Hace años, entre 1995 y 1996 se emitía en televisión el programa Uno para todas, presentado por el carismático Goyo González. Un título y una temática que hoy podríamos tildar de “políticamente incorrecta”, pero que dio pie a una canción muy pegadiza. El programa versaba sobre como 200 mujeres elegían al “chico” del verano.
Hoy comienza el verano y en lugar de hablar sobre cuál debería de ser ese “chico”, lo ideal sería poder hablar sobre cuál tendría que ser esa “financiación” justa para todos.
Cada día nos despertamos con nuevas portadas, nuevos titulares y rumores con tintes de predicciones del futuro.
Esquerra Republicana de Cataluña pide una financiación singular, pero… ¿Qué es una financiación singular? Podríamos decir que es una gota más en el vaso de las cesiones a Cataluña para mantener la silla o el sillón, y es que fuera de Moncloa hace frío y el futuro es oscuro. Pero no todo vale, y desde luego dar privilegios a una Comunidad Autónoma frente a otra resta más que suma.
Desde hace años se habla de la necesidad de establecer un nuevo sistema de financiación autonómica, pero siempre se queda en eso, en “se habla de…”. Al final esto de la reforma del sistema no deja de ser como el “cuento del lobo”, que se anuncia tantas veces que cuando sea una realidad nadie lo va a creer.
El sistema de solidaridad interterritorial pretende redistribuir la riqueza para contribuir en la igualdad de los españoles, independiente de donde vivan. Es cierto que hay Comunidades Autónomas que aportan mucho a la caja común, como es el caso de la Comunidad de Madrid, pero hay otras que tienen peculiaridades y especificidades que necesitan ser atendidas, porque los que viven en Teruel también tienen derecho a tener todos los servicios públicos, escuelas y una atención sanitaria adecuada, aunque su población sea menor.
Navarra y País Vasco disponen de sistemas específicos derivados de los derechos históricos de los territorios forales.
Ceuta y Melilla disponen de un régimen financiero especial de las Ciudades Autónomas. No obstante, a pesar de las especificidades propias de su condición de Ciudades Autónomas, ambas participan en el sistema de financiación de las Comunidades Autónomas.
He escuchado a algunos periodistas en diferentes medios de comunicación justificar la posible cesión a Cataluña. Para ello, se escudan en que Canarias tiene un régimen específico, el REF. Lo que no dicen es que es una herramienta necesaria para igualar al Archipiélago con el resto de CC. AA., porque no hay que olvidar que Canarias es una región ultraperiférica. No hablan tampoco de la condición de lejanía, de la insularidad y hasta de la doble y triple insularidad.
Tampoco comentan ni tienen en cuenta que las ocho Islas Canarias disponen de aduana, y eso que están en España, ni hablan de que a efectos de importación y exportación Canarias es considerada como un país tercero. En definitiva, no hablan del fondo, porque en general, no lo conocen.
La dejadez política y la necesidad inmediata de mantener el poder nos han traído a la situación actual.
Un partido socialista que gana las últimas elecciones catalanas, y al que cada día se le dificulta más el poder formar gobierno. Las exigencias de los posibles compañeros de coalición cada día asfixian más la posibilidad de crear puentes. Un panorama con dos socios a nivel nacional que son rivales a nivel autonómico. La situación sería cómica si no fuese por lo vital del asunto.
La amnistía no ha sido suficiente, tampoco el que se contemple incluir la malversación de dinero público, los movimientos independentistas siguen hablando de su “hoja de ruta” hacia la independencia, y en ella, está bien descrita la necesidad de un sistema de financiación propio.
No sabemos si estamos atendiendo a una negociación seria, si se trata de una vil obra de teatro, o si estamos ante la enésima cesión al movimiento independentista (movimiento que no alberga a la mayoría de los catalanes).
Es complicado dilucidar que es realidad y que es ficción cuando la mentira no existe y el cambio de opinión se trata con una normalidad aplastante.
Un país como España se merece un Gobierno que atienda a todos sus ciudadanos por igual, inclusive por encima de los intereses partidistas. Atendiendo a este pensamiento utópico, sería inadmisible para cualquier ciudadano el ver cómo se dan privilegios a una Comunidad Autónoma solo para mantener el poder o para que Salvador Illa pueda ser el próximo “president”.
El pasado lunes en una tertulia de televisión le planteé al representante del PSOE (al señor Espadas) que aclarase que le diría a los ciudadanos andaluces si su partido acepta la condición de dar a Cataluña “esa financiación singular”. Espadas quitó hierro al asunto desviando la conversación a otro tema menos doloroso políticamente hablando, pero la realidad es que será interesante asistir a cómo será la campaña propagandística del gobierno para tapar esta realidad.
Ya no somos todos iguales ante la Ley tras la aprobación de la amnistía, pero es que estamos a un paso de dejar de serlo también en relación a las oportunidades y la financiación.
Uno para todas sería lo correcto, sería la opción de país. Uno para uno, a cambio de un gobierno, sería la opción de un presidente que está por encima de los intereses de su país.