Opinión

Los días históricos

Votaciones durante el pleno del Congreso que aprueba definitivamente la ley de amnistía, promovida por el Gobierno con el apoyo de sus socios, tras seis meses de tramitación en las Cortes.
María Dabán
Actualizado: h
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Llevamos algunos años en los que vivimos días históricos por encima de nuestras posibilidades. Y es que, una cosa es el día a día de la política, y otra, esos momentos de “esto no lo vi venir”: investiduras fallidas, repetición de elecciones, cartas a la ciudadanía amenazando con irse, mociones de censura que cambian Gobiernos, mociones de censura que no los cambian… Recuerdo uno de estos días de locura en el Congreso en el que una compañera periodista no pudo más y gritó: “estoy de días históricos hasta los c…”

El domingo volveremos a votar y Alberto Núñez Feijóo ya ha abierto la puerta a presentar una moción de censura si el PP gana las elecciones. Para que triunfe, claro está, necesitaría los votos de Junts, pero se antoja casi imposible que el partido de Puigdemont acabe sumando sus votos a los de PP y Vox para desalojar a Sánchez. Les sale más a cuenta seguir boicoteando su acción de gobierno para debilitarle. ¿Qué puede pretender entonces Feijóo con este movimiento?

En la recta final de una campaña lo que más se exige a los candidatos y a los líderes de los partidos es que eviten los tiros en los pies. De entrada, puede parecer que Alberto Núñez Feijóo ha vuelto a cometer el error en el que cayó en las elecciones gallegas, cuando se abrió a un posible pacto con Junts, si los independentistas volvían a la senda constitucional. Pero aquí se puede hacer otra lectura de ese movimiento: que los populares quieran movilizar a sus votantes para que tengan claro que su voto sí que cuenta para achicarle todavía más el terreno a Pedro Sánchez.

De hecho, el lema de su campaña, tu voto es tu respuesta, va desde el principio en esa dirección, en la de censurar a un presidente que, además, se ha echado a sus espaldas la campaña de su partido y que está planteando sus mensajes de los últimos días como una especie de plebiscito a sus políticas (también a la amnistía, sí) y, por ende, a su persona. Sánchez sigue movilizando a los suyos recordando el peligro de que gobiernen PP y Vox, y continúa comiéndole terreno en las encuestas a sus socios de Sumar, pero estas últimas semanas no han sido fáciles para él. Las actuaciones de los jueces y de la Fiscalía Europea, y los titulares de prensa sobre el caso Koldo, los negocios de su mujer y la actuación parcial del Fiscal General del Estado caen como lluvia fina pero constante sobre la actualidad, y pueden haber empezado a influir sobre los electores. De hecho, al PP le pasó en su día con el caso Gürtel. Costó que les penalizara, pero, a la larga, lo hizo.

Si el PP gana con una ventaja de unos cinco puntos, Feijóo pensará que va por el buen camino después de los comicios vascos y catalanes, donde su partido ha quedado como un mero espectador, sin capacidad de influencia. Si, por el contrario, los populares acaban en empate técnico con el PSOE, será Sánchez el que se plantee que quizá haya llegado el momento de convocar elecciones para ganar algunos escaños y formar un gobierno que al menos pueda sacar adelante su agenda legislativa, algo que no sucede ahora mismo.

El domingo saldremos de dudas y habrá lecturas para todos los gustos, pero recordemos lo que André Agassi, decía en su autobiografía Open: “las victorias no nos hacen sentir tan bien como mal nos hacen sentir las derrotas”.