Han sido 40 medallas: 7 de oro, 11 de plata y 22 de bronce. En estos Juegos Paralímpicos se han superado las preseas de la cita anterior y los deportistas españoles han demostrado, una vez más, lo mucho que valen.
Llegando al cierre, el presidente del Consejo Superior de Deportes, José Manuel Uribes, dijo que se había “emocionado” en distintas ocasiones. “La causa han sido vuestras gestas, vuestro ejemplo en las canchas, en las pistas, en la piscina… que nos han hecho pensar y sentir mucho”, comentó.
A mí me impresionaron todos, pero especialmente Anastasiya Dmytriv, que a sus 16 años concedió a nuestro país el primer oro en los 100 metros braza. La vi en una fotografía sonriendo, todavía dentro del agua, con el gorro y las gafas puestas. Se puede apreciar perfectamente que le falta el antebrazo derecho.
‘Tasy’, que es como la llaman, nació en Ucrania y es almeriense. Ella cuenta que llora mucho antes y después de competir. De esa forma maneja los nervios. Desde luego, le funciona. En todo momento demostró un aplomo que no tienen algunos adultos.
Ahora le toca dejar las gradas repletas de espectadores para volver a las clases. Como ella, cada integrante del equipo irá retomando su vida. Tiene mérito lo que han logrado en París, pero también lo alcanzado en su día a día. Lo que no sale en los informativos, lo que no aplaude nadie.
Me parece que no se valora lo suficiente las numerosas barreras y los prejuicios con los que se encuentran en el camino. Es lamentable que haya gente que todavía hable o mire con recelo a las personas con discapacidad. Quiero pensar que se suelen paralizar por desconocimiento. No saben cómo actuar cuando lo mejor es no actuar.
Este colectivo no necesita compasión, sino tolerancia. Para ello, hace falta visibilizar cada caso. Y más a menudo, no sólo cada cuatro años. Sólo así se ayudará a los demás. No todos van a ser campeones, pero el éxito de unos pocos inspira a aquellos que ahora mismo se están enfrentando a un duro proceso. Siempre ayuda saber que otros lo consiguieron y llegaron incluso más allá, hasta alcanzar metas muy difíciles para cualquiera.
Los medios de comunicación podemos jugar un papel importante al contar sus historias. Pero la sociedad y los poderes públicos también deben contribuir: eliminando estereotipos y otorgando ayudas sociales. Un paso muy importante se ha dado con la reforma del artículo 49 de la Constitución. El sector de la discapacidad llevaba tiempo reclamando cambiar su enunciado para que no resultara ofensivo. Se ha logrado este año. Por suerte. No somos conscientes del daño que pueden causar ciertas palabras.
Y seamos sinceros Dmytriv está más capacitada que muchos de nosotros. Al final, se ha despedido de los Juegos con otras dos medallas. Como ella, muchos compañeros se han subido al podio. Son únicos. Como dice Susana Rodríguez, “todos somos distintos o distintas y debemos querernos con nuestras cualidades y no invertir tiempo en anhelar las que no tenemos”. Esta gallega, médica de profesión y con una discapacidad visual provocada por el albinismo, fue portada de Time en 2021 y tiene una Barbie Role Model que la representa. También ella se ha coronado en la prueba de triatlón.
Este conjunto de atletas responde a un denominador común: fortaleza. Ahora que vivimos inmersos en la sociedad de las prisas y que va desapareciendo la cultura del esfuerzo, es fundamental destacar que ellos se han forjado a base de tesón. Llevan años entrenando para un instante de gloria, pero en la espera han aprendido más que en la victoria. Saben que llegue o no la recompensa, valdrá la pena. De hecho, todos los que han ido a la convocatoria y se han vuelto sin premio también tienen algo que celebrar porque la grandeza reside en la actitud con la que uno afronta las dificultades y ellos nos han dado varias lecciones.