Opinión

Un PSOE daltónico con las líneas rojas

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El acuerdo del Partido Socialista Catalán o de Moncloa mejor dicho con Esquerra Republicana tiene un efecto sobre todo el país hasta el extremo de que no creo que pueda llegar a buen puerto. Acordar un concierto fiscal en Catalunya significa modificar todo el sistema de financiación autonómica porque uno de los grandes contribuyentes, uno de los tres que más aportan, sale del régimen común.

Es decir el acuerdo que ha “vendido” ERC por mucho que fuentes internas del PSOE intenten en privado rebajar los máximos del acuerdo para dar margen a Marta Rovira a convencer a sus bases, deja en el aire la viabilidad del modelo actual. Desde Catalunya la lectura que se hace es que se ha dado un paso importante hacía la normalización de la escena política y el progreso de los catalanes. Desde el resto del país y principalmente desde las comunidades gobernadas por los populares la visión es que todos los españoles pagamos por investir a Salvador Illa.

Cuando hablo de un PSOE daltónico con las líneas rojas es porque hasta ahora tanto Moncloa como Ferraz habían negado lo que recoge este preacuerdo que ambas partes han filtrado. El texto del pacto PSC-ERC confirma que incluye que “sea la Generalitat la que gestione, recaude, liquide e inspeccione todos los impuestos soportados en Catalunya”. Es decir Moncloa ha dado el visto bueno a lo que ERC llama “concierto solidario” pese a que hace tan solo unas semanas lo rechazó. La propia ministra de Hacienda María Jesús Montero lo negaba hace quince días: “No comparto un concierto económico para Catalunya”. Ahora lo que dicen fuentes del departamento de María Jesús Montero es que el acuerdo garantiza la solidaridad interterritorial y la igualdad en la prestación de servicios públicos en toda España. O que el acuerdo es un avance en el autogobierno.

Es cierto que en el texto del preacuerdo no aparece el término “concierto” pero lo que se explica como soberanía fiscal es muy parecido a lo que conocemos como concierto. Y así lo ven muchos dirigentes socialistas que están alarmados. La soberanía fiscal de Cataluña ha convulsionado a los barones del PSOE y cinco federaciones se han revuelto contra lo que consideran un “disparate” fiscal.

Hablando en castellano pero yendo a los números esto se traduce en que Cataluña se va a quedar con todo lo que se paga allí y luego negociará con el Estado pagar a España una “cuota de solidaridad” de manera “clara y transparente” por los servicios que el Estado presta allí, una especie de cupo catalán. Se fija también un calendario y la declaración de la renta del 2025 se va a recaudar en Catalunya en el 2026. Esto supone también el fin de una hacienda única, el fin del control tributario único.

Por eso los inspectores de Hacienda están que trinan porque en su opinión es el fin del control único del fraude. Hay un aspecto que puede parecer técnico pero que no es menor. ERC afirma que se ha pactado un “principio de ordinalidad”. El principio de ordinalidad significa un tope a la solidaridad y esto significa menos recursos para el resto. Catalunya va a negociar ahora año a año su cuota de solidaridad y se retira de la financiación de los demás.

En el plano político significa la reforma de la financiación de las autonomías sin ellas y deja en el aire la viabilidad de todo el modelo. Y todo depende de las bases republicanas que hoy votan de forma telemática si aceptan el pacto que incluye además el blindaje del catalán y una convención sobre el conflicto político. En las últimas 48 horas la dirección de ERC ha recorrido Catalunya para recabar opiniones sobre el pacto y hay lecturas para todos los gustos porque aunque parezca que han conseguido la máxima de la negociación muchos militantes de los más de 8.000 que van a votar creen que el documento carece de concreciones sobre el sistema y lo fía a una negociación.

Esta tarde tendremos el resultado de la votación telemática y sabremos si las bases de ERC se fían de Sánchez. Se trata de elegir entre susto y muerte y lo del preacuerdo es susto pero tiempo de vida. Como ha dicho Oriol Junqueras tiempo habrá para romper el acuerdo. Y si finalmente la votación sale adelante con un mayor número de síes a lo mejor el susto se lo llevan los dirigentes del PSOE que ya han pedido una reunión de barones con Sánchez para revisar el preacuerdo.