Las mujeres son rojas y los hombres azules. Estas pasadas elecciones en EE.UU. fue llamativo el reparto de colores. Ellas están girando a la izquierda y ellos a la derecha. Algo está pasando. También lo hemos visto en España. Recordarán que el 70% de los votantes de Alvise Pérez eran varones. Según la estadounidense Erica Pandey, de la revista Axios, la división entre sexos en su país es clara. No sólo en la política, también en la religión, la educación y el mercado laboral. En su opinión, para la próxima generación, el género (el sexo, mejor dicho) se convertirá en el mayor predictor de cómo piensa, actúa y vota un ciudadano. ¿Tendrá que ver con determinados cambios demográficos o tienen las redes algo que ver?
Vamos a lo primero. A las mujeres les está yendo mejor que a los hombres en áreas importantísimas. Por ejemplo: el American Institute for Boys and Men (AIBM) señala que hay 2,4 millones de mujeres más en los campus universitarios de EE. UU. que de hombres. Y no sorprende a nadie que esos títulos universitarios suelan resultar en empleos con salarios más altos particularmente para las mujeres en las grandes ciudades. Lo ha confirmado el análisis de los datos del censo realizado por el Pew Research Center. Los salarios y la participación en la fuerza laboral han aumentado desde 1980 para hombres y mujeres con educación universitaria, y para las mujeres de la clase trabajadora. Pero se han estancado para los hombres de la clase trabajadora, que, según la AIBM, también tienen ahora significativamente menos probabilidades de estar empleados en comparación con hace cuatro décadas. Y un hombre que no se gana bien la vida tiene menos opciones de tener pareja y formar una familia. Sin embargo, según Pew., los hombres tienen más probabilidades que las mujeres de querer casarse y tener hijos. ¿Quizá por eso por primera vez en la historia de los EE. UU. los hombres jóvenes son más religiosos que las mujeres jóvenes?
Vayamos a la segunda cuestión. ¿El contenido y los algoritmos de las redes sociales pueden ser una razón clave? Las redes sociales pueden haber propiciado la forma desfavorable que tienen chicos y chicas de verse entre ellos. Los hombres reciben constantemente contenido en sentido descorazonador hacia las mujeres, y viceversa. “Morning Consult”, una web que analiza las tendencias de la “generación Z” ha descubierto que ellas tienen 15 puntos más de probabilidades que otras generaciones de decir que las redes sociales han afectado negativamente su visión de los hombres, y ellos 10 puntos más de decir lo mismo de las mujeres. Como en el caso de los votantes de Se acabó la fiesta (SALF), según Daniel Cox , director del Survey Center on American Life, la polarización que reflejan las redes es mayor entre los adultos menores de 25 años. Y no olvidemos el resto de los media. En España esos mensajes son fáciles de encontrar en X, pero también en artículos y libros. El de la oportunista Cristina Fallarás es muy representativo de ese clima.
Lamentablemente, existe esa tendencia: los hombres y las mujeres están tomando caminos separados. Y eso puede ser explotado por los demagogos. Las apariciones de Trump y Harris en medios en esa onda ha sido muy revelador. A principios de octubre Harris apareció en el de Alex Cooper, Call Her Daddy, un programa dedicado principalmente a la vida sexual y amorosa de las mujeres. Luego Trump lo petó en Internet al aparecer en el de Joe Rogan donde el 80% de los espectadores son hombres de entre 18 y 34 años. Puede que algunos obtengan réditos políticos. Pero para las parejas heterosexuales (la mayoría, los pilares de la sociedad) esta polarización conlleva que encontrar pareja sea más complicado. Y acentúa el reto demográfico: en EE.UU., por ejemplo, el porcentaje de mujeres de entre 18 y 34 años que quieren tener hijos ha caído al 45% frente al 57% de los hombres. Esta división tan rotunda en las posturas en función del sexo no va a mejorar nuestra sociedad. Un político responsable no debería cabalgar esa ola.