Opinión

‘Mindful Family’: reconecta con tu familia en verano

Phil González
Actualizado: h
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Como cada mes de agosto, me encuentro desayunando en un lugar del paraíso gaditano y veo toda la gente pendiente del teléfono. Probablemente, estés familiarizado con la imagen de familias enteras en playas y restaurantes, inmersos en sus tabletas y móviles, pero a mí me sigue pareciendo una anacronía, a veces. Aunque probablemente piensen lo mismo de mí, aferrado un buen rato a mi ordenador como si estuviera en Madrid.

La desconexión durante las vacaciones no solo es un escape necesario de las presiones académicas y laborales, sino también un momento para que los miembros de una familia reconecten entre ellos y construyan lazos firmes. Sin embargo, no siempre es fácil tarea dado lo arraigado de algunas “malas” costumbres.

Inercia de la falsa urgencia

Somos todos iguales. Llevamos un ritmo frenético todo el año con la excusa del exceso de trabajo y llegamos con cierta inercia al verano. Nos hemos autoimpuesto una dictadura de la falsa urgencia, incluso cuando no se justifica. El síndrome de aprovechar cualquier coyuntura para leer un WhatsApp o un correo, no se nos pasa del día a la mañana. Llegamos al anual descanso con prisas y nervios para hacer la compra e instalarnos, entre dos llamadas de la suegra o de los hermanos. Resulta complicado reajustar los tiempos entre familia, pasiones y ritmo diario. Aun así, deberíamos hacer un esfuerzo y no caer en la tentación de estar siempre conectados.

Una oportunidad para reconectar con los hijos

Todos los estudios lo indican. Los más jóvenes pierden facultades sociales, ya no se miran tanto a la cara y solucionan sus problemas vía plataformas digitales. Pierden conciencia de los efectos de sus actos y comentarios más radicales.

En el pasado los niños se enfrentaban verbalmente o se peleaban en el patio del colegio. Todo era más transparente y detectable. Algunos son más agresivos, se crecen detrás de las redes y otros menos resistentes, se debilitan al enfrentarse a estas complicadas fases.

En este contexto, el verano lejos de la ciudad y de la escuela, es una fantástica oportunidad para detectar cambios comportamentales, intuir esos problemas relacionales y fortalecer con ellos, unos sólidos vínculos emocionales.

¿Qué es el Mindful Family?

Con el tiempo seguro que habrás aprendido que para cuidar una relación deberías dedicar un mínimo tiempo a parejas e hijos. Estar al 100% con ellos es la premisa cuando nos planteemos un ejercicio de Mindful Family o Mindfulness en familia.

Cuando trates la desconexión digital con tu descendencia, necesitarás siempre la colaboración de tu pareja y especialmente de tu progenitura. Este es el mayor reto: convencer a los más pequeños de que dejar la tecnología en stand by es bueno.

Los jóvenes de hoy son cada vez más herméticos a las antiguas formas de educación. No conseguirás resultados positivos sin su inicial predisposición. Redes sociales como TikTok nos lo indican, reaccionan más a estímulos y actividades que, de alguna forma, les retan. ¿Por qué no establecer un nuevo orden del día donde aportarán parte de las claves a esa desconexión veraniega?

Algunos consejos de reconexión emocional

Por supuesto y como padres, lo primero sería predicar con el ejemplo. No exijamos algo a lo que nosotros mismos no estamos dispuestos. Puede ser un desafío que, incluso para nosotros los mayores, resulte ser divertido.

Sin imponerles nada, busca con los más pequeños las opciones de ocio que más les gustan y que les permitan expresarse. Hazles tomar conciencia de que se pueden divertir sin necesidad de estar siempre conectados. Pueden ser actividades gratificantes como pintar, cocinar, o incluso construir algo juntos.

Hace “tiempazo” así que disfrutad del ocio al aire libre. Planifica de forma colaborativa esa caminata o ese paseo en bicicleta. Es una excelente manera de disfrutar del campo, del mar y de la montaña. Estas opciones promueven, además de la salud física, unas risas aseguradas y posteriores conversaciones.

Si estás en el pueblo de los abuelos, aprovecha también para quedar con esa prima o ese tío que estimas mucho y que no ves tanto. Fortalece los vínculos de tus descendientes con su propia tierra y descubrir lo genuino.

Acostumbraos también a aprender cada día algo nuevo juntos. Llevaos en las maletas unos pequeños juegos de mesa que no requieran conexión alguna. Se pueden implementar noches de lectura, donde el foco sea el disfrute mutuo sin la presencia de pantalla.

¿Por qué no llevar un único móvil a la playa y decretar su uso solamente en caso de emergencia? ¿Por qué no tener una caja de la desconexión en casa? En ella dejaréis todos los móviles metidos y eso durante varias horas.

Todas estas rutinas se podrían convertir en tradiciones que los niños recordarán como sus mejores momentos estivales.

¡No dejes pasar la oportunidad!

Digo siempre lo de aprender a no hacer nada. De hecho, de lo que más recuerdo de mi infancia en Extremadura era estar hablando “al fresco” con la familia, o estar en la plaza de la iglesia, sin hacer nada. El verano es la época del año con más horas de luz y contrastes, uno de los momentos favoritos de los impresionistas y escritores. Debería ser también una gran oportunidad para las familias, empezando con un lienzo en blanco donde dibujar recuerdos imborrables.

Las vacaciones son idóneas para reconectar con esas personas queridas, a través de la alegría, de largas conversaciones y risas compartidas. Aprovecha este momento como un regalo inestimable, un recordatorio de que la verdadera riqueza en lo sencillo reside. Compartid momentos juntos, alejados de algoritmos digitales y disfrutad de las cosas más simples. Estableced nuevas costumbres y procesos de convivencia de grupo que perdurarán mucho más allá del calendario soleado.