Innovación y rivalidad fueron siempre de la mano en el crecimiento de nuestra sociedad. Durante siglos fueron auspiciadas por la necesidad de protegerse de otros países y dieron a luz a perpetúales avances. De hecho, Internet no fue más que el fruto del trabajo de la defensa americana y de sus investigaciones.
Con el tiempo esas competencias se fueron trasladando a la inmensa mayoría de los sectores, impulsadas por el afán de afianzar una posición en los mercados u obtener cómodas ventajas comerciales. Desde la energía al gran consumo, pasando por las comunicaciones, la rivalidad en el marco de la innovación sostiene el desarrollo económico y la condición de sus habitantes.
Rivalidades, a lo largo de la historia, hubo notables. Saltaron chispas entre los inventores Thomas Edison y su homólogo Nikola Tesla. Steve Jobs y Bill Gates, ellos también entraron pronto en disputa en la carrera informática.
En este nuevo episodio cinematográfico, Elon Musk y Mark Zuckerberg son sus dos máximos protagonistas. Con personalidades fuertes y controvertidas, son pioneros en sus respectivos campos y entre las diez personas más ricas.
Genética de innovadores
Elon Musk es conocido por sus vaivenes sentimentales, sus grandes inquietudes y sus éxitos empresariales. La creación y venta multimillonaria de PayPal le puso definitivamente en el mapa. Hoy, al volante de su Tesla, quiere revolucionar el automóvil y toda la industria. Y de paso, apoyar una sostenibilidad tan necesitada. Con SpaceX, otra empresa suya, está impulsando la exploración espacial, pero también le atrae la inteligencia artificial, la neurotecnología y la implantación de un chip cerebral.
Mark Zuckerberg es hombre de una sola mujer. Padre de tres hijas y del imperio Facebook, hoy lo llama Meta. Desde su lanzamiento en el 2004, su invento ha revolucionado el planeta. Con más de 3.000 millones de usuarios, es la red social que diariamente a todos nos conecta. Sus posteriores adquisiciones estratégicas, tales como Instagram o WhatsApp, fueron consolidando poco a poco su hegemonía. Destaca su ambición por dominar las redes sociales, su ansia por construir el metaverso y acaparar sus derivados negocios digitales.
Orígenes de una rivalidad
¿De dónde viene la rivalidad entre estos dos titanes? En el 2016 fue cuando todo saltó por los aires.
SpaceX, uno de los primeros cohetes de Elon Musk, explotó en pleno lanzamiento, destruyendo el satélite de Facebook que llevaba dentro. Zuckerberg expresó públicamente su descontento y puso la tensión entre ambos magnates, de manifiesto.
Luego se sucedieron otros enfrentamientos verbales, sobre todo en torno a temas filosóficos y a los riesgos de las inteligencias artificiales. Estos puntos de desencuentro contribuyeron aún más a una narrativa digna de la gran pantalla, una lucha entre dos gerifaltes, tomando a menudo posiciones diametralmente opuestas en sus opiniones.
Threads: Zuckerberg a por Twitter
Para Elon Musk comprar a Twitter fue “meterse en un jardín”. Aparte de pisarle a Mark Zuckerberg la manguera, tuvo que desembolsar unos 44.000 millones de dólares por la plataforma de microblogging. Misteriosamente rebautizada luego como X contaría hoy, según sus propios informes, con más de 550 millones de usuarios activos mensuales.
Estas relativas buenas cifras camuflan, sin embargo, unos cambios drásticos en sus políticas de contenidos y unas dudosas nuevas funcionalidades. Sus regimientos de fieles encajan mal el liderazgo de Musk y sus decisiones, a menudo consideradas como muy controversiales.
Sea por apetito de recuperar esa audiencia descontenta o por motivos de venganza, Zuckerberg decidió, en plan zancadilla, desarrollar su propia alternativa. Lanzó en muy poquitos meses Threads, una app de nombre impronunciable, pero con buena acogida. Calcada a X (Twitter), representaría hoy su mayor amenaza.
A medio camino entre Twitter e Instagram, Threads es muy ágil en la creación de una cuenta. Perfectamente integrada en el ecosistema de Meta, le ha dado una ventaja significativa. Permite volcar directamente los seguidores desde Facebook o Insta. No es necesario empezar desde cero, ya que un nuevo usuario cuenta con su comunidad veterana.
Ofrece una imagen fresca y dinámica, facilitando un espacio seguro para compartir foto, vídeo y letra. Se mezclan opiniones, noticias y reflexiones, sin perder ese morbillo en torno a los debates polémicos y virales. Mark sabe lo que nos gusta y nos otorga inicialmente más impacto y visibilidad, conllevando más “likes” y en definitiva, más fidelidad.
Algunos datos recientes han sido comunicados por la propia entidad. Serían ya más de 150 millones de usuarios en algo más de un año. Otras consultoras externas le atribuyen incluso un éxito mucho mayor, augurando, sin lugar a duda, un inicio en redes más que prometedor.
Este éxito inicial de Threads se sustenta en un entorno más amigable y una privacidad más fiable. Deja, de paso, en evidencia a X (Twitter) y sus grandes debilidades. Podría incluso llevar a su propietario, el todopoderoso Elon Musk, a reenfocar sus negocios virtuales.
¿Hasta dónde llegará el duelo?
En los próximos años, es más que probable que la rivalidad entre Musk y Zuckerberg se intensifique. Los imperios tecnológicos son a menudo colindantes. Como si de historia antigua se tratase, a los grandes líderes, fuera de sus fronteras, les gusta asomarse.
Sin embargo, y nunca nada es descartable, es posible que algún día estas dos grandes figuras colaboren, especialmente si se trata de grandes desafíos globales. Retos que requieran la combinación de ambición, talento, recursos humanos y millonarias inversiones.
La rivalidad innovadora entre estos dos hombres es el reflejo del vertiginoso avance y de sus vicisitudes. Ambos protagonistas continuarán previsiblemente empujando los límites de lo imposible. Esta próxima década definirá también sus nuevas delimitaciones empresariales y espaciales, a la par de sus previsibles consecuencias económicas y sociales.