Opinión

No es no

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El sorprendente y preocupante testimonio de la ciclista de enduro Ares Masip, en su denuncia a través de sus redes sociales de una agresión sexual ocurrida en junio de 2023 , deja una frase que invita a la reflexión. ”He decidido hacerlo público porque pasa mucho más de lo que pensamos y  porque en el paddock hay otros agresores”

Ares es tres veces sub campeona de España de ciclismo en la especialidad de enduro, y los hechos que ha denunciado, en redes, ante la UCI y los Mossos d’Esquadra, sucedieron presuntamente en Austria, durante la disputa de la Copa del Mundo BTT de 2023 en el mes de junio en Leogang.

La ciclista dormía en su furgoneta después de una jornada de competición, cuando se despierta sintiendo que el  vehículo se movía. Al momento se encuentra con un ciclista que entra sin su permiso y le pide si puede dormir en la furgoneta al estar su hotel muy lejano. Ella en ese momento le permite quedarse pero advirtiéndole que “solo a dormir”. El ciclista hace oídos sordos, se desnuda,  sube a la cama  la toca, intenta besarla y bajarle los pantalones para acabar diciendo en repetidas ocasiones que la violaría.

La ciclista leridana ha explicado en su denuncia que en un principio trató de dejar a un lado el abuso sexual y seguir adelante, pero que tras coincidir con el presunto agresor en diferentes competiciones y entrenamientos, decidió denunciarlo. De hecho, la ciclista ha reconocido incluso que ha renunciado a participar en algunas carreras para evitar coincidir con él, sintiéndose vulnerable por motivos obvios.

El caso de Masip es especialmente inquietante, al producirse los presuntos abusos en el marco de la organización de un evento del nivel de una Copa del Mundo UCI. ¿Acaso no deben exigir las y los deportistas que compiten en cualquier competición estar a salvo de una agresión sexual? Aquí entran las condiciones particulares en las que compiten este tipo de ciclistas, que se costean el alojamiento para acudir a las competiciones y en ocasiones, es más operativo dormir en una furgoneta cerca del área del descenso de la competición, por ejemplo en este valle de los Alpes austríacos, que desplazarse demasiados kilómetros para pernoctar en un hotel.

El relato que Ares hizo en redes sociales con un vídeo relatando el suceso , ha sido ampliado posteriormente en diferentes medios. Especialmente escabroso es  el detalle que recoge el diario Ara, al reflejar que hace 4 años, cuando la sentencia de “La Manada”, la ciclista catalana reprochó a un compañero ciclista  una broma sobre violaciones. Cuatro años más tarde, el mismo ciclista la agredía en su furgoneta al grito de “te voy a violar, te voy a violar”.

Mientras el caso sigue su curso en manos de la justicia, Ares ha recibido el apoyo de la presidenta de la Federación de ciclismo del país donde reside, Andorra. Carolina Poussier ha explicado que “la federación ya estaba trabajando en un protocolo para formar a la gente para que esto no ocurra. Primero la prevención. Y también actuación, si ocurre qué consecuencias tendría”, reconociendo a la vez que este hecho ha acelerado todo el proceso. De nuevo, en Andorra, como en España y otros países, se actúa a posteriori.

¿Podemos imaginar los meses que ha vivido Ares temiendo volver a coincidir con el agresor en cualquier competición, o seleccionando su participación en función de la participación o no del sujeto? Qué injusto y qué vergüenza. Sobre todo porque en el mundillo se apunta a un deportista que sigue compitiendo aunque ya ha visto cómo alguno de sus patrocinadores  se retiraba poco después de firmar… mientras la UCI aún no se ha pronunciado.

Respetando siempre la presunción de inocencia y el anonimato del denunciado hasta que la justicia dé su veredicto, mientras tanto, vaya todo el ánimo y la fuerza para las mujeres que, sea en el momento que sea, pase el tiempo que pase, denunciando públicamente o solo en el juzgado, deciden no tolerar comportamientos de abuso en lugar de silenciarlos y naturalizarlos.

Sin denuncia no hay castigo, sin educación no habrá nunca una sociedad libre de acoso, sin ejemplo no habrá más mujeres valientes que denuncien , ni empatía hacia quienes sufran comportamientos así.

Y qué necesario el cariño de otros compañeros hacia una deportista que denuncia algo así. NO es NO. ¡Siempre adelante Ares!