Francia plantea distribuir un kit de supervivencia a los ciudadanos franceses. Según han explicado las autoridades galas son herramientas prácticas para saber actuar ante situaciones de emergencia como desastres naturales o conflictos armados en territorio francés. El manual de emergencia que está basado en el modelo sueco advierte que en una situación de emergencia las primeras 72 horas son las más difíciles y que los ciudadanos deben estar listos con una mochila equipada para sobrevivir hasta que la situación se estabilice. Entre los elementos clave de este kit se incluyen: seis litros de agua potable por persona, alimentos no perecederos como conservas, una navaja multiusos, ropa de abrigo, gafas de repuesto (si es necesario), un botiquín con medicamentos, una linterna y una radio con pilas de repuesto, velas y mechero. Además se insiste en la importancia de llevar documentos esenciales fotocopiados, como el DNI y recetas médicas dentro de una bolsa impermeable, un duplicado con las llaves de casa y dinero en efectivo ante la posibilidad de que los cajeros automáticos no funcionen.
Con esta iniciativa, Francia busca que sus ciudadanos estén mejor preparados para afrontar imprevistos minimizando el impacto de un desastre natural o de un conflicto armado. No hay rodeos a la hora de hablar de amenazas globales y se intenta realizar una labor pedagógica y didáctica con la población. El presidente francés Macron que está liderando el rearme en Europa ha salido al paso de las recientes críticas por su discurso alarmista sobre la “amenaza rusa“ advirtiendo que el mundo en el que vivimos es más peligroso e incierto y que la gente que cuestiona sus advertencias ni sigue la actualidad. En la misma línea la Unión Europea ha presentado un borrador en el que pide que todos los hogares europeos tengan reservas de agua, medicamentos, baterías y alimentos para subsistir sin ayuda externa en caso de crisis. El documento advierte del “aumento de los riesgos naturales y antropogénicos” y del “deterioro de las perspectivas de seguridad para Europa” sin excluir una “agresión armada” a uno o varios países. Bruselas plantea 30 acciones clave para prevenir a la ciudadanía que van desde la preparación civil en caso de emergencia a elementos más técnicos como maniobras conjuntas o cursos especializados. Además se alerta de las consecuencias y la necesidad de prepararse ante incendios forestales, fuertes lluvias e inundaciones o sequías que cada vez más frecuentes e intensas.
Aquí en España el presidente del Gobierno dice que no le gusta la palabra rearme y que el término más adecuado es seguridad. Evidentemente el conflicto interno que tiene con sus socios de gobierno que se quieren ir de la OTAN le lleva a hacer este tipo de malabares pero creo que es importante llamar a las cosas por su nombre y lo que está claro es que el incremento del gasto en defensa que vamos a hacer pasa por el objetivo del rearme. Que un país se rearme es la mejor fórmula para disuadir al enemigo y aquí tenemos un enemigo que además quiere guerra. ¿No sería mejor explicar esta política disuasoria detallando lo positivo de que Europa se rearme y que el gran reto es lograrlo a tiempo porque debemos estar preparados para el peor escenario? Europa debe estar preparada para la guerra, que en palabras de Ursula von der Leyen, no es inminente pero tampoco imposible. De momento la Unión Europea va a impulsar este plan masivo de rearme y hay quien estudia la posibilidad de reinstaurar el servicio militar obligatorio a fin de incrementar nuestros efectivos.
Esta semana el Congreso ha debatido sobre la política de defensa. El gobierno ha insistido con eufemismos y eslóganes que es un asunto de seguridad y que el mandato es europeo y no un capricho de España y el Partido Popular ha hecho énfasis en la división del bloque gubernamental que va a obligar a Pedro Sánchez a aprobar más gasto militar mediante subterfugios. Lo importante que se tiene que decidir no se ha decidido, ni siquiera se ha debatido. La cuestión es cómo, en qué y con que estrategia hay que invertir en armamento. Si se pregunta a altos mandos militares lo que dicen en privado es que todo es muy etéreo y resulta muy difícil coordinar los intereses industriales y operativos de cada país. Las fuerzas armadas españolas por ejemplo necesitan más de tecnología punta que de tropas al contrario que en otros países del Este donde se necesita reflotar las filas del ejército. Y desde luego la otra pregunta es para qué. Sería bueno que el rearme fuese siempre disuasorio pero cada país europeo tiene diferentes amenazas potenciales.
De hecho España debería de conseguir que Bruselas mire más al sur, hacia África porque a veces parece que para la Unión Europea el mundo se acaba en España. Rusia gracias a la guerra informativa y a que Europa ha desistido del terreno ha extendido su influencia por el Sahel , el cinturón de África que es peligrosamente inestable. Hablamos mucho de la central de Zaporiyia ¿verdad? Pero ¿a qué no les suena tanto que Rusia va a terminar de edificar este año una potente nuclear en Burkina Faso? Si toca hablar de seguridad como nos han marcado el Sahel es el epicentro global del terrorismo y por cierto lo tenemos mucho más cerca.