En Italia todo el mundo la ha visto, incluso varias veces. Mujeres que, tras ir solas al cine y quedarse fascinadas con Siempre nos quedará mañana, la primera película que dirige la actriz Paola Cortellesi, llevan a sus parejas, a su madre o a su hermana. Mejor aún, a sus hijas. Desde que fue estrenada el pasado otoño la sensación generalizada es que nadie podía quedarse sin verla. El boca a boca la convirtió en un fenómeno que luego se tradujo en números.
Fue la película más vista del año, más que Barbie, más que, en su momento, La vita è bella (La vida es bella), de Roberto Benigni, ganadora de tres premios Oscar en 1999. Entró, con el paso de las semanas, entre las películas más taquilleras de la historia reciente de Italia. Y no era para menos: la historia de Delia, la protagonista, interpretada por la misma Cortellesi, era universal. Este 26 de abril el largometraje en blanco y negro llega a las salas españolas tras el éxito en Francia y en Alemania y, lo hace, además, pocas horas después de que Italia este 25 de abril celebre, como cada año, la liberación fascista, la posterior entrada en la República y la sucesiva introducción del voto femenino.
Delia es una mujer de mediana edad, con tres hijos, dos pequeños y una primogénita por la cual siente una predilección especial. El marido, Ivano, interpretado por Valerio Mastandrea, es un hombre violento y autoritario, controla todo en la casa, la entrada y la salida del dinero, los movimientos de su mujer y, por supuesto, el dinero que ella gana realizando varios trabajos para aportar a la economía familiar. Delia sufre la dura realidad de su ambiente familiar mientras se desahoga con su amiga del alma, Marisa (Emanuela Fanelli). Todos sus deseos son que su hija, que está a punto de casarse con un chico adinerado del barrio, salga adelante. Y es ahí donde la historia de su hija se entrelaza con la suya. Estamos en la Roma de la posguerra, en mitad de los años 40, en el barrio de Testaccio, uno de los más populares de la ciudad.
El patio, un lugar poderoso para las mujeres
Un lugar que, si no fuese por los coches modernos, seguiría igual que en la película. Recorremos sus calles hasta llegar a Via Giovanni Battista Bodoni, donde el largometraje fue rodado y donde se ambienta. El epicentro es uno de esos patios de vecinos típicos de los barrios populares romanos, con tantas escaleras que dan a un espacio central donde, como se ve en la película, las vecinas compartían la vida mientras veían corretear a sus hijos. Allí nació y aún vive Sonia, de 65 años, que describe para Artículo14 cómo todo y nada, al mismo tiempo, ha cambiado. “La amistad entre mujeres aquí en el barrio, que se representa en la película, sigue siendo la misma. Antes, cuando era niña, recuerdo que cuando te faltaba algo se lo pedías a la vecina. Aún hoy, si me ocurre, lo sigo haciendo. Ese sentimiento sigue ahí y el film lo representa perfectamente”, añade. Dice que ella, y toda su familia, lo fueron a ver al cine y que se quedaron fascinados.
Hace más de dos años, cuando rodaron el largometraje, su edificio y los colindantes vivieron en directo la creación de ‘Siempre nos quedará mañana’. “Mi infancia fue como era la película, a nosotros también nos llamaban para comer desde la ventana nuestras madres y, nosotros, decíamos siempre, cinco minutos más”, añade. Ese sentimiento de comunidad sigue intacto en esta parte de la capital italiana donde el tiempo parece estéticamente no haber pasado. Pero, otras cosas, han cambiado y mucho. La representación sin complejos, a veces con gran genialidad, cómica, que hace de la violencia de género Cortellesi ha removido muchas conciencias en Italia. Valentina, de 30 años, que fue con su pareja, de la misma edad, salió satisfecha cuando vio que él entendía el significado que tenía la película y dijo “deberían ponerla en todos los colegios”. El film es capaz de explicar muchas cosas sobre la independencia de las mujeres y la libertad de una forma transversal, llegando a todos los públicos y es, precisamente ahí, donde está seguramente la clave de su éxito.
Un feminicidio cada tres días
Un mensaje, el de la libertad de las mujeres, que hace falta recordar una y mil veces. Aunque la vida de las italianas ha cambiado mucho desde hace casi 80 años, una mujer es asesinada por feminicidio cada tres días, según los últimos datos. La historia de Delia es necesaria y llegó en un momento, este otoño, en el que Italia lloraba consternada la muerte de Giulia Cecchettin, de 22 años, a manos de su ex pareja. Sirvió, seguramente, para una reflexión colectiva. Lia Varoli, de 43 años, ha visto la película varias veces, una de ellas con sus padres, de casi 80 años, que han reconocido la verdad del film de Cortellesi. “Mi madre recuerda cómo mi abuela, igual que Delia, además de ser profesora, ponía inyecciones como la protagonista de la película, para traer más dinero a casa”, añade Varoli.
Hay algo de intergeneracional que es fundamental para entender el éxito de este trabajo. Desde el vínculo que une a Delia con su hija, fundamental en la trama y el sentimiento de Siempre nos quedará mañana. Una sensibilidad muy profunda que nace, precisamente, de la propia historia de Paola Cortellesi. La directora explicó en una entrevista que su hija, Lauretta, de 10 años, estaba leyendo un libro sobre los derechos de las mujeres y estaba incrédula sobre todo lo que habían tenido que vivir todas las que habían estado antes de ella. “Es importante que mi hija conozca el pasado, porque solo así sabrá que los derechos no son eternos y que deberá combatir para conquistar otros nuevos. Al final la película era un acto de amor de una madre hacia una hija”, dijo Cortellesi.
Alice Valeria, escritora y periodista especializada en cine, valora para Artículo14 el fenómeno de esta película. “La sorpresa fue que la cuestión de la libertad de la mujer nunca había sido tratada de esta forma y unida a un derecho fundamental de la mujer (que no desvelamos para no realizar spoiler)”, dice. “Es una historia universal y necesaria”, añade. Una historia que, además, permite abrir los ojos, sensibilizar y conquistar con una delicadeza y un humor que son resultado de la genialidad de Cortellesi, una actriz ya adorada por su comicidad en Italia que, ahora, es ya una institución.