Esa palabra clave que resuena tanto en nuestros días, si bien quizá no lo suficiente. Ese camino permanente de autoconocimiento y evolución continua. Parece que la constante búsqueda del propósito se ha convertido en un tema recurrente en nuestras conversaciones y en los medios de comunicación de hoy en día. La palabra propósito resuena con frecuencia y aunque podría parecer una moda pasajera, en realidad encierra una profundidad esencial para nuestro desarrollo emocional y profesional. Más allá de ser una simple palabra al uso, deberíamos empezar a comprender su verdadero significado y su importancia intrínseca en nuestras vidas y en cómo nos afecta directamente en lo personal, profesional y emocional.
Podríamos decir que un mundo donde las rutinas y las expectativas sociales a menudo dictan nuestras acciones, esa búsqueda de propósito emerge como una necesidad vital. Encontrar nuestro propósito puede parecer una tarea complicada, incluso inalcanzable cuando no somos capaces de definir bien el ¿para qué?. Sin embargo, una vez identificado, se convierte en una brújula que guía cada aspecto de nuestra vida, llevándonos a un estado de mayor plenitud y satisfacción personal. Construir esos pilares que en el mundo del branding nos servirían para crear una base sólida sobre la que ir haciendo el atrezo posterior. Pilares fuertes, sólidos y definidos que serán el peso y la garantía de poder construir con éxito. Trabajar antes esta vez el storydoing que el storytelling.
Uno de los aspectos más críticos en la búsqueda del propósito sea probablemente el preguntarnos el ¿para qué estamos aquí? y es en este punto cuando todos deberíamos entender que la búsqueda del propósito comienza con el autoconocimiento. No debería tratarse sólo de alcanzar objetivos inmediatos, sino de perseguir metas viables que se alineen con nuestros intereses y aspiraciones de vida. Metas realistas y alcanzables pero también lo suficientemente ambiciosas como para mantenernos comprometidos y desafiarnos a explorar nuestras posibilidades a medida que evolucionamos. Trabajar hacia retos que realmente nos importen para conseguir vidas más significativas y satisfactorias.
La moda del propósito no debe convertirse en seguir una tendencia de autoayuda o desarrollo personal, sino en la importancia de entender y abrazar aquello que da sentido a nuestras acciones y decisiones diarias, aquello capaz de dotar de sentido a nuestro trabajo y vida personal. Cuando sabemos por qué hacemos lo que hacemos, nuestras actividades cotidianas adquieren una nueva dimensión impregnada de significado directamente alineado con nuestro propósito vital. Quizá una de las razones por las que el propósito se vuelve tan poderoso radique en su capacidad para conectarnos con algo más grande que nosotros mismos. Saber que estamos trabajando hacia algo que realmente nos importa. Esa conexión necesaria, no fácil de encontrar, parece la única fórmula realmente sostenible para contar con una fuente inagotable de motivación y resiliencia, así como para trabajar por un impacto directo en nuestra salud emocional y mental. Una sensación de logro capaz de trascender los éxitos materiales y profesionales.
Cuando trabajamos con un sentido claro de propósito, nuestro desempeño mejora notablemente. La pasión y la dedicación se reflejan en la calidad de nuestro trabajo, lo que a su vez puede abrir puertas a nuevos escenarios. No debería tratarse sólo de alcanzar metas externas, sino de encontrar un sentido de realización en lo que hacemos y proyectamos. Todo ello siendo capaces de no convertirlo en una obsesión permanente e inquebrantable, ya que al final deberemos ser capaces de reconocer que nuestro propósito debe estar siempre en evolución y no convertirse necesariamente en algo fijo e inmutable. A lo largo de nuestras vidas nuestros intereses, valores y circunstancias cambian, y con ellos, nuestro propósito también evolucionará. Una flexibilidad crucial para permitir adaptarnos y seguir creciendo que nos permita abrazar el cambio como una oportunidad para redefinir y enriquecer nuestra vida.
En un mundo donde cada vez más se nos empuja a seguir caminos predefinidos y a conformarnos con expectativas externas, parece que sólo esa búsqueda del propósito nos podrá ofrecer la oportunidad de definir nuestra trayectoria.
Perseguir desde el autoconocimiento y la exploración, una disposición para encontrar un propósito que verdaderamente resuene con quienes somos y quienes queremos ser. Cuando vivimos con propósito, inspiramos a otros a hacer lo mismo, creando un efecto multiplicador de bienestar y significado. Así, el propósito no sólo enriquece nuestras vidas personales, sino que también contribuye al bien común, haciendo del mundo un lugar mucho más consciente.