No me gusta generalizar pero desgraciadamente hay muchos nombres de futbolistas que han saltado a la primera línea informativa relacionados con algún delito de índole sexual o machista. Son jugadores de equipos menores y jugadores de primera división, de clubs de élite, que se han visto salpicados por algún escándalo sexual. Desde luego uno de los más sonados ha sido el de Dani Alves, que se encuentra en libertad provisional tras haber pagado una fianza de un millón de euros y a la espera de que la justicia resuelva los recursos que se han interpuesto a la condena que tiene por haber violado a una joven el 30 de diciembre de 2022 en un local de ocio nocturno en Barcelona. La joven declaró que Alves le había violado en el cuarto de baño y la obligó a practicarle una felación a la fuerza. Años antes el escándalo saltó en los jugadores del Arandina. Fue el caso que más impactó en la sociedad española porque se cometió una violación entre tres futbolistas de este club contra una menor de 15 años. Dos años más tarde fueron condenados a 38 años de cárcel aunque tras la revisión de la ley del “solo si es si” su condena fue reducida a nueve años que es la condena que están cumpliendo ahora. El último caso, el de Rafa Mir y su presunta agresión sexual ha vuelto a poner en el punto de mira a los jugadores profesionales.
Creo que en todos estos casos la tibieza con la que han respondido tanto los clubes como la Federación Española de Fútbol es palpable y denunciable. Y también creo que los futbolistas deberían firmar un manual de “condiciones/instrucciones” para saber comportarse y tener las mismas alturas de mira que el resto de los humanos principalmente porque ellos son ejemplo para miles de jóvenes que sueñan con parecerse a sus ídolos. Lo hemos debatido muchas veces en La Mirada Crítica de Tele5 y la opinión es unánime prácticamente entre todos los colaboradores. Lo que nunca me hubiese imaginado es que ese manual de instrucciones se iba a llamar “contrato de consentimiento sexual” y que se iba a utilizar por algunos futbolistas para mantener relaciones sexuales. Si, como lo oyen. Lo hemos conocido esta semana y es un “contrato” que circula entre los jugadores de Primera División de nuestro país como un documento de consentimiento explícito cuyo objetivo es proteger a ambas partes de posibles malentendidos o acusaciones posteriores. En él se identifican las partes involucradas y se acuerda, con precisión, que actividades están dispuestas a realizar, estableciendo un tiempo y un lugar para este consentimiento. Es más: se especifican los métodos de protección y anticoncepción a utilizar y se aborda posibles cambios en las actividades consensuadas mediante la cláusula “Ratchet” que permite modificaciones siempre que ambas partes lo acuerden verbalmente o por escrito, asegurando que cualquier ajuste sea consensuado. ¿No les parece delirante? ¿no debería haber tenido ya una respuesta de la Federación Española de Fútbol?¿no es asqueroso?
Lo más tremendo todavía no lo he detallado porque una de las secciones más controvertidas es la que trata la posibilidad de una “violación accidental”, es decir, una penetración no consentida que puede ocurrir sin intención debido a movimientos involuntarios durante el acto sexual. El contrato ofrece dos opciones: considerar el incidente como un asalto, lo que obligaría a la parte masculina a demostrar que el acto fue accidental, o tratarlo como un accidente, asumiendo el consentimiento retroactivo por parte de la persona afectada. En ambos casos, el objetivo es clarificar cómo proceder en situaciones de este tipo, protegiendo a ambas partes de conflictos posteriores.
Lo he consultado con juristas y algunos incluso señalan que el simple término de violación accidental puede resultar delictivo por el significado que conlleva. Incluso aseguran que en estos casos la Fiscalía tendría que actuar abriendo una investigación para saber exactamente quienes han manejado este documento, en que escenario se ha movido, quien es el inductor, con qué letrados se ha consultado la posibilidad de acceder al papel y lo más importante quien o quienes lo han firmado para protegerse según ellos de denuncias falsas, y alguna habrá, pero sobre todo de la posibilidad de que el asunto se vaya de madre y alguien no pueda parar. Es tan burdo y tan asqueroso que tenía que escribir acerca de ello. Y por supuesto que ninguna persona que mantenga una relación con un futbolista y le venga con este contrato acceda a firmarlo. Faltaría más.