de migrantes en la frontera -vía modificación de la ley de extranjería en seis meses-, la eliminación progresiva del uso de pelotas de goma por parte de los agentes policiales, y rebajar las multas por desobediencia y faltas de respeto a la autoridad. Hace año y medio, Bildu y ERC -cuyo voto a favor está confirmado-, tumbaron el texto pactado por considerar que lo que tocaba a estos puntos era claramente insuficiente.
Para el Ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, nunca tuvo sentido incluir la reforma de la ley de extranjería en la reforma de la ley mordaza. El acuerdo actual compromete su reforma, pero no la ejecuta. Tampoco quiso asumir las modificaciones en la ley de seguridad ciudadana que hoy vende Bildu.
Seis meses de negociación con Bildu
Como hiciera en la legislatura anterior con anuncios de amplio calado social, Pedro Sánchez ha permitido que sea Bildu quien acapare los focos y las medallas por haber logrado este acuerdo. “Con este acuerdo desbloqueamos la situación y logramos que la gran asignatura pendiente, terminar con la ley Mordaza, vaya a hacerse realidad”, presumió su portavoz, Mertxe Aizpurua.
Según fuentes de su partido, las negociaciones con el PSOE y con Sumar se han sucedido discretamente, a lo largo de “más de seis meses”, y la intención es introducir el grueso de los cambios a través de una proposición de ley orgánica “cuanto antes”, aunque aún no hay un calendario cerrado sobre cuándo se introducirán los cambios.
La ley mordaza es especialmente importante para la izquierda, tanto por la cantidad de multas impuestas a través de esta norma, como por lo que entienden que representa para la libertad de expresión. Es una de las grandes asignaturas pendientes de la anterior legislatura, y desatascar esta materia les permite escenificar que el curso político cobra velocidad.
Por lo pronto, la portavoz de Bildu ha incluido en el marco de este pacto al BNG, PNV y ERC, además de a Podemos. Sin embargo, el secretario de Organización del partido y coportavoz morado, Pablo Fernández, ya ha asegurado que lo pactado “no se puede llamar ‘derogación de la ley mordaza’”. “No se prohíben las balas de goma y continúan las devoluciones ilegales de personas. Es un retoque muy estético, pero que no aborda las grandes cuestiones que a nuestro juicio deberían eliminarse. En definitiva, es una reforma que lleva la firma del PSOE: un titular muy grande y mejoras muy, muy pequeñitas”, aseguró en un vídeo distribuido por el partido morado.
Minutos después, el portavoz de IU en el Congreso, Enrique Santiago, daba por hecho que “ninguna fuerza de izquierdas”, en referencia a Podemos, usará sus votos para tumbar esta reforma. Santiago, dentro del grupo Sumar, ha sido la principal voz de este espacio en estas negociaciones. Han sido el PSOE y Bildu quienes, en las últimas horas, han culminado este acuerdo.
Remitieron el texto al resto de grupos parlamentarios durante la mañana, y ahora deberán garantizarse apoyos imprescindibles como el de Junts, que en su día votó a favor del texto que no incluía las cuatro líneas rojas. También votó a favor el partido morado, dentro del grupo Unidas Podemos. La virulencia de la batalla entre PSOE-Sumar y Bildu-ERC fue evidente, pero también tuvo su eco en el grupo Unidas Podemos. Hasta el momento, el PNV también ha confirmado su apoyo para que inicie su tramitación, pero ha advertido que introducirá enmiendas.
ERC celebra que el PSOE “ceda ante sus demandas”
Por su parte, ERC ha cedido los focos a Bildu, pero ha remitido una nota de prensa en la que celebra “que el PSOE ceda ante sus demandas”. En particular en lo que toca a las pelotas de goma -que ya no se utilizan en Cataluña- y la derogación de las devoluciones en caliente. Es “el primer paso” para derogar esta ley, una vez han pactado actuar sobre los aspectos “más lesivos” de esta norma.
En esencia, el texto es el mismo que se rechazó entonces, pero con la inclusión de los puntos que el PSOE no quiso contemplar, y que finalmente ha aceptado incluir en el texto. Simbólicamente, es una victoria para la izquierda a la izquierda del PSOE.