El presidente Sánchez jugó al baloncesto en su adolescencia, formándose en la cantera del Ramiro de Maeztu. No sé si llegó a jugar en la legendaria “nevera”, pero sí que le enseñaron en la mejor escuela del letal contrataque de Estudiantes. Lo digo con conocimiento de causa, pues buena parte de mi adolescencia y juventud me las pasé jugando al baloncesto y, por tanto, sé cómo las gastaba esa gente. Cuerpo y planta no le faltaban para la canasta, aunque no estoy tan seguro de que su maquiavélica mentalidad sea la mejor para tan noble deporte.
Siempre listo para golpear primero, al presidente Sánchez no se la iba a dar con queso ni el ridículo tocado de Elon Musk ni la teatral puesta en escena de Trump haciendo temblar al mundo con su anuncio arancelario. El día anterior, presto a tomar medidas y a hablar con todos, la Moncloa montó una reunión en la cumbre con los agentes sociales. Pepe Álvarez y Unai Sordo, curtidos en la subida del SMI y en la bajada de la jornada laboral, tomaron lecciones aceleradas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) para fijar las líneas maestras de la respuesta española.
Sánchez no tiene Jardín de Rosas ni Casa Blanca, pero sí cuenta con Moncloa y con una luminosa sala para albergar vicepresidentas, ministros y agentes sociales. No tiene banda de música ni rotuladores negros, pero sí un equipo de vídeo y de guionistas, que le preparó en tiempo récord el atrezzo para su contrataque. Se presentó con un vídeo, paradoja viniendo de su política, titulado “Nuestros valores no están en venta. Nuestros productos, sí”.
Y, a partir de ahí, desgranó su análisis de las torpezas, tropelías, errores y abusos de la guerra comercial desatada por Trump. Y aprovechó para lanzar mandobles al desaprensivo liberalismo y a los miopes gobiernos del PP. La ceremonia, aunque más colorida, no podía menos que devolvernos a los gloriosos tiempos de los anuncios de la pandemia, esa época dorada en la que gobernaba dadivoso con las manos llenas de dinero de otros y sin control parlamentario.
El doble paraguas
Adelantado a la inminente respuesta que dará la Unión Europea, no dudó en contratacar con la española para que contemos, en sus palabras, con la protección de “un doble paraguas, el europeo y el español”. Pidió diálogo social, territorial y parlamentario y expuso ese momento feliz que vivimos los españoles, lleno de prosperidad, optimismo, dinamismo, protección social e influencia internacional.
Vayamos con algunos datos. España exportó a Estados Unidos por encima de los 18.000 millones de euros, distribuidos entre bienes de equipo, manufacturas, alimentación y bebida, energía y bienes de consumo. E importó bienes y productos por valor de 28.000 millones. Por lo tanto, nuestro déficit comercial se eleva por encima de los 10.000 millones de euros, casi un 7% más que el ejercicio precedente. Del lado español, posiblemente agricultura y automoción son los sectores productivos con mayor índice de riesgo.
El marketing de Moncloa
Pedro Sánchez anunció un paquete de medidas financieras y económicas de 14.100 millones bajo el atrevido título de “Plan de Respuesta y Relanzamiento Comercial” para apoyar a los sectores afectados, evitar la destrucción de empleo y facilitar la apertura hacia nuevos mercados.
Como buen experto en comunicación y narrativa, el presidente sabe que cualquier iniciativa necesita ser empaquetada y nombrada. Como ha hecho en tantas ocasiones, su equipo toma de acá y de allá, adelanta esto o retrasa lo otro, para que no se sepa lo nuevo y lo tuneado. El 80% está formado por avales y préstamos del Instituto de Crédito Oficial (ICO) y de fondos europeos, que se mutarán como si fueran nuevos. Los préstamos y avales del ICO representan el grueso de los 7.400 millones de euros de nuevos recursos, mientras unos 6.700 proceden de dotaciones presupuestarias ya establecidas.
En esa labor de rescate, figuran unos 6.000 millones del ICO para financiar empresas en procesos de transformación, la dotación de 200 millones para el Fondo de Apoyo a la Inversión Industrial Productiva, las ayudas de 400 millones ya aprobadas para el automóvil del Plan Moves y la relocalización de 5.000 millones de fondos europeos para internacionalizar y diversificar empresas junto a 500 millones para pymes. Y no podía faltar en este pastel, la guinda del mecanismo RED de la reforma laboral para articular los ERTE, repitiendo la experiencia de Covid 19.
El desenlace de la guerra comercial
Por si fuera poco, el presidente va a plantear peticiones de nuevas iniciativas a la Unión Europea para apoyar a los sectores afectados, entre los que se incluye la aprobación de Mercosur.
No sabemos dónde se detendrá la guerra comercial desatada por Donald Trump. En su famosa declaración, cuando situó a España dentro del bloque BRIC, ya evidenció su carencia de simpatía hacia nuestra racanería en la inversión en Defensa. Es cierto, que Sánchez ha mostrado su habilidad para nadar en aguas turbulentas, pero ahora tendrá que ver cómo consigue convencer de que aumenta significativamente el gasto en Defensa para evitar que imponga aranceles adicionales.
Sería un ejercicio de mezquindad negar el acierto de una reacción rápida del presidente, pero también de inopia no ver que en su plan de respuesta hay poca preparación, escasa novedad y mucho marketing. Nada nuevo en la Moncloa.