Opinión

Vergüenza en forma de silencio

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“Para que el mal triunfe sólo se necesita que los hombres (incluidas las mujeres) buenos no hagan nada”, dijo Burke a cuento de la Revolución Francesa. Por eso Venezuela será libre pronto, muy pronto.

Hoy día 9 de enero, víspera de la toma de posesión del presidente electo, los legítimos ganadores de las elecciones, la valiente María Corina Machado -a quien el pavor que le tenía el régimen no la permitió presentarse- y Edmundo González, han convocado a todo su pueblo a salir a las calles. Se trata de mostrar al régimen dictatorial y al mundo, la fuerza imparable de la determinación, el valor ilimitado que nace de lucha por la libertad frente a la violencia y sinrazón de los muertos de miedo.

Desde su fracaso electoral en las elecciones de julio de 2024, Maduro inició una terrible represión a los participantes en estas manifestaciones cívicas que se han ido repitiendo por su negativa a irse pacíficamente. Human Rights Watch ha contabilizado más de 2.400 detenciones, entre ellos 114 adolescentes, a los que se les imputan delitos que van desde la incitación al odio al terrorismo. Es la mayor inversión de la carga de la prueba posible. Los maestros de la tortura acusando a quienes la sufren inmisericordemente.

Capacidades e incapacidades

Nada de todo esto ha servido para doblegar la firme determinación de un pueblo liderado, algo casi inédito en estos tiempos, por alguien a su altura. Una bravísima, valiente, decidida, serena, alegre y lúcida mujer; que es, además, siguiendo el dicho con el que empecé, una mujer buena. Una mujer, María Corina Machado, que ha decidido, no hacer algo, sino hacerlo todo y darlo todo hasta el final. Consciente de lo que puede ocurrir, ha dado una instrucción bien precisa: que no se negocie su libertad a cambio de la de Venezuela. Parece fácil decirlo, pero párense a pensar lo que es hacerlo.

Es verdad que Maduro no ha emitido sobre ella, como sí ha hecho con Edmundo González, el legítimo ganador de las elecciones del 28 de julio, una orden de captura ofreciendo 100.000 dólares a quien de una pista sobre su paradero. No contento, ayer secuestró a su yerno frente a sus dos hijos de 7 y 9 años cuando los llevaba al colegio. No se puede tener más miedo y no se puede ser más ruin.

A pesar de estas amenazas, que ya ven que se cumplen, y de movilizar a más de 1.200 efectivos militares en todo el país, mañana las calles se inundarán de libertad como preludio a la que llegue después. El día 10 de enero será la juramentación, la toma de posesión del Presidente electo, que es Edmundo González como reconocen Estados Unidos, Italia, Panamá, Costa Rica, Uruguay, Paraguay, Argentina, Ecuador y Perú.

También el Senado de España a iniciativa del PP, y el Congreso con los votos very last minute del PNV. Sin embargo, y a pesar de que ambas cámaras así lo han pedido, a pesar de haber comprobado las actas, que fue la primera excusa utilizada por Albares para reconocer la victoria aplastante de la oposición; han sido incapaces de hacerlo, incapaces de tener un mínimo gesto, no de valentía, que no lo es, sino de compromiso con la verdad.

¿Dónde está la duda?

Es imposible no sentir una profunda vergüenza, que llega a la indignación, ante la actuación del Gobierno de España con los venezolanos. El silencio del que hace gala para evitar cualquier pronunciamiento le señala cómplice. No es momento de prudencia sino de alzar la voz. Y de hacerlo porque lo que avala es la verdad de las urnas, así de simple. Se está pidiendo a quienes se dicen demócratas, que lo sean. Nada más. Nada menos.

El Gobierno de España no se juega la vida, como sí lo harán quienes salgan mañana a las calles de Caracas. Hay actas electorales que han certificado una victoria de Edmundo González por un 70% frente al 30%, ¿Dónde esta la duda? ¿Cuál es miedo? Y sobre todo, ¿Cuál es su apuesta de futuro para Venezuela? ¿Van a respaldar a Maduro si se le ocurre utilizar la violencia? ¿Van a pedir la liberación del yerno de Edmundo? ¿Con la misma eficacia que han intentado la liberación de los dos españoles encarcelados de los que nada sabemos o con más?

No hay palabras para describir tanto vacío. Sí hay razones, probablemente las de Zapatero, testigo privilegiado desde el bunker de Miraflores de una victoria electoral que le ha dejado mudo.

Este silencio podría haberse roto con las palabras del presidente del Gobierno en la presentación de los 100 actos de conmemoración de la muerte del dictador Franco, “no hace falta ser ni de izquierdas ni de derechas para mirar con tristeza y terror los años oscuros del franquismo y temer que ese retroceso se repita. Basta con ser demócratas”. Pues eso, bastaría con ser demócratas para alzar la voz ante Europa y ante el mundo; y ayudar a los venezolanos a liberarse del dictador que tienen hoy.