premio isabel oyarzábal

“Al señor Albares se le olvida que mi madre fue la primera diplomática profesional”

Inés Argüelles, hija de Margarita Salaverría, lamenta que el ministro de Asuntos Exteriores escoja para nombrar un premio de líderes diplomáticas a la socialista Oyarzábal, embajadora por nombramiento político

Inés Argüelles, hija de la primera diplomática en España
Inés Argüelles, hija de la primera mujer diplomática en España, Margarita Salaverría Javier Cuadrado

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha anunciado la convocatoria de un premio para reconocer a mujeres líderes en diplomacia. Al galardón lo ha llamado Isabel Oyarzábal, en recuerdo de la primera embajadora del país. Sin embargo, el ministro no ha tenido en cuenta que la verdadera pionera en diplomacia, por carrera y no por nombramiento político, fue Margarita Salaverría. Se da la circunstancia de que Oyarzábal fue afiliada al PSOE y a la UGT desde 1931, y candidata socialista a las Cortes Constituyentes en 1933. El mismo año en que Salaverría, nacida en Buenos Aires, aprobó la oposición, convirtiéndose en la única mujer de toda la promoción y la primera de la historia de España.

¿Ha sido el “pecado”  para no ser la escogida por el ministro no haberse afiliado al partido de su gobierno? ¿O que pese a ganar la oposición en la Segunda República ejerció su cargo durante el franquismo? “Quiero pensar que ha sido más ignorancia más que otra cosa”, habla Inés Argüelles para Artículo14, también diplomática y una de los seis hijos que tuvo Salaverría con Jaime Argüelles, compañero de su promoción.

Inés Argüelles, en su casa.

¿Por qué cree que el ministro se ha saltado a su madre?

Mi madre fue la primera diplomática profesional, no como nombramiento político, que tuvo España. Ese dato se le ha escapado al ministro. Quizá él por eso ha querido puntualizar que fue la primera mujer embajadora, Isabel Oyarzábal. Y quiero creer que el argumento ha sido que nuestra madre nunca llegó a ser embajadora.

¿Le valdría esa explicación?

Pues me parece una pena que España, con un cuerpo diplomático de larguísima tradición y prestigio, tenga que significar a una mujer como Oyarzábal, de gran mérito, eso sin duda, pero que no era diplomática.

Se da la circunstancia de que Oyarzábal era afiliada al partido socialista. 

La carrera de Isabel Oyarzábal fue muy variada, pero ella ya muy madura, y después de haber trabajado en el mundo del periodismo y de la interpretación, hizo un concurso oposición a inspectora de trabajo, y acto seguido es cuando la nombran en una delegación. Teniendo entonces cincuenta y tantos años. No se parece en nada a la carrera diplomática y profesional de nuestra madre, que ingresó en el cuerpo diplomático a los 22 años. Se ha perdido una oportunidad. Si se iba a hacer un premio para significar a la mujer en la diplomacia hubiera sido mucho más apropiado escogerla a ella.

Margarita Salaverría en Londres

Margarita Salaverría, única mujer miembro de la embajada de España en Londres, detrás del duque de Alba

¿Se han puesto en contacto con el ministerio?

No, el ministerio es muy libre de vincular este premio con una embajadora y tampoco se puede objetar oficialmente nada. Sólo lamentar la falta de oportunidad. El señor Albares está muy dirigido hacia una tendencia sectaria y contra eso es muy difícil argumentar más allá que con el sentido común y hacer esto que estamos haciendo ahora usted y yo.

¿Podría haber penalizado que ejerciera durante el franquismo?

Podría ser, pero llama la atención ya que fue una oposición celebrada durante la II República, que fue precisamente la que permitió a las mujeres acceder. Mi madre concurrió y ganó sin ningún problema. Me da pena que este país se rija por criterios tan sectarios. Y luego vino la Guerra Civil y todo el cambio que hubo en España. Aunque se volvió a impedir la entrada de mujeres en la carrera diplomática en toda la primera parte del franquismo, los derechos de mi madre se respetaron siempre como funcionaria que había ingresado con la República.

Su madre creció en un ambiente muy feminista e intelectual, su abuela tuvo relación con Victoria Kent y Clara Campoamor en el Liceo Club femenino. 

Sí, mi abuela Amalia Galarriaga, fue socia fundadora del club y tesorera. Al que, por cierto, también perteneció Isabel Oyarzábal.

Inés Argüelles, en su casa.

La prensa internacional se hizo eco del nombramiento de su madre, pero ella no concedió entrevistas porque no le gustaba pensar en términos de sexo. 

Mi madre no era una feminista en el sentido actual de la palabra, sino en el sentido auténtico. Consideraba que una mujer es tan válida como un hombre y que tiene que actuar en igualdad de condiciones. Y ella lo hizo. No quería que se señalara su sexo por encima de sus méritos académicos, profesionales y personales.

¿Su madre manifestaba su ideología?

No era de ideologías. Era una mujer de mente abierta, educada en un ambiente intelectual y liberal con amigos en todas partes.

Fue compañera de promoción de Pedro Cortina, se codeó con el matrimonio Baroja y Dalí… ¿Qué  le contaba?

A ella le divertía mucho su primera época, cuando empezó la carrera, de curso que hizo toda la promoción, los primeros años en el ministerio… Ella lo disfrutó muchísimo. Tenía una gran colección de anécdotas que nos solía contar a los niños. Había mucha temática para cubrir, lo mismo para los más grandes como para los más pequeños.

La diplomática Margarita Salaverría, desde su despacho en la embajada

Margarita Salaverría, desde su despacho en la embajada de Madrid

¿Cómo era para ella vivir en un mundo reservado para los hombres? 

Hizo muy buenos amigos: su jefe era un hombre y sus subordinados también, y estaba en un plano de igualdad con todos los demás. Tuvo un destino en el extranjero en Londres durante la guerra. Ella iba la embajada todos los días entre bombardeos.

¿Cómo recuerda a su madre?

Era una mujer de grandes capacidades, con un dinamismo y una capacidad de atender a todo que era poco normal. A ella le gustaba muchísimo el trabajo y lo pudo compaginar con la familia porque tenía ayuda en casa y porque siempre tuvo el apoyo de mi padre. Lo que sí es verdad es que ella hizo una carrera más corta porque vio que necesitaba estar más en casa y pidió una excedencia.

A su padre le destinaron a Washington y ella asumió el papel de mujer de embajador. ¿Priorizó la carrera de su marido?

Ya había pedido la excedencia. Fue un momento en que a nuestro padre lo destinaron ahí y coincidió que se organizó la primera visita oficial del entonces Príncipe Don Juan Carlos a Estados Unidos. Y ahí la embajada en todo su conjunto, el embajador y, por supuesto, la mujer del embajador, tenían un trabajo muy importante. Era la carta de presentación de lo que iba a ser la nueva monarquía española.

¿Qué le contó de ese periodo en que España se abrió a una Monarquía constitucional?

A ella le pareció que la vuelta de la Monarquía traería una estabilidad a España como finalmente fue. Las personas que habían vivido la guerra civil a los dos bandos sabían lo que era un desorden y una contienda y los dos quedaron muy reconfortados de cómo España supo salir de un momento político difícil con toda garantía.