Sin sobresaltos en la primera etapa, pero con la certeza de que habrá “alguna sorpresa” en la segunda. El relevo del ministro de Transformación Digital, José Luis Escrivá, por el jefe de Gabinete de Sánchez, Óscar López, es la primera parada en esta remodelación del Ejecutivo, que hoy se antoja quirúrgica. Al menos, así lo espera el partido de Yolanda Díaz, el socio de coalición, que considera “previsible” que sólo se produzca otro cambio, por otra parte obligado: el relevo de Teresa Ribera como vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica.
En el Ejecutivo admiten que ya han sonado nombres para sustituir a Ribera, que previsiblemente dejará su asiento en el Consejo de Ministros para ser comisaria europea. No quieren que esos nombres trasciendan y recuerdan que la “sorpresa” suele ser habitual con los nombramientos del presidente.
En ambos partidos, también en el PSOE, se declaran “a oscuras” sobre los planes de Sánchez. Otra figura de la parte socialista del Ejecutivo reconoce que. aunque haya quien conozca los cambios que están por llegar, o los que ya se han revelado, “no se va admitir”. Silencio absoluto.
En el caso del aterrizaje de Escrivá en el Banco de España, que ha sido abordado en negociaciones con el PP desde hace meses, era imposible evitar que su nombre trascendiese, aunque la designación corriera a cuenta del Gobierno. Artículo14 fue el primer medio de comunicación en destaparlo. Sin embargo, pasado este “relevo de emergencia”, como lo define otra de las voces del Consejo de Ministros, el siguiente movimiento puede darse en escasas semanas.
Está previsto que la vicepresidenta Ribera dé a conocer en los próximos días su propuesta de reparto de portafolios (las carteras a las que aspira) y que inmediatamente después se fije una fecha para su examen en el Europarlamento, ya en el mes de octubre. Sánchez ya ha hecho crisis de gobierno sorpresivas, y nadie se atreve a afirmar con rotundidad que no volverá a jugar esta carta.
En opinión de Sumar, sin embargo, no habrá grandes cambios. En lo que les compete directamente, no está previsto que Yolanda Díaz fuerce movimientos entre los otros cuatro ministros de su cuota. Tras dimitir de sus responsabilidades internas, Movimiento Sumar está pilotado por una dirección colegiada interina, y cualquier reequilibrio requeriría de una labor de encaje de bolillos entre las formaciones a las que representan los ministros y ministras, que hoy es difícil afrontar. Sánchez delega la responsabilidad en relación a estas carteras en Díaz, y sólo ella puede tocarlas.
Un discurso “de estabilización”
Y, en lo que toca al Ejecutivo en su conjunto, lo “previsible” para Sumar es que Sánchez únicamente busque reemplazo para Ribera, un escenario que también abre la puerta a nuevas variables. Por lo pronto, la lectura que hacen miembros del Ejecutivo con carnet del socio minoritario es que el discurso del presidente durante la mañana, cuando desveló algunas claves de su hoja de ruta política, ha sido “de estabilización”.
Tenía la opción de hacer una crisis de gobierno, de unir las salidas de Escrivá y Ribera, y ha optado por lo contrario. Además, para sustituir al exministro ha escogido a un hombre de su máxima confianza, por lo que tiene ciertas garantías de que “todo sigue igual”, apuntan. Un ministro que salta al Banco de España, un jefe de Gabinete que pasa a su lugar, y un secretario general (Diego Rubio) que toma el relevo de López. Todos juegan en casa.
Además, en lo que atañe al reemplazo de Ribera, ven posible que Sánchez reordene la distribución de las vicepresidencias, por ejemplo, si escoge a un perfil más técnico y menos político para ocupar el hueco de la futurible comisaria. Por lo pronto, la responsable de Transición Ecológica no tiene intención de abandonar el Consejo de Ministros de inmediato, y todo queda en suspenso hasta que se clarifique su futuro en Europa.
En el PSOE están acostumbrados a esta forma de operar del presidente, lo que no quita para que su comparecencia sorpresa a mitad de la tarde, en Moncloa, no hiciera sonar alarmas. Se anunció con quince minutos de antelación, y básicamente sirvió para confirmar los cambios ya recogidos en los medios, y para que Sánchez presumiera de que el Gobierno tiene “las pilas cargadas” y mantiene el rumbo hacia una legislatura “larga”.
Balón de oxígeno frente a los barones críticos
Con la vista puesta en la conferencia política del presidente -anunció su intención de gravar más a las grandes fortunas, sin detallar sus planes-, pero también en la comparecencia de la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, el partido hacía un esfuerzo de contención. La titular de Hacienda y también número dos del PSOE se ha visto obligada por el PP a comparecer en el Senado para dar cuentas sobre el pacto con ERC en Cataluña, la suerte de concierto fiscal al que denomina “financiación singular”.
En una jornada con importantes nombramientos, y con la vicepresidenta enfrentando las amenazas de Junts y ERC de no mantener su apoyo al Ejecutivo, en las federaciones territoriales han optado por un perfil más bajo, a pesar de su enfado por el pacto en Cataluña. Dejan la puerta abierta a volver a incrementar los decibelios antes del fin de semana, cuando se celebra el Comité Federal que dará el pistoletazo de salida a su 41º Congreso, pero hoy han optado por dar oxígeno a Montero y a Sánchez, incluso con alguna alabanza al desempeño de la ministra. De aquí al sábado, como afirmaban en el entorno de uno de los barones, aún hay mucha pista por recorrer.