Hace diez años cuando aún quedaba mucho tiempo para que surgiese el movimiento MeToo o para que las calles se inundasen con esas mareas moradas que tanta satisfacción dan, la magistrada del Tribunal Supremo Isabel Perelló ya se enfrentaba a la máxima autoridad del Poder Judicial por utilizar un vocabulario “sexista”. En el año 2014 junto a su gran amiga, la ministra de Defensa, Margarita Robles, envió a su predecesor Carlos Lesmes una carta para recriminarle que en sus comunicados y escritos solo se dirigiese a los hombres magistrados, excluyendo a las mujeres.
Esta catalana con ideas progresistas que ingresó en 1985 ha puesto fin a esas fotografías e imágenes que todos los años vemos en los periódicos y en la televisión de hombres con toga en el acto solemne de la apertura del año judicial. ¿Se acuerdan ustedes cuando incluso a los medios de comunicación nos costaba hablar de “la juez”? El término se registró tarde en el diccionario, exactamente en el año 1992, y a pesar de eso incluso a nosotros, a los periodistas nos costó introducirlo en nuestras crónicas. No habré hecho yo crónicas de ETA con eso de “la juez del caso”. Afortunadamente actualmente este año la nueva promoción de jueces arranca con una plantilla donde el 73% son mujeres.
El acierto no se ha repetido con el Banco de España. El recién nombrado gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, es un economista con mucha trayectoria y muy reconocido. Estoy convencida de que incluso hubiese sido un buen candidato para el PP para regentar el Banco de España entre otras cosas porque es uno de los mejores expertos españoles en política monetaria. Ha desempeñado grandes responsabilidades en el Banco Central Europeo y conoce a la plantilla del organismo que va a capitanear porque procede de ella pero tiene un “pero” que nos afecta a todos y que salpica sobre todo a las instituciones. Saltar del gobierno directamente a presidir la institución monetaria sin ningún tipo de cuarentena o de barbecho lo que recogía por cierto el acuerdo que llevó a la renovación del Consejo General del Poder Judicial, puede llegar a mermar la independencia del Banco de España. Y esto es lo importante. Da igual que quede dañada la independencia y el buen hacer del gobierno; lo realmente sustancial es la independencia de las instituciones porque a ciudadanía queda salpicada.
Ahora cuando alguien discrepe de una opinión o decisión del banco podrá criticarla por que está presuntamente “politizada”. No es justo establecer esta premisa de partida sin darle ni siquiera la oportunidad de hacer pero estarán conmigo que la duda asalta en un momento tan polarizado y tan politizado por parte de los dos grandes partidos de este país. ¿No había otra persona apta y sin “peros” para dirigir el Banco de España? Escrivá se enfrenta a posibles conflictos de interés. Fue ministro de Seguridad Social durante la legislatura pasada y su papel fue clave en la reforma de las pensiones con críticas por parte de entidades independientes como el Banco de España. No vale que existan casos en otros países como en Portugal o que el Partido Popular enviase a Luis de Guindos a la vicepresidencia del Banco Central Europeo. Y no vale porque si tu abres una ventana el gobierno que venga después la va a tener abierta y va a entrar en ella. Si tu haces ese uso de las instituciones el que venga detrás puede hacer lo mismo.
En las últimas horas ha habido otros dos nombramientos importantes. Uno es el de Oscar López hasta ahora jefe de gabinete en Moncloa que pasa a ocupar el puesto del ministro Escrivá en la cartera de Transformación Digital y Función Pública. El veterano dirigente y estratega López está curtido en mil batallas del PSOE a las órdenes de José Luis Rodríguez Zapatero, Alfredo Pérez Rubalcaba y el propio Sánchez. El Presidente gana un ministro muy político y con mucha experiencia mediática y de partido para defender las políticas del gobierno. El segundo a la hora de analizar lo que viene quizá sea más relevante. Diego Rubio va a sustituir a López como jefe de gabinete y su elección nos prepara para un nuevo curso a la ofensiva. Rubio es un especialista en el estudio de tendencias. Licenciado en Historia tiene 38 años y no tiene carnet del PSOE. Es especialista en diseñar escenarios de futuro y convertirlos en discurso político. Y además está muy conectado con las nuevas generaciones y eso también nos da una pista. Una vez más Pedro Sánchez da muestras más que sobradas de su adaptación a las circunstancias más adversas y vuelve a reinventarse ante la posibilidad de ¿perder la Moncloa?