Hay muchos factores para analizar la victoria de Donald Trump como el voto joven, latino y negro, el mensaje autoritario y populista de Trump que ha calado o el orden internacional pero confieso que lo que más me sorprende es que el voto femenino no se haya movilizado con todo lo que las mujeres tenemos en juego. El voto femenino no se ha movilizado lo suficiente en favor de Kamala Harris y las mujeres blancas han votado más a Trump que a su rival, un 52% frente a un 47%, según la encuesta a pie de urna de la CNN.
Es cierto que en las últimas elecciones las mujeres blancas fueron más fieles al candidato republicano, 11 puntos más, pero las mujeres demócratas se han quedado en casa y las que han votado lo han hecho a favor del republicano. En términos generales, quitando el componente racial y con datos de encuestas de las principales televisiones norteamericanas Harris ha conseguido ganar entre las mujeres con un 54% de los votos principalmente gracias a la victoria abrumadora entre las mujeres negras(93%). Son 10 puntos por encima de Trump, pero 5 puntos menos de lo que consiguió Joe Biden en el año 2020. Es decir si Biden consiguió movilizar o recuperar votos masculinos que no habían acudido a las urnas cuando se trato de lanzar a Hilary Clinton, esto no ha sucedido esta semana. Los hombres de todos los perfiles han optado por el republicano o sencillamente no votar a la candidata demócrata.
La cuestión del aborto
El aborto ha sido uno de los temas clave en las elecciones en EEUU. Conozco un poco a la sociedad norteamericana y creo que pocos temas tienen tanta carga emocional como este. Junto con la economía, la inmigración y la sanidad el aborto es uno de los temas que más preocupan a los votantes estadounidenses. Estas elecciones han sido las primeras presidenciales desde que en junio del 2022 el Tribunal Supremo de EEUU anulase un veredicto que dictaminaba la libertad de las mujeres de abortar hasta las 24 semanas de gestación.
Desde esta decisión cada estado ha establecido sus propias normas sobre el aborto y algunas de ellas han sido muy estrictas. En algunos estados gobernados por los republicanos como Kentucky o Luisiana, el aborto está totalmente prohibido, incluso si es consecuencia de una violación. En otros estados el aborto solo está permitido al principio del embarazo, es decir, en una fase tan temprana que muchas mujeres ni siquiera saben que están embarazadas. Trump siempre se ha jactado de que influyó en la decisión de los tres jueves conservadores que votaron a favor de anular el derecho al aborto y ahora lo que preocupa es que se introduzcan más restricciones que dificulten aún más el acceso al aborto.
Las encuestas de los últimos meses señalan que el 63% de los encuestados han defendido que el aborto debe ser legal en todos o en la mayoría de los casos, mientras que el 36% opinaba que debería ser ilegal en todos o en la mayoría de los casos. En este contexto el derecho al aborto consiguió escalar dentro de las preocupaciones de la sociedad de EEUU sobre todo en las mujeres menos de 40 años.
Harris quiso aprovechar durante su campaña electoral este contexto y de hecho es donde más cómoda se ha sentido durante esta frenética carrera por la Casa Blanca. Durante toda la campaña Harris ha señalado directamente a Trump por no priorizar la libertad de las mujeres ni reconocer su capacidad para tomar decisiones, una acusación que sin embargo no ha servido para frenar la oleada de votos al republicano.
El magnate estadounidense ha negado en campaña que vaya a establecer normas federales de prohibición de la interrupción del embarazo pero uno de los “grupos pensadores” que controlan su candidatura tiene todo un programa contra los derechos de las mujeres. En ese manual se sugiere poner fin a la aprobación de las píldoras abortivas, impedir el uso de fondos federales para transportar a mujeres que quieran abortar de un estado a otro y retirar anticonceptivos de emergencia de la cobertura de los seguros de la salud de las trabajadoras.
Veremos si la amplia victoria y el apoyo popular que ha recibido Trump en las urnas avala barra libre para los instintos del republicano. Veremos si el presidente se siente liberado para ejercer el poder sin cortapisas pero ha arrasado y eso de la poder incluso para llegar con ganas de ajustar cuentas. Esperemos que no sea contra las mujeres y que su deriva populista no frene lo que nos ha costado tanto camino conseguir. No nos olvidemos que al menos 26 mujeres han acusado a Trump de conducta sexual inapropiada. Los votantes tuvieron la oportunidad de romper el techo de cristal más alto de la política estadounidense y elegir a Kamala Harris como la primera mujer en ocupar la presidencia del país. EEUU no quiere a una mujer como presidenta.