Sánchez premia a la delegada del Gobierno en Valencia y relega a Redondo

Blinda a María Jesús Montero y a Santos Cerdán en su núcleo duro y deja fuera a la ministra de Igualdad

El secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán (i) abraza a la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda María Jesús Montero (c), en presencia del secretario general del partido y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez Efe

Bunkerización ante la ofensiva. Pedro Sánchez opta por mantener a los pesos pesados del PSOE, María Jesús Montero y Santos Cerdán, como números dos y tres del partido. En la lista de la Ejecutiva Federal que emana del 41 Congreso socialista, en Sevilla, fuentes del partido confirman que la vicesecretaria general y el secretario de Organización seguirán al frente de sus carteras, como también lo hará la portavoz federal, Esther Peña.

Entre las nuevas incorporaciones, desveladas al filo de las 00.30 horas del domingo, se encuentra la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé. La nueva secretaria de Igualdad ha jugado un rol destacado en la gestión de la DANA, así como en la comunicación de la labor del Ejecutivo en esta materia.

Son parte de los nombres que jugarán un papel clave en la nueva etapa del PSOE, decididos a última hora de la segunda jornada de su congreso, convertido en una suerte de circo de varias pistas.

Seis salas en las que se votaban más de 6.000 enmiendas de agrupaciones y federaciones socialistas en todo el territorio; un pabellón en el que José Luis Rodríguez Zapatero se consagró como una suerte de líder espiritual del PSOE; una gran carpa en la que los militantes intercambiaron mensajes de desesperación y a la vez de ánimo, entre críticas a la “ofensiva judicial” tras la que ven la mano del Partido Popular. Y una estancia lejos de los focos, en la que Pedro Sánchez ha visto desfilar a los barones, antes de decidir la composición de la Ejecutiva.

El 41 Congreso del PSOE, que se clausurará este domingo con un discurso de su reelecto secretario general, único candidato al liderazgo, funciona como un circo de varias pistas en el que, a veces, los números se repiten. Ha ocurrido con esa llamada a resistir a la “cacería humana” desde los medios y en “sede judicial”, en palabras del secretario de Organización, personificada en Sánchez y su familia. “Quieren que demos un paso atrás y no lo vamos a dar”, resume una ministra.

Se presentan como víctimas de un “asedio coordinado”, según un ministro; una “campaña orquestada” según otra de sus compañeras de gabinete, en alusión a las revelaciones periodísticas y las investigaciones judiciales sobre la supuesta corrupción que ensombrece al Ejecutivo.

Los discursos públicos de Cerdán, Montero o el expresidente Zapatero -ha cogido el micrófono dos veces, más que el secretario general-, se han movido en un rango que va desde el ‘coaching’ a los suyos hasta la declaración de guerra, y tienen escasa contestación pública. La excepción la protagoniza Emiliano García Page, presidente de Castilla-La Mancha, que pide “autocrítica” y dejar el “papel de víctima”.

Los dardos de Page se dan por descontados. Lo que no suele trascender es que incluso en el Gobierno hay dudas sobre esta estrategia: “Sigo pensando que estamos en una democracia plena”, “confío en la separación de poderes”, matizaba una destacada dirigente.

“No estamos indefensos [ante las causas judiciales], porque afirmar eso supondría no creer en el estado de derecho”, resume un exministro. La mayoría de fuentes consultadas por Artículo14 no comparten las palabras de Page, pero algunas lamentan que se haya roto “el consenso de no meter en el debate político a los jueces”. La percepción mayoritaria es que ha habido excesos en las distintas investigaciones, que restan credibilidad a la Justicia. Que generan desafección y que les alejan de la misma.

Por mucho que algunos dirigentes se esforzaran por insuflar optimismo, en algunas de sus fórmulas se apreciaba el estado de desánimo que recorre al partido y que ha marcado el Congreso: “Con esas ganas de comernos el mundo, o el mundo nos come a nosotros”,  advertiría la vicepresidenta primera y número dos del PSOE.

En los pasillos, militantes y delegados se quejan de la “persecución” al jefe del Ejecutivo, y algunos ya ven el riesgo de que la pena le telediario les hunda, y que nada permita remontar cuando se abran las urnas. Los discursos de los secretarios generales de CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez, también buscaron insuflar moral, y el primero incluso animó a Sánchez a dar la batalla frente al “Estado profundo” y el “lawfare”. El diagnóstico es que toca resistir a una ofensiva por tierra, mar y aire, y por eso deben cerrar filas.

El elefante en la habitación

Por mucho que hayan intentado evitarlo, el dimitido secretario general madrileño, Juan Lobato, ha sido el elefante en la habitación durante todo el cónclave. Fue evidente cuando trascendió su declaración como testigo ante el Tribunal Supremo, el viernes, en el marco de la investigación por la filtración de datos personales de Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso.

