Decía Thomas Jefferson que sólo hay dos cosas inevitables en esta vida, la muerte y los impuestos. Esperando que lo primero no nos llegue en este 2025, lo que va a ser inexorable es que la reforma fiscal del Gobierno acabe afectando de una u otra manera a nuestros bolsillos. Todo será más caro este año, desde la cesta de la compra, a la electricidad, la tasa de basuras, los peajes de las autopistas… y parece lógico pensar que el impuesto a la banca acabará repercutiendo en los ciudadanos. El Ejecutivo sigue presumiendo de medidas sociales, pero lo cierto es que la clase media y trabajadora, y los autónomos pagan cada vez más y más impuestos. Y sí, la economía va bien, pero España sigue liderando el ranking de paro en Europa (eso sin contar con los fijos discontinuos), y de pobreza infantil.
En lo político, el gran reto del Gobierno para este año será la aprobación de los presupuestos generales del Estado. El camino promete ser largo y tortuoso, y veremos hasta dónde está dispuesto a ceder el Ejecutivo para lograr el sí de sus socios de Gobierno, que ya le dieron más de un disgusto en 2024. La teoría dice que, si Sánchez consigue la luz verde para sus cuentas públicas, tendrá asegurada su supervivencia hasta el final de la legislatura, lo que no implica que, en caso contrario, el Gobierno vaya a caer, sobre todo por una razón principal: que no hay una mayoría alternativa. El Gobierno es débil, pero tiene una gran fortaleza, y es que sus socios no están por la labor de arriesgarse a ir a unas elecciones que probablemente gane el PP, y que tendrá que contar con la participación directa o indirecta de Vox. Para ellos siempre será mejor seguir arrancando concesiones a Pedro Sánchez.
Al margen de los presupuestos, el presidente centrará su acción de Gobierno en tres puntos sensibles para su electorado: el centenar de actos por la muerte de Franco, la inmigración y la vivienda. El Ejecutivo está presionando al presidente canario, Fernando Clavijo, para que rompa su pacto en las islas con el PP por su negativa a llegar a un acuerdo sobre el del reparto de los menas. Pero eso tampoco solucionaría el problema. Parece un poco hipócrita, además, poner el grito en el cielo por la actitud de los populares, mientras se negocia con Junts ceder a la Generalitat las competencias en materia de inmigración. En pocos días, Sánchez volverá a hacer un anuncio sobre su política de vivienda, pero el presidente lleva seis años en Moncloa y, de momento, lo único que se han sucedido propuestas que no han solucionado ningún problema.
La espada de Damocles para el presidente seguirá viniendo por parte de la justicia, que siempre avanza lenta, pero que no se desvía de su camino. El caso Begoña Gómez, el caso que afecta a su hermano, David Sánchez, el caso García Ortiz y el caso Koldo continúan en fase de instrucción. La UCO sigue descifrando los dispositivos electrónicos de la trama, y, no es descartable que salgan a la luz nuevas pruebas que demuestren de manera definitiva la implicación de más miembros del Gobierno y del PSOE (digo más porque no hay que olvidar que Ábalos fue durante mucho tiempo la mano derecha de Pedro Sanchez, y Koldo, otro militante socialista, es el nexo de unión con el comisionista Aldama). El ministro Torres, el jefe de Gabinete de la vicepresidenta María Jesús Montero, Carlos Moreno, y la presidenta del Congreso, Francina Armengol, están en el disparadero, pero, de momento, continuarán en sus cargos porque destituirlos supondría dar veracidad a todo lo afirmado por Víctor de Aldama.
El PP tendrá como reto seguir avanzando en las encuestas. De momento, la tragedia de la dana ha frenado el ascenso de los populares y ha dado alas a Vox, y así seguirá siendo mientras Carlos Mazón siga al frente de la Generalitat, porque lo que ha quedado demostrado es que es, ahora mismo, es un lastre para el partido a nivel nacional, y no es aceptable, como dice Núñez Feijóo, decir que allí se cometieron “ciertas ingenuidades políticas”. Lo que se cometieron fueron varias negligencias de libro, compartidas también por el Gobierno central, sí, pero, especialmente en las primeras horas, por Mazón.
Veremos pues qué es lo que nos depara políticamente el año entrante. Lo importante es que la polarización política no se extienda a la ciudadanía, aunque quizá también a estas alturas, como la muerte y los impuestos, sea inevitable.