Hoy baja la persiana el chiringuito electoral en Euskadi y toca reflexionar antes del paso por las urnas este domingo. La campaña empezó muy centrada en los problemas que desvelan a los vascos; la vivienda, la sanidad, el turismo sostenible o la seguridad y ha terminado desviándose al callejón de siempre.
Las evasivas de Pello Otxandiano al ser interpelado en la Cadena Ser por el pasado terrorista de ETA y sus disculpas desganadas han meneado estas últimas horas con los partidos lanzados a la caza del voto. La no condena y las semidisculpas de Bildu han pringado de discurso nacional una campaña que se había jugado en clave eminentemente vasca.
Más allá del viraje final, en la coctelera de propuestas y mensajes de estas dos últimas semanas se ha echado en falta un ingrediente; las reivindicaciones y las preocupaciones específicas de la mitad de la población. “No ha habido agenda feminista en esta campaña”, concluye María Silvestre, catedrática de Sociología. Para Silvestre, que es la directora de Igualdad de la Universidad de Deusto, el discurso feminista ha quedado diluido por culpa de la ausencia de mujeres en la cabeza de lista de los grandes partidos: “no se ha hablado de violencia de género”, recuerda y eso a pesar de que 1.200 menores conviven con ella casi a diario en Euskadi.
Han pasado 44 años desde las primeras elecciones al Parlamento Vasco, 13 comicios y nunca (tampoco en esta ocasión) ha habido una candidatura capitaneada por una mujer con posibilidades reales de llegar a la Lehendakariza. Las feministas tenían puestas sus esperanzas en la cita del 21 de abril. Con PNV, Bildu, PSE o PP renovando liderazgos habría sido factible tener por fin a una lehendakari, pero al final todos los cromos se repartieron entre hombres.
“La elección de candidatos ha sido una oportunidad perdida”, lamenta Silvestre que cree que cuando toca repartir el pastel “del poder de verdad” es más difícil que en la mesa estén presentes las mujeres.
El PNV, un partido tradicionalmente muy masculinizado, le dio en los pasados comicios locales un buen barnizado femenino a sus listas, colocando a muchas políticas jetzales al frente de ayuntamientos y diputaciones, poniendo alcaldesas donde siempre había habido alcaldes, pero para luchar por el gobierno vasco optó por Imanol Pradales.
Bildu tras varias legislaturas apostando por mujeres potentes como Laura Mintegi o Maddalen Iriarte eligió a Pello Otxandiano justo cuando más cerca está de ganar. “Creo que los grandes partidos se dejaron llevar por esa visión de que el discurso de las mujeres tiene menos autoridad, pensaron que esto podía penalizarles, no se han atrevido y han perdido una gran oportunidad, porque la sociedad vasca ya no ve las cosas así”, zanja Silvestre.
Tres mujeres con poco espacio electoral
En esta contienda electoral si hay tres candidatas, pero las tres lideran proyectos pequeños con poquísimo margen para colar sus mensajes y peor aún, para colarse en el Parlamento. Alba García Martín es psicóloga especializada en intervención social e igualdad de género. La líder de Sumar se ha desgañitado en los debates y en los actos tratando de que se hable de cuidados en esta campaña. Como ya dijo en Artículo 14 “somos las mujeres las que vamos corriendo para abarcarlo todo, anteponiendo los cuidados, los niños, las tareas, como malabaristas”.
Es cierto que otros partidos como Bildu o PSE han tenido actos dedicados a esta realidad, pero “muy monotemáticos y poco transversales” en opinión de la catedrática María Silvestre.
Elkarrekin Podemos y su candidata Miren Gorrotxategi afrontan un panorama sombrío el domingo. La demoscopia dice que los morados podrían pasar de los 6 asientos actuales a ser una fuerza extraparlamentaria a partir del lunes. Gorrotxategi, que ya es conocida por su labor en el Parlamento Vasco, también ha quedado opacada por la pujanza de los candidatos de las formaciones favoritas.
A estos hándicaps la candidata de Vox Amaia Martínez, que defiende su único escaño, le suma la luz de gas que todas las formaciones en liza hacen a las propuestas del partido de Santiago Abascal.
De esta forma las tres únicas féminas que pintan con su cara carteles electorales en esta campaña están en el alambre. Su caída por debajo del tres por ciento de voto dejaría un panorama de líderes y portavoces exclusivamente varones en la cámara vasca, dejando claro que al menos en este 2024 Euskadi no ha sido un País para candidatas.