Opinión

Nochevieja con mensaje

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No ha habido retransmisión de Nochevieja más memorable que esta, a excepción quizás de aquella en que Irma Soriano confundió las campanadas en 1994. Lo de esta nochevieja debería pasar a la historia audiovisual de este país. En los balcones de la Puerta del Sol es donde ha brillado la rivalidad Antena 3-TVE. Broncano y Lalachus conquistaron al público con su irreverencia. Y Antena 3 se superó a ella misma con el imponente vestido de Cristina Pedroche. Las dos propuestas televisivas llevaban mensaje.

TVE destacó porque supo romper con la historia. Jamás en TVE sus presentadores se habían atrevido a tener el desparpajo y la capacidad de sorpresa del equipo de la Revuelta. El dúo Broncano-Lalachús, con su naturalidad y su estilo fresco, ofreció una retransmisión llena de momentos para recordar, humor y chispa, pero fue Lalachús quien, con su intervención en el minuto previo a las campanadas, añadió una capa de profundidad a la noche. “Ojalá que en 2025 dejemos de opinar de cuerpos ajenos porque todos son válidos del tamaño que sea”, afirmó la actriz y cómica. Era importante lanzar este mensaje en una noche llena de risas y celebraciones.

Porque todavía hay mucha gente que desconoce la regla de los 3 segundos. Una norma de conducta que ayudaría a no pocas personas con cuerpos no normativos. La regla viene a resumirse en “no digas nada sobre la apariencia de alguien que no se pueda cambiar en 3 segundos”. Si alguien tiene algo de salsa en la comisura de los labios, no hay problema en que se lo hagas saber. Si lo que pretendes comentar hace referencia a las canas, la grasa corporal, el estilo, las arrugas o el color de la piel, o cualquier otro atributo que no se puede modificar en 3 segundos, es mejor que calles.

Por otro lado, la retransmisión de las campanadas de Antena 3, con Cristina Pedroche, volvió a ser un espectáculo visual. La presentadora, famosa por sus atrevidos vestidos, sorprendió una vez más con un diseño absolutamente impresionante: un vestido joya elaborado con gotas de leche materna, la suya propia al tener a su primera hija. A simple vista, el atuendo era una obra de arte, una pieza que desbordaba originalidad, pero también llevaba consigo un mensaje simbólico muy poderoso.

El vestido de Pedroche se convirtió en una celebración de la maternidad. Al ser leche materna, fuente de vida, el principal material del vestido, se subraya no solo el arte de la creación, sino también la importancia de reconocer el rol de la mujer en la sociedad. En una época en la que las mujeres siguen luchando por la igualdad, por el reconocimiento y el respeto, un gesto como el de Pedroche, al lucir este vestido, no pasa desapercibido.

Además de ser un homenaje a la maternidad, el vestido simboliza también el cuidado, la naturaleza y la nutrición, algo tan fundamental en nuestras vidas, pero a menudo pasado por alto. Pedroche acierta año tras año, pero este para mí es de aplauso emocionado. La vallecana se ha convertido por derecho propio en un símbolo de empoderamiento femenino.

El mensaje de Lalachus habrá que reiterarlo. Desafortunadamente hemos construido una sociedad donde a las mujeres se las valora en buena medida por sus atributos y su estética. Nosotras sufrimos la violencia estética en mucha mayor medida que ellos y esto provoca que carguemos con más carga mental para encajar en el canon de belleza, gastemos más dinero en productos estéticos y estemos menos satisfechas con nuestros cuerpos y nuestro aspecto. En el extremo de esta violencia se sitúan los trastornos de la conducta alimentaria. Por eso es tan importante que en momentos de máxima audiencia lancemos el mensaje de amar nuestros cuerpos sean como sean.

El gesto de Pedroche, con su vestido simbólico, casualmente se convirtió en un recordatorio de algo parecido, que la belleza verdadera no está solo en lo físico, sino en lo que somos y en lo que decidimos representar.

El 2025 no podía empezar mejor. Feliz año.

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