Opinión

Siglo XX, Cambalache; siglo XXI, también

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A mi abuela paterna le gustaban los tangos, pero solo cuando los cantaba Carlos Gardel. Recuerdo estar con ella un mediodía en la cocina de su casa y oírla cantar un tango por primera vez. “¿Te gustan los tangos, abuela?” “Sí, bueno… el que me gusta es Carlos Gardel, hija”.

Yo no sé mucho de tangos.  Recuerdo que allá por los años ochenta apareció en la escena musical española un grupo que cantaba tangos, Malevaje. Con este grupo conocí muchos de los tangos más populares, pero yo reconozco que sólo me gusta escuchar los tangos cantados por Gardel, será por la nostalgia o será por como canta, que diría un fanático de Carlitos, el Morocho del abasto, que cada día canta mejor.

Lo que sí tengo es un favorito entre todos ellos.  Mi favorito es Cambalache, compuesto en el año 1934, que siempre (y sólo) escucho en la voz de Gardel, aunque él no fue el primero en cantarlo ni se compuso para que él lo cantara.

Lo he vuelto a escuchar, lo escucho en estos días, pensando en este comienzo del año 2025.  Porque sí, ya han pasado veinticinco años desde que terminara el siglo veinte (siglo veinte, Cambalache, que dice el tango) y comenzara el siglo veintiuno.  Y la letra de este tango, que tiene casi cien años, podría haber sido escrito ayer o ante ayer y creo, desgraciadamente, que seguirá vigente por los siglos de los siglos.

“Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé / en el quinientos diez y en el dos mil también” comienza cantando Gardel en Cambalache.   Pero esto es tan solo el principio de lo que nos canta Carlitos.

“Que el siglo veinte es un despliegue de maldad”, continúa cantando Carlos Gardel y describiendo el mundo en el que vivía, que se parece bastante al nuestro. “Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor / Ignorante, sabio o chorro, pretencioso o estafador/ Todo es igual, nada es mejor / Lo mismo un burro que un gran profesor”.

Mira a tu alrededor.  Mira lo que acontece en este país, en otros países, parece que este tango sigue vigente.  Triste, ¿verdad?   Parece, como dice el tango, que “vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo, todos manoseaos”.   Y es que “los inmorales nos han igualao“.

Mucho ha cambiado el mundo desde que se escribió esta letra.  Creo que nuestros abuelos no reconocerían la vida que vivimos, este mundo tan tecnológico, tan hiperconectado.  Y al mismo tiempo qué poco ha cambiado todo.

Pero no pasa nada, no te preocupes.  Aquí estamos, en este paréntesis que son las fiestas navideñas, a unos días de dar comienzo al nuevo año, entre comidas y celebraciones.  De aquí a la Nochevieja todo será hablar del precio de los mariscos y las carnes, las guerras (de todo tipo) que nos parecen cada día más lejanas y quién dará las campanadas en cada canal de televisión.

Puede que sea imposible salirnos de este cambalache y lo único que podemos hacer es encontrar nuestro huequito, cada uno el que se busque en función de sus preferencias e intentar no empeorar lo que ya tenemos a nuestro alrededor, nuestro mundo.  Sólo esto ya me parece bastante.

No podemos negar la visión pesimista del mundo que nos presenta Cambalache.

El representante máximo del pesimismo en la filosofía, Arthur Schopenhauer, nos dejó escrito que, si bien es difícil encontrar la felicidad dentro de uno mismo, es imposible encontrarla en ningún otro lugar.  Así que ya sabes.

Ahora, hazme un favor.  Si no la has escuchado nunca, escucha Cambalache cantada por Gardel y después ponte una copa de vino (o lo que quieras) y brinda conmigo.  ¡Salud!  Feliz 2025.  Feliz año nuevo.

Siglo veinte, cambalache, dice el tango.  Siglo veintiuno también, digo yo.

Pues eso.  Dale nomá, dale que va.

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