Vea el editorial de Ana Rosa Quintana de este viernes, 21 de marzo, en Artículo14.
Buenos días. El Gobierno se ha puesto el traje de pana y ha regresado a 1986 para gritar “OTAN no, bases fuera“. Mientras el Ejecutivo votaba a favor del rearme en Bruselas, en Madrid votaba en contra del rearme, y el presidente pedía que no se dijera rearme. Como esas abuelas que mandaban callar chistando a los niños cuando dicen culo. La prensa europea se ríe hoy de la actitud bélico-pacifista de Sánchez. El presidente acude a la Cumbre europea más importante de los últimos 50 años armado con poesías de Bécquer para lanzar sobre los rusos, mientras, el Gobierno pierde todas las iniciativas legislativas. En el próximo Consejo de ministros habrá tormenta de ideas para decir “rearme” en modo pacifista. Llaman “salto tecnológico” a adquirir misiles, barcos, aviones y munición. La ministra de Sanidad pide que se metan en la partida de rearme las medicinas, porque nada como un buen cóctel molotov de apiretal mezclado con dalsy para detener a un tanque ruso. El ministro de Transportes también pide meter los trenes. Ahí le damos la razón. Si envían a la guerra a los aguerridos pasajeros extremeños que cruzan trincheras cada semana para llegar a su destino toman Moscú en dos horas al grito de “rusos al tren”. Al presidente solo le queda ponerse el casco, coger el teléfono, y decir aquello de: “¿Es el enemigo? Tanques no tenemos, pero mandamos a Óscar Puente en un seiscientos y en lugar de disparar insulta. Bueno, no mata pero desmoraliza”. En las épocas difíciles necesitamos a líderes que nos digan las cosas claras. Si decimos “salto tecnológico” en vez de “rearme”, es como llamar pompis al culo. Dejémonos de eufemismos infantiles. No somos niños.