Lo fue cuando se conoció la destitución como consejera de Paradores de Pilar Sánchez Acera, asesora de Moncloa que intercambió con Lobato los mensajes que éste llevó ante notario, sentenciando su carrera política. El cese se produjo hace un mes, pero no se ha visto publicado hasta este sábado. Ferraz quería que Lobato no asistiera al cónclave y él cumplió, pero los escenarios que pueden abrirse en esta causa, tras la entrega de su móvil al Supremo, estaban en la mente y en las conversaciones de muchos de los presentes.

Lo estaban también la imputación del hermano del presidente, David Sánchez, y del secretario general del PSOE extremeño, Miguel Ángel Gallardo (presente en la capital andaluza); las últimas declaraciones de Koldo García, y Víctor de Aldama, pero también la investigación a Begoña Gómez, esposa del presidente. También fue aclamada mientras paseaba por el cónclave.

La destrucción generada por la DANA en la Comunidad Valenciana ha llevado al PSOE a rebajar el tono festivo de este congreso, y esto sirve a los socialistas para vender normalidad y “tranquilidad”, a pesar del ambiente enrarecido. El tono y los gestos de buena parte de los oradores, los quiebros de muchos ministros ante la prensa, o la repetición del argumentario genérico al ser preguntados por la corrupción evidenciaban lo que admitía un dirigente socialista a este periódico: “Estamos en modo búnker”.

Un congreso deslucido en lo político

En otro orden de cosas, Sánchez ha logrado esquivar la batalla entre Cataluña y el resto de comunidades autónomas por el modelo de financiación, y en la ponencia marco del partido recurren a una propuesta política que apenas se aleja de los viejos ejes. El pacto con ERC anunciado en agosto, que pasaba por ceder el control de la recaudación fiscal en su territorio a Cataluña, incendió a media docena de territorios.

Los cambios a la ponencia marco aprobados este sábado buscan contentar a todas las partes, hasta el punto de que barones críticos con el pacto con ERC tildan el texto de “ponencia placebo”. “Seguimos con el catecismo de siempre”, afirmaron, ya antes de que se pactara la redacción final. Después de que trascendiera, se mantenían en su diagnóstico.

El documento apuesta por abrir canales de negociación “bilateral” entre distintos territorios con el Gobierno, pero establece que las grandes decisiones se acepten entre todas las partes. También introduce el reconocimiento de las “singularidades” de cada territorio. Se ha buscado una fórmula que contenta a todas las partes, y que no supone agravios. Tampoco supone cambios significativos, como reconocen varios dirigentes.

‘Indulto’ a Chaves y Griñán y sentencia a Espadas

Entre las imágenes más potentes del Congreso está la de los expresidentes andaluces Manuel Chaves y José Antonio Griñán, ambos borrados de los actos del partido durante años por su rol en el caso de los ERE. El PSOE los rehabilita después de que el Tribunal Constitucional anulase sus condenas y devolviera el caso a la Audiencia Provincial de Sevilla para que redacte una nueva sentencia. Y los militantes los acogían entre aplausos.

Junto a Chaves y Griñán se sentaba Susana Díaz, su sucesora y última presidenta de Andalucía con carnet socialista. La senadora disparó contra el actual barón andaluz, Juan Espadas, reclamándole un partido “habitable y respirable”, que permita opinar “sin que te caiga una manta de palos”. Precisamente Espadas se encuentra en el filo de la navaja; desde hace meses se especula con su previsible relevo antes de las elecciones andaluzas de 2026, y su discurso durante el cónclave en el que ejerce como anfitrión ha dado aire a sus críticos.

El líder de los socialistas en Jaén, Francisco Reyes, evitó respaldarle públicamente en una entrevista en la SER, abriendo la puerta al debate sobre su futuro. “Cuando lleguemos a ese río, cruzaremos ese puente”, despachó. Distintas fuentes apuntan que la batalla por su sucesión previsiblemente se dará por iniciada en cuanto concluya el congreso. 

Quienes sí han brillado en esta cita han sido la ministra de Ciencia e Innovación y secretaria general del PSPV, Diana Morant, que pronunció un aplaudido discurso, y el ministro de Transportes, Óscar López. López fue capaz de debatir con las Juventudes Socialistas en tono distendido, y sus paseos por el recinto del congreso evidenciaron su buena acogida entre delegados y militantes.

Sánchez apenas se ha dejado ver fuera del plenario, en primera fila o sobre el escenario, y hasta las 13.30 horas del domingo no va a tomar la palabra para oficializar el endurecimiento del discurso del PSOE. Se prevé que redoble sus llamados a resistir, pero también que cargue las tintas en su defensa y la de su esposa. Se moverá entre algo parecido al ‘coaching’ a los suyos y la declaración de guerra a quienes acusa de perseguirle.