Opinión

La sanción clandestina

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Sin difusión, publicidad ni previo aviso. Casi de forma clandestina se ha conocido que la acción de la jugadora del FC Barcelona Mapi León sobre su compañera del Espanyol Daniela Caracas, dos meses después, ha sido objeto de sanción. Dos partidos cumplirá la futbolista del Barça, sancionada por el Comité de Disciplina de la RFEF, el primero de ellos ha sido este domingo ante el At. Madrid y el segundo será este miércoles ante el Sevilla.

Las imágenes de la retransmisión televisiva durante el último Espanyol- FC Barcelona femenino dejaban pocas dudas. Plano medio y dos jugadoras en la pantalla, Mapi toca los genitales de Daniela Caracas, también sale alguna frase de su boca, imposible de descifrar.

A partir de ahí el Espanyol reaccionó calificando así los hechos “se trata de una acción que consideramos inaceptable y que no debe pasar desapercibida (…) María Pilar León realizó un gesto que vulnera la intimidad de nuestra jugadora”.

Explicaba el Espanyol en el comunicado que la jugadora afectada en el momento no reaccionó airadamente ni protestó por evitar una sanción disciplinaria y perjudicar al equipo (conviene recordar que no hay VAR en la Liga F), pero sorprendía aún más el silencio posterior de Caracas y que no denunciase los hechos. Miembros de AFE visitaron días después el vestuario del equipo y ofrecieron su asesoría jurídica por si la futbolista así lo deseaba.

El Comité de Disciplina ha actuado de oficio a raíz de las imágenes de la retransmisión, porque en el acta del partido no hubo ni rastro del incidente. Aplican el artículo 129 del Código Disciplinario de la RFEF que se refiere a “conductas contrarias al buen orden deportivo” y el TAD no ha accedido a las medidas cautelares que solicitaban tanto el FC Barcelona como la jugadora.

Ahora que la acción ha sido entendida por la justicia deportiva como una conducta inapropiada, chirría aún más la reacción de una futbolista que a lo largo de su carrera ha destacado por su coherencia y por ser consecuente, como cuando renunció a la selección y a jugar un Mundial por considerar que los cambios que ella y sus compañeras llevaban meses reclamando, no se habían producido.

Mapi a ojos de muchos, tuvo más dignidad y más arrestos que muchas de sus compañeras haciendo una renuncia deportiva y económica que pocos deportistas harían, precisamente por ser consecuente con sus reivindicaciones, sus derechos y los de sus compañeras.

Por eso cuesta verla ahora embarrancar en este barro tan desagradable. No solo por la acción del tocamiento en sí, inaceptable. Sino por su obstinación en defender lo indefendible. “Se ha generado ruido y una polémica entorno a mi nombre que solo busca dañar mi imagen y principios, divulgando para ello noticias y actos manipulados para otros objetos que se hacen evidentes en la semana en la que estamos” dijo Mapi en un comunicado posterior a los hechos. También negaba la mayor “no hay ningún tocamiento en la zona íntima y mucho menos intención de ello”. Intentaba la futbolista relacionar el revuelo que levantaron las imágenes con la coincidencia en el tiempo con el juicio a Rubiales, que se veía en la Audiencia en esos días.

¿Qué tendrá que ver Rubiales y su beso con un tocamiento en los genitales a una rival? ¿No hubiera sido más coherente reconocer el error y pedir disculpas?

Tampoco ayudan la palabras de algunas de sus compañeras del Barça, “mucho apoyo para nuestra compañera Mapi, estamos con ella” .

¿Y con Daniela? ¿Están y estuvieron con Daniela y con las buenas conductas en el terreno de juego?

Entre los muchos tatuajes que adornan la piel de Mapi León hay uno visible en su cuello que dice “looks can be deceiving”, en español “las apariencias engañan”. Que un error no se convierta en engaño. Especialmente hacia ella misma.

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