Si estas fiestas pasáis por Londres, no os perdáis la visita a la Modern Tate, siempre interesante, y particularmente la sala dedicada a las Guerrilla Girls. Son un colectivo anónimo de artistas feministas y antiracistas que surgió a principios de la década de 1980 en Nueva York, con el objetivo de denunciar la desigualdad de género y racial en el mundo del arte. Su forma de activismo es única, combinando arte, humor y crítica social. A lo largo de los años, las Guerrilla Girls se han consolidado como una de las agrupaciones más influyentes del arte contemporáneo, desafiando tanto las estructuras de poder del arte tradicional como las expectativas sobre cómo debe ser el activismo.
El colectivo nació en 1985, como respuesta a la escandalosa falta de representación femenina en las exposiciones de arte más importantes de Nueva York, como el Museo de Arte Moderno y el Museo Whitney. En ese contexto, un grupo de mujeres artistas decidió organizarse para exponer estas desigualdades. La razón de la creación del colectivo fue clara: mientras las mujeres constituían una parte importante de los estudios de arte y de la creación artística, su representación en las galerías y museos era mínima. La gota que colmó el vaso fue la famosa exposición An International Survey of Recent Painting and Sculpture, organizada por el Museo de Arte Moderno en 1984, que exhibió 169 artistas, de los cuales solo 13 eran mujeres.
Las Guerrilla Girls decidieron actuar utilizando un enfoque inusual y provocador. Se pusieron máscaras de gorilas, una referencia directa a la palabra guerrilla en inglés, y un toque de humor, con la intención de desestabilizar las normas y que su identidad fuera irrelevante frente al mensaje que querían transmitir. Las máscaras no solo les ofrecían anonimato, sino que también les permitían crear una especie de “personaje colectivo” que representaba a todas las mujeres artistas invisibilizadas.
El formato que las Guerrilla Girls adoptaron para difundir su mensaje fue el cartel o póster, convirtiéndolo en un medio poderoso de denuncia visual. Sus primeros carteles presentaban gráficos y estadísticas que ponían al descubierto la desigualdad en el mundo del arte. En su primer gran cartel, titulado Do women have to be naked to get into the Met. Museum? (¿Tienen que estar desnudas las mujeres para entrar al Museo Metropolitano de Arte?), la agrupación usaba un tono irónico y directo, apuntando a la hipocresía de los museos que, aunque exhibían arte erótico con mujeres retratadas, rara vez incluían mujeres artistas en sus colecciones.
A través de esta y otras acciones visuales, las Guerrilla Girls ponían y siguen poniendo en evidencia las altas barreras que enfrentan las mujeres y las personas de color en la institución artística. Su crítica no solo se dirigía a los museos, sino también a las galerías, las casas de subastas y los curadores, todos considerados parte de un sistema patriarcal que favorecía a los hombres blancos.
El estilo de las Guerrilla Girls es reconocible al instante. Además de las máscaras de gorila, sus carteles y pósters utilizan una combinación de tipografía fuerte y colores brillantes, lo que hace que sus mensajes sean llamativos y fáciles de leer desde lejos. La tipografía generalmente se acompaña de gráficos y estadísticas que muestran de forma impactante la falta de paridad en el arte. Su uso del humor y la ironía también es fundamental en su estilo, ya que convierte una crítica seria en un mensaje accesible.
Las Guerrilla Girls no solo han sido influyentes en el mundo del arte, sino que también han dejado una huella en el activismo feminista, la lucha contra el racismo y la visibilidad de las mujeres en muchas otras disciplinas. Han logrado que muchas mujeres y artistas de color sean reconocidos en los circuitos artísticos, logrando que museos y galerías revisen sus políticas de inclusión.
El colectivo sigue activo, con nuevas generaciones que continúan su labor, y la crítica al sistema patriarcal y blanco sigue vigente. En un mundo donde las mujeres y las minorías aún luchan por obtener visibilidad y respeto, las Guerrilla Girls siguen siendo un referente y un recordatorio de que el arte puede ser un poderoso medio de transformación social.