¿Se puede aprovechar la desgracia humana como la muerte de un niño para llevar odio en las redes sociales y convertirlas en un vertedero de ataques por parte de quienes desde el anonimato tratan de culpar a gente con diferente color? Pues si se puede. La historia la conocen. Un individuo mató el domingo a un niño de 11 años que estaba jugando en el polideportivo de su pueblo. Esta es la noticia y esto es lo que ha conmocionado a España. La Guardia Civil detuvo el lunes a un joven de 20 años con problemas mentales que confesó ser el asesino. El domingo por la mañana cuando todavía no se sabía nada de la investigación comenzaron a circular bulos señalando al colectivo de inmigrantes. El bulo corrió como la pólvora instalando la duda y el odio hasta el punto de que ha tenido que ser el portavoz de esta familia atravesada por el dolor quien ha tenido que salir a frenarlos.
Horas después la Guardia Civil pudo hacer su trabajo y cortó de raíz las especulaciones maliciosas que tanto daño hacen a la convivencia. Pero los discursos de odio van empapando a ciertas capas de la sociedad, que acaban dando validez a lo que ahora conocemos como fake news y que de toda la vida han sido invenciones y mentiras. Se dice mucho eso de que a las redes no hay que hacerles mucho caso. Que son un micro mundo. Que representan a una parte muy pequeña de la sociedad y que el resto sabemos y debemos distinguir la información real. Podrá decirse pero tengo claro que sea un argumento.
La lucha contra los mensajes de odio
Los bulos hacen daño y por eso hay que aplaudir que la Fiscalía vaya a estudiar acciones contra quienes lanzaron mensajes falsos y de odio contra estos menores inmigrantes a raíz del asesinato del niño de Mocejón (Toledo). El objetivo de la Fiscalía es la defensa de la legalidad y por eso y para evitar que los discursos vayan calando hace bien en actuar. Lo que va a analizar el ministerio público es si con estos mensajes hubo un propósito deliberado de despertar entre la población sentimientos de odio, hostilidad y discriminación contra los menores no acompañados.
Y odio ha habido cuando varios difusores de bulos racistas han cerrado sus cuentas de redes sociales tras el anuncio de la investigación de la Fiscalía. Además, el fiscal para delitos de odio ha propuesto acabar con el anonimato en redes para frenar los bulos xenófobos. Miguel Ángel Aguilar aboga por cambiar la ley para restringir el acceso a las plataformas digitales a quienes difundan estos mensajes y no puedo estar más de acuerdo.
Afortunadamente la reacción de la sociedad, de todos los vecinos de Mocejón y en especial de la familia del pequeño Mateo ha sido ejemplar a pesar de las mentiras que han inundado las redes sociales. Un caso similar desató una ola de violencia hace unas semanas en Gran Bretaña y aquí no estamos a salvo.