Opinión

“Somos las mujeres que limpiamos”

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Los criterios en los que se fija un cliente a la hora de elegir un establecimiento hotelero pueden variar en base al motivo del viaje. Para los viajeros de negocios, la limpieza, la localización y la oferta en el desayuno son algunos de los principales aspectos a tener en cuenta. Para los huéspedes de ocio, lo fundamental es la relación calidad/precio, la limpieza y la localización del hotel.

Tanto los viajeros de negocios como los turistas coinciden en un criterio, la limpieza del establecimiento y es por ello que el personal de limpieza, y en particular, el de las camareras de piso, son fundamentales para garantizar que la estancia de los huéspedes sea placentera.

Las camareras de piso, profesión mayoritariamente ejercida por mujeres, ocupa en nuestro país entre 100.000 y 200.000 trabajadoras, variando su número en función de la época del año. Las pésimas condiciones laborales de las camareras de piso en España llevaron a estas mujeres a oficializar su existencia constituyendo en el año 2016 la “Asociación de las Kellys”.

Una de sus muchas reclamaciones son el derecho a la jubilación anticipada al considerar que su profesión es de riesgo y de alta penosidad. Ante esta situación, demandan que el trabajo de camarera de piso pueda ser susceptible de incorporarse al sistema de jubilaciones anticipadas mejoradas y con exiguos coeficientes reductores que les permita acceder a la pensión de jubilación a partir de los 52 años. En la actualidad, solamente el 5% de las autodenominadas “Kellys” llegan a jubilarse trabajando en activo.

Las características específicas de este trabajo las lleva a tener que realizar jornadas maratonianas para conseguir limpiar el total del número de habitaciones asignadas. Para muchas de ellas, esta situación es imposible de mantener de manera continuada.

Consecuencia de la dureza y de la sobrecarga de trabajo, las “Kellys” piden que se reconozcan como enfermedades profesionales aquellas que están directamente relacionadas con el aparato motor y músculo esquelético y de las que son víctimas constantes.

Esta sobrecarga de trabajo lleva a que muchas de las trabajadoras deban tomar medicación para paliar los dolores musculares y el estrés.

Para aquellas camareras de piso que no forman parte de la plantilla fija del hotel, la situación se ve agravada por la externalización del servicio, lo que supone reducción de salarios, inestabilidad laboral, alta rotación y mayor carga de trabajo.

Las “Kellys” han logrado dar visibilidad a la precariedad laboral que sufren y lo han conseguido gracias a su solidaridad, capacidad de movilización y activismo.

Su lucha empieza a obtener resultados y en algunos hoteles ya se ha constituido un Comité de Empresa que las representa y que es reconocido por la dirección del hotel.

Su empoderamiento queda reflejado en sus dos principales eslóganes:

  • “Somos las mujeres que limpiamos”
  • “Somos la base estructural del hotel”

Estas son “las Kellys”.