Opinión

Promesas y deberes de Louzán

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Esta semana la Asamblea General de la RFEF ha elegido a su nuevo presidente, Rafael Louzán, el tercero en 15 meses. El gallego ha elegido una palabra clave para centrar su discurso, en un tono conciliador y positivo: unión. ”Necesitamos de todos: del Gobierno de España, de la Liga, de la Liga F, de los sindicatos, los clubes, los árbitros, los entrenadores, todo el fútbol, el fútbol sala y el fútbol plasma, juntos. Contad conmigo”.

Entre sus promesas de transparencia y buenas prácticas,  añadió “trabajemos desde ya en el diseño y ejecución del Plan Estratégico para el Fútbol Femenino”.

Esas palabras ya son mucho más de lo que le escuchamos en un año a su antecesor Pedro Rocha sobre el trabajo que había que hacer en el fútbol femenino, y eso que fue el propio fútbol femenino el que indirectamente, propició su llegada al cargo, al precipitar el escándalo del Mundial  la caída de Luis Rubiales.

Rocha no acudió ni a entregar el título de la Liga F al FC Barcelona, (argumentó un motivo personal ineludible, inexcusable e inamovible) ni estuvo en la final de la Copa de la Reina, ni en la de la Champions femenina. Sí entregó el trofeo de campeones de liga a los jugadores del Real Madrid, aunque de manera semi-clandestina en Valdebebas un domingo por la mañana,  estuvo en la final de Copa masculina en Sevilla y acudió a Londres a la de la Champions masculina sentándose al lado de Isabel Díaz Ayuso. ¿Encuentran las diferencias?

A poco que se esmere Louzán, si es que el Tribunal Supremo le deja cumplir su mandato, lo hará mucho mejor, al menos en lo que se refiere al fútbol femenino. El nuevo presidente tiene en el Supremo un recurso a la condena de siete años de inhabilitación para ocupar cargo público por prevaricación. El próximo 5 de febrero, en principio, sabremos si la sentencia se confirma o si el proceso se alarga y Louzán gana tiempo. Si se confirma, el gobierno, que no ve con buenos ojos al gallego, del PP, tendrá que volver a mover ficha, como ya hiciera con Rocha, y así seguirá la desesperante espiral en la que está inmerso el fútbol español desde hace meses.

Lo que es seguro es que Louzán estrenará cargo en Jeddah, viajando al frente de la expedición de la RFEF que aterrizará en Arabia Saudí a primeros de enero para presenciar en directo la Supercopa masculina que negoció Luis Rubiales en un contrato millonario que aún está siendo investigado por la justicia española.

También en esta competición, las diferencias entre el masculino y el femenino son abismales. Las fechas de la femenina  son igualmente en enero, del 21 al 25, el formato y los criterios de elección de los participantes son idénticos,  pero la sede aún no ha sido designada oficialmente por la RFEF…a un mes de su disputa. Lo mismo ocurrió el año pasado. A finales de diciembre se supo oficialmente que se disputaría en Leganés. Butarque apunta a repetir este año, pero el suspense se repite año tras año. ¿Pero cómo no se le ocurrió a Rubiales incluir la Supercopa femenina en el pack saudí de la masculina?

Ironías aparte, y dando el margen de confianza que cualquier dirigente que llega a un nuevo cargo merece, incluso cuando, como en este caso, forme parte del sistema clientelar que se retroalimenta en la federación, a Louzán, tras la parálisis del último año, hay que pedirle mucho más que la renovación de De la Fuente o el partido de la selección en Valencia, que está muy bien.

Habrá que ver en qué consiste el Plan Estratégico para el Fútbol Femenino que anunció en su programa, comprobar si cumple con la representación femenina del 40 por ciento en la Junta Directiva, vigilar si aumenta el presupuesto para el femenino que tan necesitado está, si cuida las medidas de conciliación en las concentraciones, si saca adelante un proyecto similar al partido a beneficio de la AFE para jugadoras, y si camina junto al la Liga F para actuar como motor del crecimiento de la liga de fútbol femenino en España.

No es poca la tarea que tiene por delante, y bien haría el CSD en vigilar que esos y el resto de retos se cumplan de verdad, por si hay alguna oportunidad de devolver la credibilidad a la gobernanza de la RFEF que lleva más  de un año ofreciendo un espectáculo bochornoso a los ojos del mundo, a 5 años de organizar un Mundial.

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