Una instrucción judicial es lo más parecido a desenredar un ovillo de lana: hay que ir deshaciendo los nudos y tirando del hilo. La tarea puede a veces ser ímproba, pero muchas veces, no siempre, se llega hasta el final. Y en esto se están empeñando muchos jueces en los últimos tiempos, en descubrir qué ha pasado con Ábalos, con Aldama, con García Ortiz… El argumento de los afectados, especialmente si son políticos, va a ser siempre el mismo: se trata de una cacería orquestada por sus enemigos políticos, por los medios de comunicación y por los jueces fachas. Tampoco pensemos que este argumento es exclusivo de España. El propio presidente estadounidense, Joe Biden, ha decidido, poco antes de dejar el poder, indultar a su hijo Hunter, condenado por los tribunales por varios delitos fiscales y por poseer ilegalmente un arma de fuego. ¿Y qué justificación ha dado? Que su vástago fue procesado “de manera selectiva e injusta” por motivaciones políticas de sus oponentes. Curioso, ¿no?
Aquí en España, quien está tirando de su propio hilo es el magistrado del Tribunal Supremo, Leopoldo Puente, que después de las revelaciones de Víctor de Aldama en la Audiencia Nacional, ha llegado a la razonable conclusión de que Ábalos, Aldama y Koldo García forman parte supuestamente de una misma trama que concedía contratos de la administración a empresas privadas a cambio de comisiones. Aldama y Koldo tendrán que declarar como imputados, y al exministro de Transportes le ha ofrecido comparecer como testigo antes de solicitar su preceptivo suplicatorio al Congreso porque sigue estando aforado. Otros dos casos más, referidos a ellos y a otros imputados, se está investigando también en la Audiencia nacional por dos juzgados diferentes
De otro hilo está tirando también otro magistrado del Supremo, Ángel Hurtado, para conocer si el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, pudo filtrar los correos en los que el abogado del novio de Ayuso, Alberto González Amador, proponía un pacto a la Fiscalía para acabar con la causa que le tiene abierta por fraude. La verdad es que suena enternecedor escuchar a muchos decir que el fiscal general sólo quería desmentir un bulo emitiendo una nota de prensa porque, no es eso lo que dice la UCO. El informe de la Guardia Civil dice que García Ortiz tuvo “una participación preeminente” en la filtración de esos correos, y habrá que ver si ese hilo del que está tirando el juez lleva a concluir que García Ortiz acabó enviando esos correos al Palacio de la Moncloa, porque entonces sí que quedaría negro sobre blanco que el Gobierno y el fiscal general habrían participado en una operación orquestada para perjudicar a una rival política.
Lejos de hacer algo de autocrítica, el PSOE ha preferido este fin de semana cerrar filas en torno a Pedro Sánchez y a Begoña Gómez (también el juez Peinado está tirando de su propio hilo con la mujer del presidente) y hacer oídos sordos a todo el ruido que viene del exterior. El propio secretario de Organización, Santos Cerdán, a quien Aldama acusa de haber cobrado 15.000 euros, clamaba entre aplausos desde el escenario del congreso “contra quienes generan fango, ruido y bilis” y “contra las mentiras propagadas incluso en sede judicial”.
El PP tuvo ya su particular travesía del desierto con la corrupción, y los jueces acabaron desenredando esos ovillos, y todo indica que el PSOE seguirá recorriendo ese mismo camino por los tribunales durante mucho tiempo. Y es que, ya lo decía el poeta Lucano: “Aléjese de los palacios el que quiera ser justo. La virtud y el poder no se hermanan bien”.