“El poder solo sirve para ordenar y obtener obediencia, pero mandar es otra cosa”. Así comienza el teniente general del Ejército de Tierra en la reserva, Francisco Gan Pampols su libro El arte de mandar bien. Y esto es precisamente lo que va a tener que hacer desde ya en uno de los peores desastres naturales de las últimas décadas en España y en Europa. Va a tener que mandar en la reconstrucción de Valencia haciendo gala de su experiencia nacional e internacional en la gestión de grandes estructuras y de numeroso personal. Hoy toma posesión del cargo y el lunes estará sobre el terreno. Lo primero que va a hacer es reunirse con los alcaldes de zona que son los que tienen el conocimiento de primera mano y los que necesitan el compromiso de que las autoridades y la sociedad están con ellos.
De su experiencia nadie duda. Ha sido jefe de los equipos de reconstrucción de la provincia afgana de Qala-i-Naw en el 2007. Durante 1995 y 1996 fue jefe de operaciones de la ONU y de la OTAN en Bosnia- Herzegovina y más tarde jefe del Estado Mayor operativo de un sector de la KFOR, la fuerza de pacificación internacional de Kosovo. Pero es que además ha estado realizando numerosos análisis como especialista de conflictos armados y geoestrategia, centrados en Gaza y en Ucrania. El aplauso es unánime en su trayectoria pero en este país a mucha gente no le gusta que el Ejército dirija asuntos civiles. Todos coincidimos en que su nombramiento es un hecho con pocos antecedentes en el panorama político español desde la transición. De hecho se trata de una decisión inaudita: nunca en democracia un militar ha ocupado un cargo en un ejecutivo autonómico para un objetivo civil con un poder que va a ser “transversal”, con capacidad para gestionar recursos y condicionar el trabajo del resto de consellerias del Ejecutivo valenciano. Pero no por ser novedoso tiene que “dar miedo” o ¿nos olvidamos que el Ejército en este país es de las instituciones mejor valoradas entre la población según nuestro querido CIS? ¿O que durante la pandemia fueron los mandos del ministerio de Defensa y del ministerio del Interior quienes gestionaron y dirigieron este país? ¿Por qué un militar no va a saber gestionar recursos humanos y económicos desde una Vicepresidencia que se va a dedicar a la reconstrucción de la zona? ¿No es posible aunar esfuerzos políticos y militares en aras a intentar paliar a la mayor brevedad la tragedia de miles de valencianos?
Las primeras declaraciones del teniente general Gan han sido para asegurar de forma categórica que “no va a aceptar instrucciones de carácter político ni partidista”. Es cierto que sus palabras a mi también me han chirriado porque chocan con el concepto democracia. Está claro que cuando uno forma parte de un gobierno por supuesto que tiene que aceptar las directrices y órdenes políticas en este caso del president de la Generalitat Carlos Mazón. Va a tener que rendir cuentas en las Cortes Valencianas ante todas las formaciones políticas y en definitiva ante los valencianos pero me da la sensación que lo que ha querido subrayar el militar con estas palabras desafortunadas es que no quiere participar en ningún rifirrafe político, en el combate parlamentario en el que están metidos todas las formaciones políticas. A la vista del revuelo formado no estaría de más que el teniente general Gan rectificase o intentase explicar mejor para evitar malas interpretaciones en una misión que va a durar mucho tiempo y que conviene comenzar como se dice con buen pie.
Pero más allá de estas declaraciones que no comparto me da la sensación de que hay más. Muchos ciudadanos no entienden que un militar se ponga al frente de la reconstrucción, mejor dicho que militares se pongan al frente de esta tarea porque se ha fichado a un segundo militar para las labores de reconstrucción de la Dana. Es el general de brigada del Ejército de Tierra, Venancio Aguado de Diego que en los próximos días ocupara la Secretaría Autonómica del gabinete del Vicepresidente. Paso a la reserva en el año 2020 y ha estado desplegado en Kosovo, Afganistán y el Líbano. Lo ven como un ataque a la política y esto es lo que yo no comparto. La elección no es un descrédito a la política ni la conclusión de que la clase política no da la talla. Como en todos los sectores y ámbitos de la vida hay personas que cumplen bien su encomendado y otros que nunca lo harán bien. Dicho todo esto mucha suerte teniente general.