Opinión

No hay derecho

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El primer derbi de la temporada acabó de la peor manera posible: jugadores rindiendo pleitesía a un grupo de encapuchados que se encargaron de dinamitar el encuentro. Mecheros que volaron desde la grada y que obligaron a suspender durante un cuarto de hora el partido. Y a lo que siguió, un gesto inaceptable. Los jugadores jaleando a los ultras al término del partido y unas declaraciones de Simeone, que son imposibles de digerir. Le echa la culpa a Courtois y dice que le sancionen por provocar.

Que alguien acceda a un estadio de fútbol con la cara tapada no es lo habitual y tampoco es frecuente que haya más de diez personas en una misma grada con pasamontañas. Lo que es realmente dantesco es que Koke, como capitán y Simeone, acudan a hablar con los encapuchados para pedirles mesura. La imagen de la vergüenza viendo a jugadores hablar con aficionados violentos ha dado la vuelta al mundo. Ante la violencia no hay pero que valga y el objetivo de todos por el bien de nuestro fútbol es sacar a los violentos de los estadios de fútbol.

¿Qué va a pasar ahora? De momento el Comité de Competición ha fallado cerrar la grada de los ultras del Atlético por tres partidos, es decir clausura el cierre parcial del estadio Civitas Metropolitano. Se cierra parte de la grada baja fondo sur, concretamente a los sectores desde el 127 hasta el 133. Desde este último es desde el que se realizaron los lanzamientos de objetos al campo el pasado domingo. Además Competición multa al club rojiblanco con 45.000 euros que es una penalización muy superior a la estipulada por el Código Disciplinario de la Real Federación Española de Fútbol donde la multa suele ser de 6000 euros y la clausura parcial de un partido. El Comité se muestra duro y subraya la insuficiente respuesta de club ante los hechos. “No se adoptaron las medidas suficientes, no fueron las idóneas para un partido de especial rivalidad de una competición profesional de primer nivel” señala el comunicado.

El problema que tiene el Atlético de Madrid con estos ultras radicales va mucho más allá de que ahora se expulse a cuatro o de que les caiga una multa o de que cierren la grada parcialmente tres partido. Me da igual que sean dos, cuatro o seis partidos.

Ni antiviolencia ni el Comité de Competición puede llevar la decencia y la normalidad a esa grada. Sólo el Atlético de Madrid puede conseguir eso, moviendo, aislando, reduciendo, al grupo violento. Tres partidos sin gente esta muy bien pero ¿y si dentro de tres partidos volvemos a ver la misma imagen ¿qué habremos ganado?. Estos incidentes tienen que servir Al Atlético de Madrid para analizar y ver que se está penalizando a una gran parte de aficionados que sólo están ahí porque no tienen otro espacio, que cantan y que animan, pero que también se callan cuando se cantan según qué cosas.

Durante años jugadores del Atlético se han visto obligados a pagar un “impuesto revolucionario”. Pero algunos no se han dejado extorsionar como Kiko Narváez, que se negó a pagar un desplazamiento a los ultras y estos la tomaron el jerezano. El 28 de julio del 2001 en un amistoso de pretemporada ante el Alcalá exhibieron una pancarta que decía: “Forza Futre, Kiko muérete”. El 19 de mayo de 2005 una veintena de radicales presentes en el entrenamiento del primer equipo tiró la puerta que daba acceso al campo y saltó a césped para increpar a los jugadores, a los que amenazaron por la mala situación deportiva del equipo.

Posteriormente el “Frente Atlético” también estuvo involucrado en una pelea campal en los aledaños del estadio Vicente Calderón que derivó en el asesinato el 30 de noviembre del 2014 de Francisco Javier Romero Taboada, alias Yimmy, miembro de la sección “Los Suaves” del grupo ultra del Deportivo de la Coruña “Riazor Blues”. El hincha recibió una paliza y acabó arrojado a río Manzanares, donde falleció. En diciembre de 2014 el Atlético hizo público que había expulsado al “Frente Atlético” del Calderón. Desde entonces las referencias a “Frente” han desaparecido del campo pero sus ultras siguen atemorizando a hinchas propios y rivales, dirigentes y hasta jugadores. La imágen del pasado domingo en el derbi con el fondo sur del Metropolitano liderado por encapuchados con los que Giménez, Koke y Simeone negociaron una tregua confirma que el Atlético sigue “secuestrado” por los violentos. El régimen del terror reina todavía en el Metropolitano y este es el verdadero problema.

Este lamentable espectáculo ha ejemplificado que el aumento de la violencia en el fútbol es una realidad. La Policía Nacional ha realizado 133 detenciones de ultras en la última temporada de fútbol (2023-2024) en el marco de 15 operaciones que tratan de combatir el aumento de altercados relacionados con la violencia en el deporte con el agravante de actuar con una motivación de odio tanto en partidos de la Liga como en categorías semiprofesionales. Solo en dos años se han detenido a 305 personas relacionadas con estos grupos de carácter violento. El perfil es el de españoles de entre 17 y 40 años en su mayoría reincidentes. No hay derecho.

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