Esta semana nos conmovíamos a la par que nos horrorizábamos al conocer el crimen arbitrario acontecido en Moncejón, en el que perdió la vida el joven Mateo.
Como sociedad deberíamos reflexionar sobre todo lo sucedido inmediatamente después de este crimen. Cómo las redes y diferentes perfiles han actuado desviando la atención sobre el problema fundamental, que no es otro que un niño ha muerto a manos de un joven (según información policial y la declaración del padre del presunto asesino) con serios problemas mentales.
Nuestros jóvenes cada vez más desarrollan pautas de comportamiento más retraídas. La comunicación digital y la falta de interacción social directa, hace que en muchas ocasiones ni siquiera los progenitores de los mismos se den cuenta de que puede existir un problema.
Hablamos de bullying como algo habitual, algo que sucede de toda la vida, pero que al parecer, con las nuevas formas de comunicación y las redes sociales cada vez es más abusivo y lesivo mentalmente para la víctima. ¿Por qué nuestros jóvenes le hacen bullying a otros? ¿Ǫué código social pretenden manifestar con ese tipo de conductas? ¿Sucede algún tipo de disociación o pauta de conducta desestructurada en esa casa?
Exposición y tabús
Lo cierto es que los jóvenes se enfrentan cada vez más a una exposición excesiva en redes, lo cual varía pautas de comportamiento y también relacionales.
El otro tabú en ciertos círculos de padres y hogares es el de la salud mental de sus hijos/as, de sus jóvenes. El aislamiento social que puede asociarse a una comunicación digital puede llegar a ocultar patrones de comportamiento anormales, patrones que en ocasiones pueden justificarse con la salud mental.
En declaraciones del padre del presunto asesino, atestiguaba que “le hacían bullying y él era tranquilo, se metían con él”; quizás es una reacción de defensa y justificación a la desesperada para buscar algún tipo de justificación hacia este crimen arbitrario y brutal.
La familia del joven Mateo ha dejado claro que no busca venganza, que quieren llorar su pérdida y que esperan justicia para su hijo, y por ende, el castigo que corresponda según la Ley para el agresor.
Parece mentira, pero en esta ocasión son los familiares que han sufrido esta desgracia los que están dando ejemplo, a tenor del comportamiento en redes y ciertas declaraciones políticas que estamos viendo. Algunos familiares del agresor han dejado claro que sienten lo ocurrido, y que este hecho ha roto dos familias, y así es. Por un lado la familia que ha perdido a su hijo, y por otro lado la familia del presunto agresor, señalada y asediada por algunos vecinos.
Responsables e irresponsables
¿Hasta qué punto se puede responsabilizar a la familia por lo perpetrado por uno de sus miembros? La realidad es que salvo que se hubiese constatado que este chico era un peligro público debido a su situación de salud mental y no se hubiesen tomado medidas, ninguna responsabilidad existe. Ese “otro yo” que el agresor manifiesta que se apoderó de él se descontroló.
Algo que podemos repudiar, condenar y tildar como poco de despreciables es la utilización política que se ha hecho por parte de extremismos políticos. Santiago Abascal citaba textualmente “están convirtiendo España en un país irreconocible y peligroso”. Estas declaraciones, sin fundamento alguno, desataron una ola de bulos, odio y desinformación en las redes que calificarlas como asquerosas sería algo suave.
Mezclar la crisis migratoria que estamos sufriendo en este momento en nuestro país con el crimen de un joven de 11 años es una herramienta política cuestionable e injustificada. Los propios padres del menor asesinado dejaban claro que no querían que se señalase a nadie por su raza. Claramente su altura humana es mucho mayor que la de aquellos que esperan una desgracia para instrumentalizar y frivolizar un hecho.
Mezclar temas siempre ha sido peligroso, sobre todo porque no se resuelve nada, sino todo lo contrario. Cada vez se dificulta más el dar soluciones.
Con este artículo me gustaría que nos preguntásemos: ¿Ǫué le está sucediendo a nuestros jóvenes? Algo no se está haciendo bien, la base de la educación, los patrones de comportamiento, el aislamiento social, el abuso de las redes sociales y la voluntad en ocasiones de no querer ver el problema, nos está dejando una realidad en la que nuestro jóvenes cada vez están más expuestos y más vulnerables. La salud mental no es una broma, tampoco el que no queramos reconocer que algo pasa.
Desde el mundo de los mortales no siempre racionales, te mando un abrazo y espero que descanses en paz, pequeño Mateo.
Espero que ahora sí se tomen las medidas para que un hecho tan atroz no se vuelva a repetir.