Isabel Díaz Ayuso lleva cinco años al frente de la Comunidad de Madrid con “la libertad” como eslogan. Un lustro gobernando para los madrileños pero, también, siendo la piedra en el zapato para el Gobierno de coalición. Siempre en el epicentro de la polémica, es uno de los grandes referentes del centroderecha español y un activo incontestable del PP. Y de ahí el pacto de no agresión entre Génova y Sol, a pesar de que no todas sus decisiones son compartidas por la dirección nacional.
El foco siempre está puesto sobre ella. Incluso en política exterior, a pesar de dirigir un Gobierno autonómico. Este mismo sábado, fue Ayuso la dirigente popular que acompañó a miles de venezolanos en la puerta del Sol para protestar contra el régimen de Nicolás Maduro. Ovacionada en la plaza, sus declaraciones fueron reproducidas en los informativos de radio y televisión. Ni rastro de Alberto Núñez Feijóo, que ya entonces tenía el alta médica por su desprendimiento de retina.
Precisamente, fue su agenda internacional la que ha traído uno de los momentos de mayor tensión hasta la fecha con el líder nacional. En pleno polvorín diplomático entre España y Argentina, la mandataria madrileña no dudó en condecorar a Javier Milei en un solemne acto en la Puerta del Sol. Moncloa puso el grito en el cielo y el líder del PP se apartó de esa instantánea. De hecho, su equipo se apresuró en aclarar que “no” iba a formar parte de los fastos.
“No se están cometiendo errores ya vividos”
Pese a ello, la relación entre Feijóo y Ayuso es buena. Al menos, así insisten en trasladarlo sus equipos. En público, siempre se cuida la cordialidad a pesar de que algunas decisiones de Sol hayan molestado en Génova13. “No se están cometiendo errores ya vividos”, traducen fuentes de la dirección nacional, refiriéndose al pulso que mantuvo Pablo Casado, otrora presidente del PP, con la líder madrileña.
Aquél cisma lo ganó Ayuso, con Miguel Ángel Rodríguez siempre a su lado diseñado la estrategia, y Feijóo fue elevado a la séptima planta de Génova13. Y, desde entonces, ambas partes asumen que han de entenderse entenderse. Las informaciones sobre el entorno directo de la presidenta de la Comunidad -ya fuera su hermano o su pareja- no han variado el proceder del equipo del presidente nacional. “No hay nada que la Justicia haya certificado”, se respondía oficialmente.
“Feijóo y yo no tenemos pesadillas con Ayuso. Si no existiera, habría que inventarla”, es el resumen de Borja Sémper en El Mundo, coincidiendo con este quinto aniversario. “Es un fenómeno con el que la izquierda no contaba y es que, ante ataques directos, haya una respuesta directa”, reivindica su forma de hacer política el portavoz, que en cambio es de un perfil mucho más moderado.
En Génova suelen decir que el PP “no es una secta”, que existen distintos perfiles que son compatibles y que han de llegar desde al votante socialista descontento al de derechas “pata negra” que ha votado a Vox. “Y hay algo que no es discutible, y es que ella no es que gane elecciones, es que arrasa”, reconoce un diputado nacional. En los actos con cargos nacionales, e incluso cuando visita otras comunidades, es a ella a quien más aplauden. “Es como una cantante que no pasa de moda”, remata su análisis, en conversación con este periódico.
Su ofensiva total contra Sánchez
Gran parte de su éxito se debe a su choque constante, permanente, con Sánchez. Algo, por cierto, de lo que ya hizo gala Esperanza Aguirre. En estos cinco años, Ayuso se ha enfrentado a casi todas las decisiones del Gobierno de coalición, elevándose en términos de popularidad y demoscópicos durante la pandemia. Fue muy crítica con el confinamiento. Mientras en otras autonomías las medidas contra el COVID eran muy estrictas, la Comunidad de Madrid se hizo famosas por sus terrazas atestadas de ciudadanos. “Libertad”, decía.
En materia fiscal, esa “libertad” de Ayuso ha supuesto también un quebradero de cabeza para el Ejecutivo de Sánchez. Cada vez que puede, baja los impuestos. La bonificación del impuesto de patrimonio en la Comunidad de Madrid llevó al Gobierno central a crear uno nuevo de las grandes fortunas para contrarrestar su decisión.
Actualmente, es una de las más críticas con el cupo catalán, fruto del pacto del PSOE con ERC para hacer a Salvador Illa presidente de Cataluña. A su juicio es “un atentado contra la soberanía nacional”. El próximo día seis, se verá con Feijóo y con el resto de los barones del PP para coordinar la estrategia, aunque ella ya ha avanzando que tomará todas las medidas a su alcance para que no llegue a efecto.
La líder madrileña también combate a Sánchez en los juzgados. Fue la primera en anunciar un recurso de inconstitucionalidad por la ley de amnistía aprobada gracias al acuerdo entre el PSOE y los independentistas. Recientemente, ha denunciado ante el Tribunal Supremo que no convoque la conferencia de presidentes autonómicos.
Me gusta la fruta
El enfrentamiento con llegó al insulto en el debate de investidura del presidente del Gobierno. Sánchez sacó a colación desde la tribuna la supuesta corrupción que afecta al entorno de la presidenta -la Justicia no hallado indicios- y ella espetó un “hijo de puta” desde la zona de invitados de la Cámara Baja. Al día siguiente, su equipo ya lo había convertido en un nuevo eslogan. “Dije me gusta la fruta”, bromeó. Llegaron decenas de cestos de fruta a Sol.
La oposición apenas ha podido hacerle un rasguño político por la cuestionada gestión de las residencias de ancianos durante la pandemia o las controvertidas obras de la línea 7B del metro de San Fernando de Henares. Empezó gobernando en solitario, pero apoyándose en Vox, y a partir de 2023 lo hace por mayoría absoluta. No hay encuesta que apunte que lo volvería a lograr en caso de nuevos comicios autonómicos.
¿Y el salto como líder del PP a nivel nacional? Públicamente, ella siempre ha respaldado a Feijóo, al que dice ver al frente de la Moncloa. Incluso cuando la dirección nacional se acercó a Junts, otro de los momentos de tensión entre ambos, le mostró su apoyo. “Ese salto es más complicado. Las estructuras autonómicas también tendríamos algo que decir”, expone un líder autonómico a Artículo14. Las fuentes consultadas aseguran que el melón de la sucesión no está abierto de momento. Y que, llegado el caso, habría que mirar a otros actores, como el andaluz Juan Manuel Moreno o el valenciano Carlos Mazón.