Podemos acaba de revalidar a Ione Belarra como secretaria general, y a su vez Belarra ha oficializado su elección de Irene Montero como candidata del partido, convirtiéndola en la protagonista de la V Asamblea Ciudadana de su formación.
Es la menos participada en sus más de 10 años de historia, aunque pueden presumir de movilizar más que cualquier otro partido de su espacio político: han votado 27.212 personas -frente a los más de 53.000 de la anterior asamblea-, y un 90% de ellas han avalado a Belarra. También han disparado a la eurodiputada Montero como la dirigente con más apoyos de entre todos los que se postulaban al Consejo Ciudadano, el máximo órgano de dirección.
Belarra no tenía rival, porque fue la única que logró los avales para postularse (12.000, algo menos de la mitad de los votos que ha cosechado). Pero algunos de los candidatos a la dirección que no iban en la lista oficialista sí han escalado posiciones para entrar en el nuevo Consejo Ciudadano, que tiene un evidente carácter continuista y que recupera a dirigentes de otras etapas, como Dina Bousselham.
La Asamblea ha servido para aprobar nuevos documentos, que elevan la estrategia seguida hasta ahora en lo que a la confrontación con el Gobierno de coalición y Sumar se refiere.“La operación Sumar ha fracasado”, mitineó Pablo Fernández, secretario de Organización hasta hoy. Se ha convertido en el segundo dirigente con más apoyos, sólo por detrás de Montero, en una lista que incorpora a activistas y a comunicadores del medio de Pablo Iglesias, Canal Red.
Si Iglesias era el plato fuerte en la primera jornada de la Asamblea -llegó a mandar “a la mierda” al líder de Comisiones Obreras, Unai Sordo-, Montero era el plato principal de la segunda jornada. La dirigente más aplaudida y esperada, y quien se permitió una intervención más extenso. La aclamación de los suyos tras su presentación como candidata de Belarra a unas generales que no se esperan hasta 2027 se daba por hecha. Y no ha habido giros de guion.
El líder histórico morado o Belarra cargaron contra el PSOE y contra Sumar, la izquierda “dócil” según la secretaria general, “riquiña“ en palabras de la dirigente Lucía Muñoz. Todo estaba pensado para lucir músculo, para lanzar la candidatura de Montero y apelar a las organizaciones sociales y a los partidos que hoy vertebran Sumar a una nueva alianza con Podemos como mascarón de proa. Con la paz y las políticas más “transformadoras” como ejes.
Revivir y capitalizar el ‘no a la guerra’
De hecho, Montero hizo del llamamiento al espíritu del ‘no a la guerra’ la clave de bóveda de su intervención. El partido ha visto en el actual contexto de incertidumbre y rearme internacional la oportunidad para reeditar la esencia del ‘no a la guerra’ de Irak (2003) que en su día capitalizó el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero, pero que amasaron partidos como Izquierda Unida.
Belarra centró su repaso a los logros de Podemos en el anterior Gobierno de Pedro Sánchez en las políticas que impulsó Montero desde el Ministerio de Igualdad, por las que afirma que “nunca” les van a “perdonar”.
Ubica el nudo de su relato en las rebajas de penas a agresores sexuales en aplicación de la ley sí es sí, y en ese episodio que arranca a finales de 2022 y se extiende hasta abril de 2023, acusan a Díaz de dejarlas solas para situarse junto al PSOE, que decidió modificar la ley estrella de Montero. Los golpes de Podemos a Díaz empezaron a llegar muchos meses antes.
“Irene Montero, te necesitamos de nuevo, compañera”, reclamó Belarra, contraponiéndola con esa izquierda que opta “por no hacer ruido ni nada”. “Que no quisiera joderse la vida como lo hicieron Iglesias y Montero”, clamó, entre aplausos.
El encargo de la secretaria general, que Montero ratificará más adelante en primarias, busca “volver a poner en pie a una izquierda que logre reequilibrar la balanza”, “una izquierda valiente” que haga “crecer las fuerzas de la paz”.
“Si no lo hacemos nosotras, no lo va a hacer nadie”
La propia eurodiputada y candidata vendió que sólo los suyos pueden desempeñar este rol. “Si no lo hacemos nosotras, compañeras, no lo va a hacer nadie”. “Los demás ya se han colocado del lado de la guerra, del lado de los recortes, del lado del rearme”, dijo. Ahí mete a Sumar, pero también al PSOE, y a ambos les atribuye incluso haberse puesto de parte del “genocidio” en Palestina”.
Muchos elementos identitarios, críticas y ataques a la Casa Real, a los jueces y a las élites políticas y económicas. Entre medias, llamadas a rechazar el aumento del gasto en defensa, a salir de la OTAN -en su día la consigna estrella de IU- y a cerrar las bases militares de EEUU en España.
Los que antes eran sus socios de Gobierno “ha pactado” con el PP “una gran coalición de guerra”, que en realidad es “un robo” a los ciudadanos, que se materializará en recortes a los servicios públicos. Y ella quiere volver a compartir Consejo de Ministros con ellos, pero torciéndoles el brazo en esta y otras materias.
Según los morados, cerca de 1.200 personas asistieron al cierre de su asamblea, además de las delegaciones de IU, los Comunes, ERC y EH Bildu. A ellos se dirigía Montero cuando prometía “salir hacia afuera, tender la mano, ser generosos”, “insistir y acoger a la gente”.
En una misma intervención, Montero tendía la mano a estas fuerzas e impugnaba el discurso de Díaz, que lidera la alianza en la que se integran IU o los Comunes. Rechazaba ese discurso contra el “ruido”, al que responde prometiendo incomodar, “no guardar silencio”, “hacer ruido y coger pancartas”. Ese discurso que, a su entender, defiende el “malmenorismo“, que para ella es alimento “del fascismo”. “El fascismo come malmenorismo, come progresismo, come resignación y decepción”.
Podemos se dispone a resistir endureciendo discurso, a la espera de que algunos aliados de Díaz la dejen en la estacada y acepten unirse a ellos. Hace dos semanas criticaban que, con su oferta para reunificar a la izquierda, Movimiento Sumar les regalase todo el protagonismo en la clausura de una asamblea en la que los morados no estaban presentes. Nadie mencionó el nombre de Díaz, pero no hizo falta. Podemos revalidó a Belarra, encumbró a Montero y emplazó al resto de fuerzas de izquierdas, que hoy están con Díaz, a que cambien de bando.