Vea el editorial de Ana Rosa Quintana de este viernes, 21 de febrero, en Artículo14.
Buenos días. Ser o no ser. Ser feminista en público y machirulo en privado. Esa es la cuestión. Eso eran las nuevas masculinidades. Juan Carlos Monedero decía en público que a los acosadores se les echa del partido. Ahora nos enteramos que el fundador de Podemos tiene tres denucias por acoso y violencia sexual. El doctor Jekyll en público y Mr. Hyde en privado. Debe ser agotador ese desdoblamiento moral de la personalidad, esa disociación entre el político y la persona. La Universidad Complutense investiga la denuncia de una alumna y Podemos recibió dos denuncias en septiembre de 2023. La primera denuncia se trasladó al partido el 12 de septiembre de 2023. El 14 de septiembre, Monedero anuncia que deja la fundación del partido, y año y medio después nos enteramos de que lo habían echado en silencio. Es más, la ministra de Igualdad, Irene Montero le invitó cuatro días después a un mitin en primera fila en un acto llamado “Con vosotras, Podemos”. Debería haberse llamado “Podemos con vosotras”, porque el punto violeta se convirtió en un agujero negro que se tragó las denuncias. Ese mismo mes, Podemos recibió otra denuncia. Y el punto violeta también dio la callada por respuesta. Silencio. Donde no se callaron fue en redes sociales. El mismo día en el que Monedero anuncia su marcha, Ione Belarra le agradece su magnífica militancia. La exdelegada del Gobierno contra la violencia de género, Victoria Rosell escribe: “Gracias por tanto”. Monedero sigue cuatro meses más en la televisión de Pablo Iglesias, que lo acaba echando por su acercamiento a Yolanda Díaz. El día que lo despide, Iglesias escribe: “Gracias por todo, amigo”. Silencio. Uno de los lemas de Podemos era: “Hay que romper el silencio, porque tu silencio no te protegerá”. Y aquí protegieron a Monedero con silencio. En Podemos no se aplicó la ley del solo sí es sí, se aplicó la Ley del silencio.